¿Quién paga la hipoteca de una vivienda destruida?
El Consejo de Ministros ha aprobado un paquete de ayudas adicionales para los ciudadanos afectados por la DANA. Como parte de las nuevas medidas, se extiende el periodo en el que se puede congelar el pago de las hipotecas. Aun así, ¿quién se hace cargo de la hipoteca si nuestra vivienda está destruida? ¿Tenemos derecho a alguna ayuda si no habíamos contratado un seguro del hogar?
El Boletín Oficial del Estado (BOE) ha publicado hoy martes el segundo paquete de medidas urgentes aprobado por el Consejo de Ministros para ayudar a los ciudadanos afectados por la DANA en los municipios de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, a fin de aliviar la desastrosa situación económica en que se encuentran un gran número de familias, autónomos y empresas a consecuencia de las inundaciones.
El nuevo paquete de ayudas incluye 110 medidas adicionales por un valor de 3.765 millones de euros, que se añaden a las de 10.600 millones anunciadas el 5 de noviembre, sumando un total de 14.365 millones para los damnificados. Con estas ayudas se quiere avanzar en la primera fase de respuesta inmediata y en la segunda de reconstrucción, dentro del Pla de Respuesta Inmediata, Reconstrucción y Relanzamiento frente a los daños causados por la DANA.
Entre las nuevas medidas, Pedro Sánchez apunta que se pueden extender las ayudas por daños de las viviendas a los propietarios que no residían, pero que las tenían arrendadas, así como la compensación por pérdidas materiales a los inquilinos y bienes que no sean de primera necesidad. Además, “para que estas ayudas lleguen más rápidamente, hemos decidido en este Consejo de Ministros realizar un anticipo inmediato del 50% a todos los ciudadanos que soliciten estas ayudas.”
¿Quién se hace cargo de las hipotecas de los afectados?
El Ministerio de Hacienda y el sector bancario se han movilizado para poner en práctica una moratoria de al menos tres meses en los pagos de las hipotecas para los ciudadanos afectados por la DANA. Se trata de una medida similar a la implementada por la banca española después de la erupción volcánica en La Palma, en que se concedieron 3.227 moratorias por un total de 133,8 millones de euros.
En este contexto, y según el decreto aprobado la semana pasada, las familias podían acogerse a una nueva prórroga de nueve meses más, durante los cuales no hay que pagar el capital del préstamo, pero sí que se continuarán cobrando los intereses que se generen. Con las nuevas medidas aprobadas este lunes, los hogares afectados que presenten riesgo de vulnerabilidad pueden extender este periodo 12 meses adicionales.
Aun así, muchas de estas edificaciones han quedado total o parcialmente destruidas. Se calcula que, solo en los municipios de València, más de 75.000 viviendas se han visto afectados por las inundaciones. En estos casos, los seguros del hogar, excepto coberturas específicas acordadas, no cubren la destrucción de una vivienda por una catástrofe natural y será el Consorcio de Compensación de Seguros el que se responsabilice de los daños.
Eso sí, solo estarán cubiertos por el Consorcio aquellos propietarios que tuvieran contratado un seguro de hogar. Para los casos en que no exista un seguro, el Gobierno tiene la potestad de catalogar en una zona como catastrófica, de manera se puede tener acceso a una serie de ayudas de las administraciones públicas.
En cuanto a los damnificados por esta DANA, las personas que se hayan visto afectadas podrán solicitar hasta 60.480 euros por destrucción total de la vivienda habitual; 41.280 euros si los daños afectan la estructura; 20.640 euros si no afectan la estructura,10.320 euros para enseres domésticos esenciales y 36.896 euros para elementos comunes de una comunidad de propietarios. Además, se permite, sin ningún coste para el consumidor, modificar y suspender temporalmente los contratos de suministro, así como aplazar las facturas.
Para más información sobre las ayudas disponibles y de cómo pedirlas, puedes consultar las páginas web de la Administración y de la asociación de consumidores FACUA.
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La clase política occidental y sus medios de comunicación han afirmado repetidamente que las sanciones pondrían a Rusia contra las cuerdas, pero el asalto económico occidental se ha mostrado mayoritariamente ineficaz y contraproducente. Mientras que la economía rusa y su maquinaria bélica prosperan, las principales economías europeas se han hundido. ¿Qué ha fallado?
Desde el inicio del conflicto armado en Ucrania en 2014, los Estados Unidos y sus países clientelares impusieron sanciones y restricciones comerciales sin precedentes contra Rusia. Con estas medidas se pretendía hundir la economía rusa, desmantelar su maquinaria bélica y limitar su capacidad para financiar la guerra.
Las sanciones actuales contra Rusia van mucho más allá de las sanciones tradicionales que han utilizado los Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial para “castigar” a cualquier país que amenace su hegemonía en el tablero de ajedrez geopolítico mundial y que, históricamente, se han dirigido especialmente contra el sistema bancario y las élites. Aun así, se han convertido en el ejemplo más evidente del fracaso en el uso de sanciones económicas para conseguir los resultados deseados.
Este asedio económico occidental estaba pensado para atacar la economía rusa en todos los frentes. Por un lado, castrar su capacidad de financiación, requisando la mitad de las reservas extranjeras de divisas y de oro, cerca de 400.000 millones de euros, así como imposibilitar que pueda pagar su deuda exterior en dólares, todo y su voluntad y capacidad de hacerlo, para forzar una suspensión de pagos.
Además, el control que los Estados Unidos ejercen sobre SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), así como del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), sumado a la hegemonía del petrodólar, les permitía aislar a Rusia del sistema económico global dirigido por el Occidente, tal como hicieron anteriormente contra Irán cuando los Estados Unidos abandonaron unilateralmente el acuerdo nuclear después de incumplirlo desde el primer día en que entró en vigor.
Por otro lado, se querían frenar sus exportaciones de hidrocarburos y así limitar su capacidad para financiar la guerra. Sin embargo, mientras que las economías de la Europa Occidental se hundían e incluso entraban en recesión, la economía rusa creció un 3,6% durante el 2023 y se prevé que crezca otro 2,6% el 2024, según datos del FMI.
Del mismo modo, a pesar de que la propaganda mediática occidental no se ha cansado de repetir constantemente que Rusia se quedaba sin munición y otro material bélico, la capacidad industrial militar combinada de todo el bloque occidental y algunos de sus súbditos como Corea del Sur, Japón e Israel, sigue siendo muy inferior a la rusa. De hecho, ni siquiera pueden mantener la producción necesaria para alimentar la guerra subsidiaría de los Estados Unidos en Ucrania, ni hablar de producir suficiente munición para una confrontación directa contra Rusia.
La supuesta comunidad internacional
La retórica propagandística occidental también nos quiere hacer creer que la comunidad internacional apoya a las sanciones contra Rusia, pero hay que tener en cuenta que esta supuesta “comunidad internacional” solo engloba en los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, la Unión Europea, y quizás Australia, Japón y alguna isla de la Micronesia. Por lo tanto, no incluye a la gran parte de la comunidad internacional que, o bien, está en contra de las sanciones o prefiere mantenerse neutral.
Este hecho se ha visto reflejado en el fracaso del seguimiento de las sanciones impuestas por Occidente por parte de la comunidad internacional “real”, que incluye a China y a la India y, que han sido claves a la hora de mantener las exportaciones del petróleo ruso. Incluso hacia la Unión Europea y en los Estados Unidos, con pleno conocimiento de causa de los dos actores occidentales y consolidando la hipocresía del “haz lo que digo, no lo que hago”.
La misma Unión Europea que ha seguido comprando directamente volúmenes récord de gas natural licuado (GNL) procedente de Rusia. Mientras que los Estados Unidos se enriquecían triplicando sus exportaciones de GNL en la UE, que vienen a “precio de oro”, y convirtiéndose en el exportador más grande de GNL del mundo. Todo gracias a las sanciones económicas y al sabotaje de los gasoductos Norte Stream.
Un nuevo paradigma comercial y monetario
Aparte de las relacionadas con el sector energético, las razones más evidentes por el fracaso de las sanciones comerciales a Rusia se centran en cuestiones relativas a su aplicación. Las complejas cadenas de suministro, las lagunas en las exportaciones de bienes de doble uso y la reticencia de las empresas a interrumpir por completo sus negocios con el mercado ruso, que han establecido corredores comerciales alternativos a través de países fronterizos y afines en Rusia.
En el ámbito monetario, la convertibilidad temporal del rublo al oro a un precio fijo no significó una vuelta al “patrón oro”, pero aconteció una herramienta clave para recuperar y estabilizar el valor del rublo después de la caída experimentada por las sanciones. Una revalorización del rublo en relación con el dólar que incluso permitió al Banco Central de Rusia bajar los tipos de interés para evitar una excesiva apreciación de la moneda estatal.
Después de que una gran parte de los gobiernos occidentales prohibieran las importaciones de oro ruso, China empezó a comprar este metal precioso ruso en cifras récord. Solo en julio del 2022 ya había importado oro por un valor de 109 millones de euros, un aumento del 750% respecto al mes anterior y de un 4.800% en comparación al mismo periodo del 2021.
Así mismo, durante la pasada década, Rusia y China han iniciado programas y han firmado acuerdos de desdolarització, a la vez que han puesto en funcionamiento sistemas de protocolos de comunicación interbancaria alternativos al SWIFT y han creado monedas digitales vinculadas a sus bancos centrales (CBDC).
Occidente ha perdido toda su credibilidad
Dejando de lado la hipocresía de las sanciones económicas y el trasfondo del golpe de Estado orquestado por Victoria Nuland en Kiev el 2014 i detonante del actual conflicto armado en Ucrania, hace décadas que Occidente ha perdido cualquier verosimilitud de ser una autoridad moral, si es que nunca lo ha sido.
Sin querer hacer una recopilación de todas las guerras impuestas por los Estados Unidos y sus “aliados” durante las últimas décadas bajo justificaciones basadas en una sarta de mentiras, no podemos obviar la ocupación militar ilegal actual de países como Siria e Irak por parte de los Estados Unidos, o el mismo caso de Israel también con Siria o el Líbano y Palestina. Es bastante evidente que el derecho internacional y la soberanía de los pueblos solo son relevantes y respetados cuando conviene a Occidente.
Si alguien todavía tenía alguna duda, el apoyo político y militar al genocidio en curso en Gaza ha evaporizado la última pizca de integridad que le quedaba a la brújula moral occidental. La complicidad de Occidente al facilitar esta masacre es una acción criminal digna de los juicios de Núremberg. Clare Daly, eurodiputada por Irlanda, ha sido una de las pocas palomas blancas en un Parlamento Europeo lleno de halcones de la guerra al tildar a Ursula von der Leyen como “Frau Genocide“.
Dada la flagrante hipocresía de Occidente en materia de derechos humanos y derecho internacional, no es de extrañar que algunas de sus empresas simplemente pretendan cumplir con las sanciones de cara a la galería, mientras que, a puerta cerrada, están haciendo todo lo que pueden para eludirlas. Así mismo, tampoco sería lógico esperar que la comunidad internacional siga las órdenes del equivalente geopolítico de un acosador escolar que cada día pierde más fuerza ante un mundo multipolar.
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Cuando se habla de ciclo económico se hace referencia a las fluctuaciones de la actividad económica que se suceden a lo largo de un determinado periodo de tiempo y que responden a cuatro etapas: recuperación, auge, contracción y depresión. Te explicamos las diferentes fases y sus características.
A pesar de que históricamente las economías de mercado siguen una tendencia creciente, no acostumbran a hacerlo de una manera estable, sino que se producen altibajos. Estas variaciones son cíclicas, es decir, siguen unas fases de expansión, contracción, expansión, contracción… y así sucesivamente. Por lo tanto, las fluctuaciones de la actividad económica que se repiten a lo largo del tiempo son inherentes a las economías capitalistas y se conocen como ciclo económico.
El ciclo económico se puede dividir en cuatro fases que describen las oscilaciones de la actividad económica y determinan la evolución del PIB. Estas cuatro etapas a menudo tienen una intensidad y duración variables en cada ciclo, pero siguen siempre un mismo patrón.
- Recuperación o expansión. Es la fase ascendente del ciclo, después de que la economía ha tocado fondo. Se caracteriza por el optimismo del mercado y de los consumidores que aumentan las inversiones y el gasto. De este modo se produce un incremento en la producción, el comercio y la ocupación. Es decir, todas las variables económicas tienen un movimiento ascendente.
- Auge o pico. La economía llega a su punto máximo de crecimiento. Esto se refleja en una baja tasa de desocupación y una elevada producción. Aun así, la actividad económica empieza a mostrar señales de agotamiento o se produce un sobrecalentamiento de la economía a consecuencia de la falta de mano de obra o escasez de materias primas, lo cual puede hacer aumentar los costes. Este es el punto de transición entre la expansión y la recesión.
- Contracción o recesión. Se trata de la fase descendente del ciclo. Esta fase se caracteriza por una reducción generalizada de la actividad económica: se contrae el PIB, cae la producción y aumenta el paro. Las empresas recortan las inversiones y los consumidores reducen el gasto a causa de la incertidumbre sobre el futuro económico.
- Depresión. La economía llega a su punto más bajo del ciclo. Es la fase de mayor escasez de recursos, en la cual la actividad económica está bajo mínimos y empeora la calidad de vida de la población, registrándose una alta tasa de desocupación. Durante esta fase los precios bajan o se mantienen estables.
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Los 28 catalanes entre las 100 fortunas más grandes de España aumentan el valor de su patrimonio en un 4,2%, hasta los 27.200 millones de euros, manteniendo a Cataluña como el segundo territorio del Estado con más fortunas en la lista de Forbes.
El ranking anual de los 100 españoles más ricos que elabora la edición española de la revista Forbes publicado este martes muestra que el número de catalanes que aparecen a la lista ha disminuido respecto a la edición del año pasado, pero los que los incluidos han aumentado su fortuna.
Según el ranking Forbes, Cataluña cuenta con 28 millonarios entre los 100 más ricos de España que han visto aumentada su fortuna en un 4,2%, acumulando un patrimonio de hasta 27.200 millones de euros. El Principado se mantiene como el segundo territorio de España que más grandes fortunas acumula, por detrás de Madrid.
Isak Andic, fundador de Mango, y Sol Daurella, presidenta de Coca Cola Europacific Partners, mantienen su posición como las dos personas más ricas de Cataluña con unos patrimonios de 4.500 millones de euros (+1800 M€) y 3.000 millones (+1000 M€) respectivamente. En tercera posición los sigue José María Serra Farré, accionista mayoritario del Grupo Catalana Occidente, con 1.700 millones de euros (+200 M€).
El cuarto catalán más rico del 2024 es el empresario Simó Barceló, propietario de la cadena hoteles Barceló, con una fortuna de 1.600 millones de euros. También hay que destacar la entrada en la posición 90 del ranking global de Joan Font Fabregó, fundador y presidente de la cadena de supermercados Bonpreu, que acumula 400 millones de euros, así como la salida de la familia Grífols, habitual durante años a la lista de Forbes.
El fundador de Inditex continúa siendo el hombre más rico del Estado
En cuanto al conjunto de España, la suma de las 100 fortunas españolas asciende a los 250.400 millones de euros, un incremento del 27,7% respecto al pasado año. Amancio Ortega, fundador de Inditex, repite como el empresario más rico del Estado con un patrimonio de 120.200 millones de euros (+38.000 M€) y ya hace una década que encabeza la lista española.
En segundo lugar, encontramos a su hija, Sandra Ortega, con un patrimonio que ha crecido hasta los 10.400 millones de euros (+3.300 M€). A continuación hay del presidente de Ferrovial, Rafael del Pino, que completa el podio con una fortuna valorada en 7.100 millones de euros (+1.200 M€).
Les sigue el presidente de Mercadona, Juan Roig, que asciende a la cuarta posición con una riqueza de 5.800 millones de euros (+1.900 M€). Roig posee aproximadamente un 51% de participación de esta empresa que no cotiza a bolsa, y su mujer, Hortensia Herrero, es propietaria del 28%, sumando entre los dos casi el 80% (descontando la autocartera).
El ascenso más importante dentro de la lista de Forbes lo ha protagonizado Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, que ha saltado de la posición 35 a la 95 desde la edición del año pasado con un patrimonio de 1.200 millones de euros. Finalmente, en cuanto a las nuevas entradas al listado destaca Jesús Núñez de Gesbolsa Inversiones que se coloca en el vigésimo tercero lugar con una fortuna de 1.500 millones de euros.
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L’increment d’esdeveniments climàtics extrems suposa un repte per als governs i la població. Quines són les conseqüències econòmiques del canvi climàtic? Com ens podem preparar per als desastres naturals que afecten el nostre territori? En parlem amb Gemma Vallet, directora d’11Onze District i Carolina Rafales, de l’equip de producte.
Es preveu que l’estiu d’aquest any sigui un dels més calorosos de la sèrie històrica, es tracta d’una previsió que sembla repetir-se any rere any. Una entrada d’estiu marcada per un temps inestable i tempestes. Cada vegada més sovint, els meteoròlegs avisen que ve una nova DANA (depressió aïllada a nivells alts), més coneguda com a gota freda, que pot provocar precipitacions intenses durant hores o dies.
Els efectes del canvi climàtic són cada cop més palpables i no ens queda més remei que adaptar-nos i prendre les mesures necessàries per pal·liar els efectes econòmics i socials que acompanyen aquests esdeveniments climàtics extrems. Com explica Carolina Rafales, “Aquests fenòmens meteorològics poden presentar tempestes violentes i pedregades, per això cal estar preparats”.
Com fer front a una DANA
Aquest fenomen meteorològic es caracteritza per les precipitacions torrencials, sovint violentes i acompanyades de forts vents, que poden produir inundacions. El fet que aquestes precipitacions es produeixin en poc temps i en zones molt localitzades fa que puguin causar d’anys a les infraestructures i edificis perquè es fa difícil canalitzar tanta quantitat d’aigua.
Si la regió on vivim pot ser afectada per una gota freda “és essencial estar informats del desenvolupament de la tempesta i evitar sortir de casa a peu o en cotxe”, apunta Rafales.
Així mateix, ens recorda que “cal assegurar-se que les canonades i desaigües de casa nostra estan lliures d’obstruccions”.
De la mateixa manera, no estaria de més preparar-nos per si marxés la llum, un dels efectes negatius que sovint acompanyen aquestes tempestes. Rafales ens aconsella tenir sempre els mòbils ben carregats, o bateries externes auxiliars. En casos d’inundacions extremes haurem d’abandonar l’àrea afectada i buscar refugi en una zona alta, per la qual cosa és aconsellable tenir reparat un kit d’emergències que inclogui roba de recanvi, llanternes, una ràdio, una farmaciola i provisions.
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La economía española continúa comportándose mejor de lo esperado. En medio del estancamiento europeo, el FMI eleva el crecimiento español al 2,9% para 2024. Aun así, esta bonanza económica no se traduce en una mejora significativa del poder adquisitivo de la ciudadanía. ¿Cómo se explica esta discrepancia?
La economía española hace años que está experimentando un periodo de crecimiento notable que, al menos sobre el papel, parece ser todo un éxito. Se ha convertido en el motor que impulsa el crecimiento de la zona euro, superando a sus vecinos europeos, especialmente a una Alemania que representa el punto débil de una economía mundial resiliente.
El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) mejora las proyecciones del Banco de España y eleva el crecimiento de España medio punto al 2,9% en 2024, la mejora de crecimiento más grande entre las economías avanzadas. Esto sitúa a la economía española muy por delante de los crecimientos previstos para Alemania, Francia, Italia o el conjunto de la eurozona, incluso por encima de las de los Estados Unidos y el Reino Unido.
Un crecimiento impulsado por el turismo, el consumo y la inversión
La excepcionalidad de España se debe a una combinación de varios factores. Se explica en buena parte por el dinamismo del consumo de las familias, espoleado por la moderación de la inflación y las bajadas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE).
Por otro lado, la recuperación continuada de la ocupación, un sector turístico y de servicios en auge y un contexto favorable de inversión secundado por fondos europeos, son los ingredientes que están impulsando una economía que se había quedado atrás después de las últimas crisis.
A pesar de que el buen rendimiento de estos sectores ha permitido mantener el PIB al alza, esto no se ha reflejado en una mejora significativa de los ingresos de las familias. Además, el FMI apunta que la tasa de inflación de España registrará este año una media del 2,8%, una subida de los precios “más intensa” del esperado en la zona euro, donde habrá una alza del 2,4%.
La precariedad laboral y el raquítico crecimiento del PIB per cápita
El PIB per cápita de los españoles continúa distanciándose de sus socios comunitarios. Según los últimos datos de Eurostat, ha pasado de 25.420 euros el 2019 a 25.620 euros de este año, un crecimiento de solo el 0.1%. Aunque el poder adquisitivo per cápita en España ha subido un 7% este año, hasta 16.449 euros, la diferencia respecto a la media europea nos aleja un punto porcentual en relación con el año anterior, cuando fue de un 6%, tal como refleja el informe GfK Purchasing Power 2023. Además, España está entre los países que más poder adquisitivo pierden respecto al precio de los alimentos.
Como explica el diario El Economista, “el dato que desmonta el milagro económico es el PIB per cápita, un indicador algo más depurado que apenas ha crecido en España en los últimos cuatro años… e incluso en los últimos 15”. En declaraciones al informativo, Judith Arnal, investigadora principal en el Real Instituto Elcano y consejera independiente del Banco de España, explica que “el PIB de España se ha apoyado en el aumento de la población, el consumo público y las exportaciones de servicios” mientras que en otros países “se enfoca en la inversión y las exportaciones de bienes.”
El otro gran obstáculo que impide que el crecimiento se traduzca en un aumento del poder adquisitivo es el problema crónico de la baja calidad laboral en España. A pesar de que la tasa de paro ha disminuido, los salarios continúan siendo bajos en comparación con otros países europeos. Además, la alta temporalidad en el mercado laboral español —el 61,7% de los jóvenes en España tiene un contrato temporal— impide que los trabajadores disfruten de una estabilidad económica que garantice unos ingresos consistentes de los hogares.
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Los imperios surgen y desaparecen de manera predecible, siguiendo pautas establecidas que se han repetido a lo largo de la historia. Estos indicadores económicos y geopolíticos, que podemos identificar también hoy, no son nada más que el preludio de un cambio de paradigma.
Ray Dalio es un reconocido inversor norteamericano y fundador de la firma Bridgewater Associates que ha dedicado su carrera en analizar tendencias y ciclos económicos a lo largo de la historia. También es un prolífico autor de libros sobre economía donde explica las ideas y razonamientos que han marcado su exitosa trayectoria profesional y que lo han convertido en una voz influyente en el mundo de las finanzas. A través de sus reflexiones nos recuerda que ningún sistema es inmutable y que los cambios económicos, sociales y políticos pueden transformar el orden mundial establecido.
Según su teoría, los imperios surgen cuando un país se convierte en una superpotencia económica y militar, consiguiendo una hegemonía mundial y estableciendo su moneda como referencia internacional. Sin embargo, a medida que esta hegemonía se enfrenta a desafíos internos y externos, el imperio empieza a declinar en un proceso que describe como un ciclo natural de crecimiento y declive.
La intención de sus estudios es analizar el periodo histórico más largo posible para encontrar patrones de cambio económico y social que nos puedan ayudar a entender por qué los imperios fracasan. De manera que políticos, empresarios y el resto de la población, tengan a su disposición valiosas pistas para prepararse para un cambio de paradigma que es inevitable, puesto que según sostiene Dalio, “la historia se repite en un Gran Ciclo arquetípico” que tarde o temprano se consumará.
Cuando la carga de la deuda pública se hace insostenible
Dalio identifica varias causas que contribuyen al declive de los imperios. Una de ellas es el aumento de las desigualdades económicas y sociales. A medida que la desigualdad crece, la cohesión social se ve minada, generando tensiones internas que debilitan al imperio. Además, el exceso de deuda pública y privada, así como las políticas monetarias inadecuadas, pueden llevar a crisis financieras y a un declive económico general.
Del mismo modo, el célebre inversor apunta que históricamente las grandes potencias han tenido su moneda como referencia internacional, pero a medida que sus economías perdían peso global – a menudo por una falta de confianza en sus políticas económicas y monetarias – la moneda de reserva también perdía su preeminencia.
Aplicándolo al contexto actual, señala que el principal motivo por el cual el dólar está en peligro es debido al gran déficit fiscal que sufren los Estados Unidos. Esto ha generado un endeudamiento masivo, el cual es sostenible mientras el mundo continúe confiando en la capacidad de los Estados Unidos para pagar sus obligaciones. Aun así, si la confianza decrece, los inversores y los países que ahora compran su deuda podrían buscar otras alternativas para diversificar sus reservas monetarias.
El fundador de Bridgewater argumenta que esto ya podría estar pasando porque los EE. UU. se encuentra en las últimas fases de una crisis de deuda y cree que al Gobierno le resultará difícil encontrar suficientes compradores para los nuevos bonos emitidos: “Estamos a primeros de una crisis de deuda muy clásica de finales del gran ciclo, cuando se produce una brecha entre la oferta y la demanda, es decir, cuando se crea demasiada deuda y también hay escasez de compradores”.
China desafía la hegemonía de Washington
En este contexto de desconfianza en la habilidad del gobierno de los EE. UU. para controlar sus gastos, las nuevas potencias emergentes intentan reducir su dependencia del dólar mediante un proceso de desdolarización que desvincula sus economías del sistema monetario internacional dominado por los Estados Unidos y diversificando sus reservas en valores seguros como el oro.
El grupo de los BRICS está trabajando en su propia moneda. China es el gran impulsor de una divisa que, a diferencia del dólar o del euro, podría estar apoyada por el oro y otras materias primas. Un escenario que sigue el patrón de declive imperial que Dalio ha observado a lo largo de la historia y que avisa que: “Todo esto que ha empezado como una guerra comercial y económica podría desembocar en un conflicto armado”.
Se trata de un escenario que no es nada descartable, teniendo en cuenta los numerosos ejemplos pasados donde la retórica beligerante de los Estados Unidos ha venido acompañada de sanciones económicas y acciones militares contra cualquier otro actor global que amenace su hegemonía. La escalada de tensiones con China por parte de la administración norteamericana parece seguir el mismo patrón que ha culminado en un conflicto armado, de facto, entre los Estados Unidos y Rusia en el continente Europeo. Y es que, como afirma Dalio, “las potencias dominantes no caen sin luchar”.
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Con el cambio climático, los desastres naturales son cada vez más frecuentes. Y no siempre es tu compañía la responsable de indemnizarte cuando alguno de tus bienes asegurados sufre daños.
El cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. Los largos periodos de sequía y temperaturas en máximos históricos dan paso en ocasiones a fuertes tormentas de agua o hielo. Un ejemplo es el pedrisco que castigó comarcas como el Baix Empordà, el Gironès y el Pla de l’Estany a finales de agosto. Los bloques de hielo que cayeron, algunos de más de diez centímetros de diámetro, provocaron incluso la muerte de una niña de 20 meses.
Más allá de la imposibilidad de compensar desgracias personales como esa, las pólizas de seguro pueden cubrir algunos daños materiales vinculados a los desastres naturales, pero no tienen por qué cubrirlos todos. Además, las características del incidente determinarán si nos tiene que indemnizar directamente nuestra compañía o el Consorcio de Compensación de Seguros, una entidad que cubre riesgos extraordinarios en caso de ciertas catástrofes naturales. Eso sí, única y exclusivamente en caso de que el bien afectado esté asegurado.
Los daños en vehículos y hogares provocados por el impacto de granizo o pedrisco, muy típicos de finales de verano, quedan fuera de esa cobertura de “riesgos extraordinarios”. Por ello, es nuestra propia compañía la que debería indemnizarnos según la cobertura contratada. Si nuestro seguro de coche incluye cristales, podremos reclamar las lunas dañadas por el granizo. Pero las abolladuras en la chapa solo nos las compensarán si tenemos el seguro a todo riesgo.
En cuanto a los daños en los campos de cultivo y las explotaciones ganaderas o agropecuarias, tampoco quedan cubiertos por el Consorcio. Existe un sistema estatal para darles cobertura, el Agroseguro, que da derecho a compensaciones económicas si tenemos asegurado alguno de estos espacios frente a un fenómeno meteorológico concreto y resulta dañado por este.
¿Qué cubre el Consorcio de Compensación de Seguros?
Esta entidad se hace cargo, entre otros, de los daños en nuestros bienes asegurados provocados por inundaciones extraordinarias, terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, tempestades ciclónicas atípicas y la caída de cuerpos siderales o aerolitos.
De las anteriores catástrofes naturales, las inundaciones son las que más daños producen en Cataluña. Y, a efectos de cobertura, se consideran como tales “el anegamiento del terreno producido por lluvias o deshielo; por aguas procedentes de lagos con salida natural, de rías o ríos, o de cursos naturales de agua en superficie cuando se desborden de sus cauces normales”, según el propio Consorcio. Asimismo, se incluye el embate de mar en la costa, aunque no haya anegamiento.
Hay que tener en cuenta que no quedan comprendidos bajo este concepto de inundación la lluvia caída directamente sobre el riesgo asegurado, o la recogida por su cubierta o azotea, su red de desagüe o sus patios, como tampoco la inundación ocasionada por rotura de presas, canales, alcantarillas, colectores y otros cauces subterráneos artificiales, salvo que la rotura se haya producido como consecuencia directa del evento extraordinario cubierto por el Consorcio.
En el caso de una tempestad ciclónica atípica quedan incluidos, entre otros, los tornados y los vientos extraordinarios, caracterizados por la existencia de rachas superiores a los 120 km/h.
El asegurado tiene pleno derecho a la indemnización, aunque por parte de los poderes públicos no se emita una declaración oficial de “catástrofe” o de “zona catastrófica”. Pero para que este organismo cubra los daños causados por terremotos, maremotos, erupciones volcánicas y caída de cuerpos siderales o aerolitos, deben certificarlos el Instituto Geográfico Nacional o el organismo público competente en la materia.
¿Cuándo no cubre los daños el Consorcio?
Según el Reglamento del Seguro de Riesgos Extraordinarios, en algunas circunstancias no tendremos derecho a indemnización por parte del Consorcio de Compensación de Seguros a pesar de haber asegurado el bien dañado.
Uno de los casos es cuando el seguro contratado es de transporte de mercancías, de construcción y montaje, de responsabilidad civil, de enfermedad, de defensa jurídica o de asistencia en viaje. La misma exclusión se aplica a las pólizas que cubren producciones agropecuarias susceptibles de asegurarse a través del sistema de Seguros Agrarios Combinados.
En cuanto al tipo de daños, por ejemplo, no están cubiertos los producidos por alteraciones en el suministro de cualquier tipo de energía. Tampoco está cubierta la pérdida de beneficios a consecuencia de daños sufridos por otros bienes o por otras personas físicas o jurídicas distintas del asegurado.
Cómo se financia el Consorcio
El Consorcio de Compensación de Seguros, que depende del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, se financia con un porcentaje de cada póliza de vehículo y de hogar que se contrata.
Es importante tener en cuenta que este tipo de indemnizaciones no tiene nada que ver con las ayudas que puedan ofrecer las Administraciones públicas en caso de declarar como “zona catastrófica” una área concreta del territorio por algún efecto meteorológico extremo.
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El modelo económico occidental se caracteriza, desde hace muchos años, por un sistema de capitalismo clientelista basado en la promiscua relación entre política y negocios. Un mal endémico que afecta, en mayor o menor medida, a la gran mayoría de países.
Xavi Viñolas, redactor de 11Onze
Capitalismo clientelista o de amiguitos – ‘crony capitalism’ en inglés – es un término utilizado para describir un sistema capitalista en el cual el éxito de los negocios depende de los tratos de favor mutuo entre empresarios y políticos. Estas relaciones a menudo conducen a políticas gubernamentales que benefician a un pequeño número de empresas o individuos en detrimento de los intereses del público en general, que acaban instrumentalizados por el poder.
El uso de las conexiones políticas para asegurarse un trato preferencial o para obtener una ventaja injusta puede adoptar la forma de contratos públicos, subvenciones o normativas y leyes que favorecen a un grupo selecto de empresas o individuos. Las comisiones, los sobornos y las puertas giratorias de los políticos a las grandes empresas son parte del léxico que acompaña a esta práctica de nepotismo y corrupción que, desgraciadamente, ya no sorprende a nadie.
En este contexto, la actividad económica no sigue los principios de una economía de libre mercado pensada para servir al consumidor con los mejores productos, sino a mantener el favor del poder político a través de empresarios o lobbies que corrompen funcionarios públicos, generando ineficiencias, fomentando los oligopolios, frenando el crecimiento económico y erosionando la confianza en la clase política.
La crisis financiera global de 2008 es un excelente ejemplo de como la colusión entre entidades financieras y gobiernos puede conducir a prácticas arriesgadas e irresponsables por parte de monopolios que controlan el mercado, provocando una devastación económica que acaban pagando los contribuyentes, rescatando a bancos de la quiebra con dinero público
La desafección política
Una de las consecuencias más graves de la corrupción y abuso de poder gubernamental generalizado es que los ciudadanos se desentienden del proceso político. La apatía y el cinismo de una población, que ve como los funcionarios públicos utilizan sus cargos en beneficio propio, se manifiestan con una baja participación electoral y una destrucción de la fibra moral de la sociedad.
Si la falta de transparencia y supervisión debilita la confianza en las instituciones gubernamentales y provoca que los políticos no tengan que rendir cuentas por sus actos, se hace difícil convencer a los ciudadanos que las mejoras sociales y económicas se consiguen poniendo a la práctica valores éticos como el esfuerzo, el trabajo y la honestidad.
La ausencia de credibilidad asociada con los gobiernos se ve agraviada por un sistema político bipartidista, de jure o de facto, establecido a lo largo del mundo occidental, que en muchos casos no favorece ni siquiera dos partidos o coaliciones políticas antagónicas entre ellas. Por el contrario, a menudo se trata de dos actores políticos que se reparten el poder de una manera cíclica, pero con pocas diferencias en la aplicación de políticas que benefician al establishment o poderes fácticos que actúan al margen de las instituciones.
Sin información no se pueden rendir cuentas
Una prensa libre es la piedra angular de las sociedades democráticas. Sirve de control del poder gubernamental y fomenta la transparencia y la rendición de cuentas. Sin una prensa libre, los ciudadanos no podrían acceder a la información que necesitan para tomar decisiones con conocimiento de causa y exigir responsabilidades a sus dirigentes.
Desgraciadamente, gran parte de los medios de comunicación han pasado a ser un altavoz de las élites económicas y políticas. Lejos de informar de las acciones de gobierno o malas prácticas corporativas, la narrativa periodística a menudo contribuye a su propaganda mientras blanquea la corrupción, garantizando la impunidad de los cargos electos.
Esto pone de manifiesto una falta de voluntad en servir el interés público, evitando que los ciudadanos estén al corriente de acciones de gobierno que pueden comportar conflictos de intereses. Un panorama desolador que difícilmente cambiará, salvo que la sociedad civil se organice para empoderar los ciudadanos a través de la información y la educación, que les permita tomar decisiones que garanticen sus derechos fundamentales.
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El espectacular crecimiento económico de China se ha visto reflejado en la ascendente influencia del gigante asiático en el continente africano. Con unas inversiones que se extienden por todo el territorio y que tienen implicaciones geopolíticas globales.
Como segunda economía mundial, China está ampliando su alcance global y aprovechando los vastos recursos y mercados africanos. En este proceso, el gigante asiático se ha convertido en el principal socio comercial de África, realizando grandes inversiones en infraestructuras, recursos y empresas a lo largo del continente.
Por su parte, los gobiernos africanos ven una oportunidad en este incremento de la presencia china en su territorio, diversificando sus alianzas estratégicas globales a través de un nuevo modelo de desarrollo económico más benevolente que la alternativa neoliberal de los poderes coloniales occidentales.
Por otro lado, lógicamente Europa y los Estados Unidos ven amenazada su posición hegemónica a la hora de decretar qué políticas económicas son más convenientes para el continente, o para ellos mismos, y acusan China de imperialismo.
Préstamos e infraestructura a cambio de recursos naturales
Hay varios factores que han contribuido a este cambio de paradigma. Una de las claves es la búsqueda de recursos naturales para alimentar el rápido crecimiento de la economía china. África es rica en minerales e hidrocarburos que son críticos para el crecimiento económico de China.
Con estas inversiones, Pekín se asegura su acceso a las materias primas necesarias para que su economía continúe creciendo, al mismo tiempo que incrementa las exportaciones de sus productos, servicios y contrataciones para el desarrollo de infraestructuras en los 53 países africanos con los cuales mantiene relaciones diplomáticas y comerciales.
Así mismo, no se puede obviar el deseo de posicionarse para aprovechar el gran mercado de consumidores del continente africano. Con una población de más de 1.400 millones de personas, que espera doblar para el 2050, África es una de las regiones con más crecimiento del PIB, y se prevé que mantenga una tendencia de crecimiento estable y constante entre 2023 y 2027.
A diferencia de las políticas de privatizaciones y de desregulaciones de los mercados promovidas por el Banco Mundial y el FMI, pensadas para beneficiar a las corporaciones occidentales a expensas de la miseria de la población local, que acabará devolviendo los préstamos, China proporciona un tipo de financiación sin interferir en las políticas económicas y que es percibida como un trato menos desigual entre dos actores estatales.
Dicho esto, queda por ver si ante un incremento del sobreendeudamiento y posibles impagos, China seguirá perdonando la deuda a países a africanos a cambio de influencia y nuevos contratos, o se inclinará por el modelo occidental de atarlos en una espiral de deuda impagable para acabar de diezmar la poca soberanía que tienen.
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