Recaredo, trabajar desde la conciencia
La bodega Recaredo, Corpinnat, se encuentra en el núcleo antiguo de Sant Sadurní d’Anoia. Es la única cava que continúa haciendo todo el proceso de vinificación en el centro de la villa y lo hace desde principios del siglo XX. Todo lo que se produce en Recaredo se hace desde la conciencia.
Ton Mata, tercera generación de la bodega Recaredo, hace 25 años que decidió formar parte del negocio familiar. Después de haber estudiado ingeniería aeronáutica, cuando volvió a casa tuvo una larga conversación con su padre y decidió estudiar ingeniería técnica agrícola y entrar a formar parte de la empresa familiar. Ha sido director técnico, director general y, ahora, es consejero delegado. Junto con dos primos más gestionan la empresa bajo la dirección de una persona externa de la familia.
Hacer lo que te gusta
La historia de la bodega es curiosa, dado que todo el Corpinnat que sale de la empresa es fruto de las cosechas propias. “Nosotros venimos de una familia que no tenía viñas —explica Ton Mata—. Mi abuelo, cuando empezó, no tenía ni una sola viña y en estos momentos tenemos 80 hectáreas en propiedad, de las cuales sale la producción de Recaredo 100%, Corpinnat”. Para hacer la producción de vino tranquilo, necesitan comprar uva.
El abuelo de Ton Mata era hijo de una familia de artesanos de la cerámica que hacía las típicas piezas para la construcción. “Mi bisabuela envió al abuelo, cuando era muy jovencito, a trabajar a unas cavas. Y aquí es donde empezó todo”, explica. Allí, el abuelo aprendió el oficio de la segunda fermentación, de todo lo que pasa dentro de la botella (crianza, pupitre, segunda fermentación, degüelle) “y se convirtió en un experto en el arte del degüello manual”. “Entonces se planta para él solo y, poco a poco, transforma el tejar familiar en unas cavas”, amplía. De hecho, la bodega todavía conserva una parte del antiguo tejar.
“Mi abuelo —explica Ton Mata— se da cuenta de que, si quiere hacer un buen vino, necesita una buena viña. Y es así como empezamos la integración vertical, pero en vez de hacerlo de la viña hacia delante, lo hacemos hacia atrás”. La tercera generación está recogiendo los frutos del trabajo hecho por el abuelo. Ton Mata dice que esta herencia les permite hacer “un camino de ensueño”: “Hacer lo que realmente nos gusta y queremos hacer. Procuramos ser libres, no tener ningún vínculo, es decir, que no sea el mercado quien nos marque el camino. Afortunadamente, hasta ahora, hemos encontrado la complicidad de personas que les ha gustado lo que hacemos”.
El ‘terroir’ que acoge a las viñas
Ton Mata explica que la bodega se ha ido transformando y ha pasado de la agricultura tradicional a la agricultura ecológica y, después, a la agricultura biodinámica. “Este proceso nos ha hecho más fuertes en nuestras convicciones, que son: hacer espumosos solo brut nature, hacer vinos que realmente sean capaces de representar un paisaje, un territorio, con todas las consecuencias y no solo de bla, bla, bla; hacer crianzas mucho más largas…”.
Recaredo tiene una producción de 280.000 botellas. Exporta fuera del Estado español un 15%, en el Estado otro 15% y su mercado principal es Cataluña, con un 70%. Ton Mata considera que son una bodega pequeña. A pesar de que mira el sector con preocupación, considera positivo el nacimiento de nuevas empresas que desde la viña sacan al mercado sus productos. Cree que el sector vitivinícola del Penedès se debe atomizar, si se quiere mantener el prestigio de la zona. “Es interesante que haya empresas pequeñas, cada una con su estilo y su personalidad. Es bueno para mantener el equilibrio”, argumenta.
Sin embargo, se manifiesta preocupado por el territorio, el paisaje y el entorno. “Está tan amenazado que me hace sufrir. Corpinnat vamos a contracorriente. Es muy difícil hacer vinos que representen un paisaje si no tienes paisaje de calidad. Las amenazas de infraestructuras como la MAT, polígonos como Can Vies y, sobre todo, los desechos que dejamos en la tierra como los herbicidas o los insecticidas… Está claro que no ayudan a mantener un paisaje de calidad. Este tipo de agricultura no tiene futuro y no es sostenible. Impide hacer vinos que representen un paisaje porque lo que hace es destrozar este paisaje y los vinos acaban enseñando este paisaje destrozado”, se lamenta.
Para Ton Mata practicar agricultura biodinámica hace que sus vinos reflejen el suelo donde han sido cultivados, el ‘terroir’. “Ofrecemos un espumoso que representa la transparencia: de una cosecha, una añada, un ‘terroir’, unas personas y un equipo. Un brut nature es el que da la transparencia más grande, y con esta obsesión de representar el ‘terroir’ te das cuenta de que el paisaje sepultado está muy dañado”, explica.
Preservar el paisaje
Para Mata, practicar la agricultura biodinámica quiere decir trabajar para preservar el paisaje, trabajar con la naturaleza y no contra la naturaleza. “Nosotros implantamos la parte más racional de la biodinámica en 2006. Nos hemos ido abriendo a la biodinámica, no solo a la parte racional y biológica, sino también a la parte más filosófica y más de conciencia, la de estar más atento a lo que haces y por qué lo haces. Esto es un reto, porque, cuando mandas hacer un trabajo, este no tiene que ser solo de ejecución mecánica, sino que tiene que implicar una conciencia de cómo se está haciendo y por qué se está haciendo así”, detalla. Para Mata, trabajar desde la conciencia tiene una consecuencia sobre el resultado del vino.
Recaredo forma parte del grupo Corpinnat (marca colectiva de la Unión Europea) junto con diez bodegas más. Su compromiso con el territorio queda reflejado en los principios de esta marca.
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El confinamiento a raíz de la pandemia popularizó el teletrabajo. Una tendencia que ha difuminado la frontera entre la oficina y nuestra vida personal. Workation es una nueva modalidad de trabajo a distancia que fusiona trabajo y vacaciones.
Para cualquier persona que tenga la opción de trabajar a distancia, los beneficios de tomarse un workation, la suma de ‘work’ (trabajo) y ‘vacation’ (vacaciones), son difíciles de dejar pasar. Hasta el 2019, la imagen de trabajar desde un ordenador portátil con una vista panorámica de fondo se asociaba casi exclusivamente con un estilo de vida nómada digital, pero, gracias a la crisis sanitaria, se popularizó el trabajo a distancia de una manera exponencial.
Esta nueva modalidad de teletrabajo no está pensada para trabajar durante las vacaciones, sino para trabajar como si estuviéramos de vacaciones. Montar nuestra oficina en un lugar que normalmente solo visitaríamos cuando estamos de vacaciones puede tener bastantes beneficios, más allá de las vistas.
Seguirás teniendo todo lo esencial a lo que estabas acostumbrado en la oficina y muchos lujos a los que no
Muchos hoteles ofrecen una gran variedad de espacios hábilmente diseñados por los que puedes moverte en función de tu estado de ánimo y tus preferencias, desde puestos de trabajo pensados para pasar horas tecleando en tu portátil, acceso a salas de conferencias disponibles cuando lo necesites, y una potente conexión wifi que no se interrumpe.
En muchos sentidos, los hoteles fueron la versión original de los espacios de coworking: era habitual ver a gente trajeada con el portátil abierto mientras disfrutaba de una comida en el restaurante. Hoy en día, es más probable ver a alguien con bermudas y chanclas.
Incrementarás tu productividad
Como los nómadas digitales son un 13% más productivos que sus homólogos que trabajan en la oficina, resulta que los empresarios también ven las ventajas de que sus empleados trabajen desde el extranjero. Poder trabajar en un espacio adaptado a las necesidades y preferencias individuales, así como disponer de bloques de tiempo ininterrumpidos durante el día. Esto significa que las personas no solo son más productivas y están más cómodas en el trabajo, sino que también están mucho más dispuestas a hacer horas extra de vez en cuando.
Tu salud mental te lo agradecerá
¿Sientes que se acerca el trastorno afectivo estacional? ¿Te sientes abrumado por el trabajo o te cuesta seguir las normas de la oficina? Tal vez te vendría bien un cambio de rutina que le recuerde que la vida es para vivirla, y no solamente para trabajar y perder tu tiempo desplazándote de casa al trabajo.
Te relajarás sin tener que ausentarte del trabajo
Muchos hoteles disponen de servicios que, admitámoslo, la mayoría de nosotros no tenemos en el trabajo o en casa. Olvídate de la ducha compartida, la mesa de billar y los sillones de masaje rígidos y opta por la piscina, el baño turco y la sauna, donde podrás relajarte después de un duro día de trabajo sin ni siquiera salir a la calle. Cuanto más aproveches esas valiosas horas después del trabajo para desconectar y recargar pilas, más satisfecho, renovado y concentrado te sentirás en tu jornada laboral.
Descubrirás nuevos lugares
Cambia los monótonos desplazamientos al trabajo por largos paseos por una ciudad desconocida; explora distintos barrios y descubre nuevos restaurantes; disfruta de la fotografía de ocio o amplía tus horizontes conociendo a lugareños y profundizando en la cultura local. Hazte amigo del camarero de esa cafetería que frecuentas a diario, o planea dónde ir y qué ver desde tu nueva ubicación.
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La festividad de los Reyes Magos es la celebración más conocida del ciclo navideño. Y, en cambio, solo el evangelio de San Mateo da noticias específicas de estos prohombres, pero de manera bastante enigmática. Ni siquiera concreta los nombres, el número o la procedencia exacta. Entonces, ¿cuál es la historia verdadera de los Reyes Magos?
Empecemos fijándonos bien en cómo San Mateo introduce a los Reyes Magos en su evangelio. Primero, asegura que Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes y, después, relata la aparición de los magos de la siguiente manera: “Poco después llegaron a Jerusalén unos magos que venían de Oriente y que preguntaron ‘¿Dónde es el rey de los judíos, que acaba de nacer? Hemos visto allá en Oriente su estrella y venimos a postrarnos ante él’”.
De hecho, la noticia, nos dice San Mateo en el evangelio, “turbó mucho al rey Herodes, y con él a toda Jerusalén”. Es así que Herodes deja ir a los magos, pero les pide que, antes de volver a sus pueblos, le informen del lugar exacto dónde ha nacido el niño, de forma que también él pueda ir a adorarlo. Pero los magos parece que no cumplieron con la palabra dada a Herodes…
El evangelio dice que los prohombres continúan su camino, siempre siguiendo la estrella, hasta que justo se para en el punto donde se encuentra Jesús. Entonces, San Mateo narra: “Y entraron en la casa, vieron al niño con María, […] se postraron ante él y abrieron los cofres que llevaban para ofrecerle presentes de oro, incienso y mirra. Y como un sueño les advirtió que no tenían que volver a ver a Herodes, volvieron a su país por otro camino”. Después de esto, no se vuelve a hablar nunca más de ellos.
La maraña que envuelve la historia
Si analizamos cuidadosamente la narración evangélica de San Mateo, rápidamente nos damos cuenta de que en ningún momento se nos dice que fueran tres personajes, pero, en cambio, sí que nos dice que “unos magos” dejaron tres regalos (el oro, el incienso y la mirra). Tampoco se nos concreta el punto exacto del encuentro. Y lo más sorprendente de todo: en ningún momento se nos especifica el estatus de rey de estos personajes.
Si buscamos más información canónica —la oficial— sobre estos personajes, en ninguna parte encontramos más contenido. Aun así, si vamos al otro evangelio que narra el nacimiento y la infancia de Jesús, el de San Lucas, en ninguna parte se citan los magos, ni la matanza de inocentes, ni la huída a Egipto. En cambio, San Lucas sí aporta detalles sobre la anunciación, el traslado de José y María embarazada en Belén, para inscribirse en el censo ordenado por el emperador romano Augusto, la adoración de los pastores y el nacimiento de Jesús en un establo.
Por lo tanto, el Nuevo Testamento ofrece versiones de Navidad muy diferentes que, con la maduración del paso de los siglos, con aportaciones intencionadas e interpretaciones sesgadas, han acabado configurando el fantástico y trenzado relato que conocemos. No tenemos que perder de vista que por el camino también se le fueron añadiendo nuevos personajes, como el buey y la mula, que el papa Benedicto XVI ha rechazado públicamente, o el cuarto rey mago y otras invenciones.
“Si la palabra original en griego fue traducida de una palabra del persa antiguo, ‘maguusha’, entonces el significado sería: sacerdote. ¡La más probable!”
¿Magos quiere decir mágicos?
La pregunta, pues, que nos sugiere el relato inicial es: ¿por qué Mateo hace aparecer a estos curiosos personajes? El hecho importante y a tener muy presente es que el evangelio original de San Mateo fue escrito en griego, manuscrito del cual no nos ha llegado hasta nuestros días. Solo disponemos de la versión traducida al latín por San Jerónimo, pero ya en el siglo IV.
Si seguimos analizando el texto, la clave de todo reside en la palabra “mago”. ¿Es esta la palabra empleada en el texto original escrito en griego? Y entonces nos asalta otra pregunta bastante inquietante: ¿qué significaba ser un mago en el contexto en el cual se escribe el evangelio?
La etimología histórica nos ofrece dos posibilidades. Si la palabra original escrita fuera en griego “μάγο”, sería usada con una connotación peyorativa. Una expresión dirigida a definir brujos, interpretadores de sueños, encantadores, practicantes de ritos oscuros e, incluso, charlatanes. ¡Parece que no es el caso! En cambio, si la palabra original en griego fue traducida de una palabra del persa antiguo, “maguusha”, entonces el significado sería: sacerdote. ¡Seguramente, la más probable!
Por lo tanto, si seguimos por este camino etimológico, encontramos en el pasado babilónico una casta religiosa de sacerdotes persas conocidos como “magos” con un reconocido prestigio en conocimientos astrológicos y seguidores de la religión zoroástrica. Para entender todavía mejor la etimología histórica, hay que tener presente que la presencia judía en Persia fue muy notable desde la época de Nabucodonosor (siglo VI a. C.), cuando el gobernante babilónico conquistó Judá y esclavizó a los judíos.
Estas comunidades hebreas, que esperaban al Mesías, seguramente habrían influido en la tradición astrológica persa. En el siglo VI d. C., estos magos —ahora sí, con nombre y número— fueron representados al estilo persa —principalmente por su indumentaria— en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo de la basílica de Rávena (Italia).
“El análisis textual nos sitúa ante un relato puramente propagandístico: demostrar que el cristianismo era amplio, integrador de culturas y universal”
La leyenda se consolida con el canon bíblico
Tanto si la visita de los Reyes Magos sucedió como si no, llegamos al Concilio de Nicea del 325, cuando el discurso oficial de la Iglesia queda institucionalizado y se acuerda que serán solo cuatro los evangelios oficiales —Mateo, Lucas, Juan y Marcos—, que marcarán el discurso del dogma. El resto de textos, más de 70, serán considerados apócrifos, es decir, poco fiables, dado que se basan en suposiciones que no se pueden contrastar.
Es curioso porque todos estos textos fueron escritos a la misma época que los cuatro evangelios canónicos. Lo que resulta evidente es que, con el paso de los siglos, se fue forjando la teología, la liturgia y la tradición cristiana, complementadas con otros escritos que llenan los vacíos que habían dejado los textos oficiales. Fue en este proceso que fue tomando forma el relato de los magos persas.
Si rehuimos de lo fantástico y somos absolutamente racionales, el análisis textual nos sitúa ante un relato puramente propagandístico. El incipiente y moderno discurso cristiano surgido de Nicea tuvo la necesidad de demostrar que su radio de acción era amplio, integrador de culturas y dotado de una dimensión universal. El relato de los Reyes Magos cumplía con este mensaje y —no menos importante— permitía enlazar las profecías del Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento, dado que demostraba que las sagradas escrituras no se equivocaban en el hecho que “todos los reyes venidos de todas partes se postrarán ante él”.
Tampoco es casual que se fijara en tres el número de los magos: porque es el número de la divinidad por excelencia, de la Santísima Trinidad; porque es el reflejo de las tres edades del ser humano, la juventud, la madurez y la vejez; porque son los tres continentes conocidos en aquel momento, Europa, Asia y África; y porque son las tres dimensiones del tiempo, pasado, presente y futuro.
Los pedazos que construyen la historia
Fue a partir de entonces que se empezó a crear una iconografía especial, con significados diversos. Pronto dejó de ser relevante la auténtica realidad de los personajes de Oriente y tomó importancia el simbolismo ritual de la edad media. El mundo Carolingio los convirtió en reyes. La historia dice que Federico I Barbarroja, durante la Tercera Cruzada, encontró los cuerpos de los tres reyes magos en Constantinopla y los llevó hasta Alemania. Actualmente, la catedral de Colonia conserva las reliquias de los Reyes Magos. Las órdenes mendicantes del siglo XIII aportaron a la tradición de hacer el pesebre y, la epifanía tiene un lugar destacado. El Renacimiento aportó la negrura al rey Baltasar.
La larga noche del tiempo fue fijando y generando nuevos detalles sobre los Reyes Magos, los cuales impregnaron la tradición cultural europea por siempre jamás. La historia de los Reyes Magos es una historia construida a pedazos, que ha cambiado generación tras generación y que ha llegado hasta nuestros días convertida en espectáculo comercial. Y, como toda buena historia, está hecha a fuego lento.
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En nuestra memoria perdura intensamente la fecha de 1714. Poco o mucho, todo el mundo sabría explicar qué significó para Cataluña. Aun así, este periodo oscuro de la historia empieza a cambiar con el Real Decreto de libre comercio con América. Este texto normativo será la grieta que propiciará la industrialización en nuestro país. Lo descubrimos de la mano del agente Oriol Garcia Farré.
Después de la guerra de 1714 a Cataluña se le había prohibido el comercio directo con las colonias americanas, lo cual supuso un empobrecimiento brutal. A partir de la década de 1750 esto empezó a cambiar. El sistema de privilegios de la política comercial borbónica hacía aguas y los poderes fácticos se vieron obligados a introducir nuevos agentes para garantizar la viabilidad del comercio con América.
De este modo, en 1756 la Corona permite de nuevo a los barcos salir de los puertos catalanes hacia el nuevo continente y el 1778 Carlos III firma el Real Decreto de libre comercio y pone fin al monopolio de Cádiz y Sevilla y favorece de nuevo el comercio de Cataluña. Así se iniciará una relevante exportación de productos agrícolas, como el vino, el aguardiente, los frutos secos o el papel, que permite que la balanza comercial de Cataluña aumente de forma espectacular. Este hecho es la verdadera génesis de la industrialización de Cataluña.
Comerciantes e indianos, crónica de unos emprendedores
Los comerciantes serán los impulsores necesarios de esta modernización del país. Las compañías comerciales del siglo XVIII serán el modelo a seguir durante más de un siglo para organizar las exportaciones e importaciones. El comercio del algodón con las colonias será importantísimo para que Cataluña inicie un proceso de mecanización, que propiciará el principio de la revolución industrial.
Pocos años después, una generación de emprendedores sacudirán y transformarán las estructuras económicas y sociales de Cataluña. Los primeros en hacerlo fueron Josep Bonaplata, Joan Vilaregut y Joan Rull, los tres vinculados a la fabricación textil. El 1832 crearon la primera industria textil movida por la fuerza del vapor de todo el Estado español, la Fábrica Bonaplata.
La idea supondrá un antes y un después, el paso definitivo hacia la modernidad. La innovación tecnológica que supone la mecanización les permitirá ser líderes en su sector, e impulsar toda la industria textil en Cataluña. La inquietud, la transformación y la mejora que caracterizaron aquella época están todavía en el ADN del comercio catalán.
El vapor, clave de la industrialización del país
La economía surgida de la utilización del vapor conllevó la obligatoriedad de moverse a una mayor velocidad. A la innovación tecnológica y al emprendimiento había que darles de un nuevo sistema de transporte. El ferrocarril fue quien propició la intercomunicación de los principales centros productivos del textil del país hacia el puerto de Barcelona, vertebrando así todo el territorio.
Las fiestas navideñas se celebran por todo el planeta, pero las costumbres varían según el país. En 11Onze repasamos algunas de las tradiciones navideñas de otros lugares del mundo.
Portugal e Italia
No se hacen belenes sólo en Cataluña, también se pueden encontrar en Portugal e Italia. Muchos son verdaderas obras de arte, con meses de trabajo, esfuerzo e inversión. En muchas ciudades son casi una atracción turística. Si sois unos apasionados de los belenes, ya habréis visitado los belenes vivientes y las asociaciones belenistas catalanas. ¡Quizás puedes visitar los portugueses e italianos!
El día de Navidad
¿Qué día se celebra Navidad? Normalmente, el 25 de diciembre, pero esto no es así en todas partes. La Iglesia Ortodoxa utiliza el calendario juliano en lugar del gregoriano. Esto significa que los cristianos ortodoxos celebran el día de Navidad el 7 de enero (o en torno a esa fecha, según la iglesia). Por tanto, Ucrania y Rusia celebrarán la Navidad por Reyes, para entendernos. El día de Navidad es festivo y los días anteriores son de reflexión y con frecuencia de ayuno. Pero el día de Navidad es una auténtica fiesta en compañía de los seres queridos.
Exportando la Fiesta de Navidad
Si en Cataluña a menudo nos quejamos de que importamos tradiciones como Halloween, cabe decir que la fiesta de Navidad también se está exportando a otros lugares. Es una especie de tendencia de moda, a menudo sin ningún sentido religioso. Esto hace que en estos sitios haya actividades vinculadas a Navidad pero que el 25 de diciembre sea laborable. Al final, termina siendo una fiesta comercial más. Por ejemplo, en Japón en Navidad la comida más popular es el pollo frito, algo que ha sabido capitalizar KFC.
El banquete de Navidad
Escudella y pollo con ciruelas y piñones es el clásico de la cocina catalana para el día de Navidad. Pero hay otras muchas opciones. En Europa del Este, en países como Polonia o Lituania, la gente disfruta tradicionalmente de 12 platos distintos en Nochebuena. Y es necesario comerlos todos para evitar la mala suerte. Si hace una comida de Navidad en estos países degustará la sopa de remolacha, la col con judías, la tarta de semillas de amapola, y muchos más platos típicos.
Los regalos
En muchos países, además del 25 (o del 7, por supuesto), un día muy importante es el 5 de diciembre. Es especialmente especial para los niños, ya que es cuando Papá Noel les trae regalos. Hay muchas versiones de la historia que se originó en Finlandia. La mayoría dice que recorre el mundo a su trineo y salta por las chimeneas para poner los regalos debajo del Árbol de Navidad. Pero en algunos países, las historias son ligeramente distintas. Por ejemplo, en los Países Bajos, el Sinterklaas desembarca de un barco de vapor. Entonces, todas las campanas de la iglesia local suenan en señal de celebración y los niños reciben sus regalos tan esperados.
Las fiestas de Navidad son una gran época para viajar solo o en familia. Hacerlo celebrando la Navidad en otro país es una opción para tener unas fiestas distintas.
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La historia del ‘tió’ de Navidad es centenaria y muy curiosa. Seguro que ya has encontrado el tuyo en algún rincón de bosque o se ha presentado en casa sin avisar, ¿pero cuántos años hace que el ‘tió’ caga regalos? ¿Cuál es la historia de este ser mitológico de Navidad? Nos lo explica la agente Jennifer Roca.
“Soca” [Leño], “tronco de Navidad” o “tió de Navidad”. Así es como se llama a este personaje catalán de las fiestas navideñas, sea hembra o macho. Sin demora, el ‘tió’ llega a los hogares catalanes en Navidad para atiborrarse, con nocturnidad, de todo tipo de alimentos —tienen gran afición por las mandarinas— hasta el día 25 de diciembre. Es entonces cuando, si se le canta la canción del ‘tió’ y se le pica muy fuerte en la barriga con un bastón, caga regalos sin cesar.
Una de las curiosidades históricas sobre el ‘tió’ es el momento en que prácticamente se extinguieron de Cataluña, después de la Segunda Guerra Mundial. Antiguamente, en las masías, el tronco de Navidad se colocaba al lado de la chimenea, pero cuando los campesinos catalanes emigraron a las grandes ciudades en busca de trabajo, como vivían en pisos, pensaron que ya no era necesario celebrar aquella antigua tradición.
No fue hasta la década de los 70 que Ferran Margarit tuvo la brillante idea de pintar una cara a los ‘tions’ y ponerlos a la venta en la Feria de Santa Llúcia de Barcelona. La iniciativa fue un éxito, porque recordó a los niños la tradición del ‘tió’ de Navidad, casi desaparecida. Desde entonces, la pasión por conseguir que el ‘tió’ cague no ha dejado de crecer. ¿Quieres saber más cosas sobre él? ¡Acaba de ver el video!
Los aficionados a este deporte de montaña conocemos de sobra las pistas catalanas y andorranas, pero quizás no estamos tan familiarizados con la oferta de estaciones de esquí que hay en Europa. Hagamos una breve compilación de las más conocidas y de otras no tan típicas.
Suiza
Conocida por tener las mejores estaciones de esquí del mundo, las impresionantes vistas son suficientes para calmar los nervios de un primerizo. Para los que no son tan amantes del esquí, también hay mucho que hacer: explorar el Matterhorn, hacer rafting o recorrer las montañas en tren.
Polonia
Las montañas polacas, fronterizas con Eslovaquia, Chequia y Alemania, son famosas por sus pistas de esquí. Relájate en el cómodo sofá del vestíbulo de tu chalet con una taza del famoso vino caliente de la región, conocido como grzaniec Galicyjski, y unos sabrosos pierogi. Para los curiosos, no todo son pistas: hay muchos baños termales, excursiones en quad y excursiones únicas.
Italia
Las pistas de esquí italianas están entre las mejores del mundo, especialmente si se trata de complacer a los amantes de las vacaciones al sol y a los esquiadores aventureros. En lo alto de las montañas de Italia, el sol suele brillar. Claro que puede hacer frío, pero para eso están los jacuzzis de los balnearios.
Francia
Los Alpes son la cordillera montañosa más alta y extensa que se encuentra enteramente en Europa. Si eres aficionado al cine, reconocerás algunos lugares por las películas de James Bond. Al pie de algunos de los picos más altos encontrarás algunos tesoros inesperados, como la delicada comuna del Valle de Chamonix o la ciudad balneario Aix-les-Bains.
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Des de temps immemorials, allò que els geògrafs grecs van definir com a Península Ibèrica, ha esdevingut el solar on s’ha construït una Història, la qual ha anat forjant diferents realitats i maneres de ser. Però amb l’esdevenir d’Espanya —a principis del XIX— diferents concepcions polítiques han cercat la manera de vertebrar-la a qualsevol preu. Per aquest motiu, alguns s’han entestat a demostrar una fictícia uniformitat històrica i territorial, pel simple fet de compartir una mateixa geografia. Catalunya ha compartit aquest solar, però la seva realitat històrica és una altra i és bo recordar-ho, ara que el debat torna a estar obert.
La història tradicional d’Espanya s’ha construït d’acord amb la premissa d’atorgar un protagonisme únic a Castella —perllongada amb Andalusia i Extremadura— la qual ha estat exclusivament identificada amb Espanya. A la perifèria, especialment el llevant mediterrani i el nord-oest peninsular, se li ha permès tenir o bé un paper secundari o bé adquirir una certa rellevància de manera puntual, sobretot en els moments on la decadència castellana es feia més palesa.
Així doncs, Castella —sempre sota una òptica negacionista— ha fet creure que existeix una “nació espanyola” i unes identitats “perifèriques” que les ha autodefinit com a nacionalitats. Però la realitat és una altra. La nació espanyola com la nació catalana o la nació basca són, existeixen, perquè són viscudes i percebudes pels qui així mateix diuen formar-ne part. Per tant, es torna a fer ús de la banalització per tal de confondre l’opinió pública i intentar evitar qualsevol procés d’autodeterminació legítim. En aquest sentit, la construcció identitària de la nació espanyola es torna ben sovint una destrucció sistemàtica de les “perifèries”, és a dir, l’espanyolisme acaba construint la seva identitat a còpia de reprimir les diferències del territori que considera nacional.
Aquesta visió ha posat de manifest el greu problema sobre la realitat històrica d’Espanya. En primer lloc, ha evidenciat la imperfecció d’Espanya com a projecte polític atès que ha mostrat reiteradament els continus problemes d’adaptabilitat a l’estàndard occidental, sobretot pel que fa a dinàmiques d’adopció del capitalisme, el liberalisme i el racionalisme en el triple aspecte de l’econòmic, el polític i el cultural. I, en segon lloc, i encara més important, el fracàs més absolut de Castella en la seva tasca de fer d’Espanya una comunitat harmònica, plenament satisfeta amb ella mateixa i tolerant amb la resta de territoris que la componen. Si s’amaga la plurinacionalitat de l’estat, es deforma el passat.
S’ha evidenciat la imperfecció d’Espanya com a projecte polític atès que ha mostrat reiteradament els continus problemes d’adaptabilitat a l’estàndard occidental.
Esmicolant “la unitat de destí en el fet universal”
Dins del sistema escolar franquista, la historiografia es va articular en funció del concepte de “Reconquesta”, el qual es tracta d’un concepte historiogràfic —emprat encara en els currículums de secundària de Castella— que descriu el procés de recuperació —puix els musulmans no eren legítims propietaris de la geografia hispànica— del món feudal per sobre del món musulmà i jueu. Aquest procés arrencaria poc després de l’arribada dels àrabs a la península Ibèrica (segle VIII) i finalitzaria amb els Reis Catòlics (segle XV), els quals acabarien unificant “Espanya” com un Estat integral. Aquesta Reconquesta acabaria forjant “l’esperit espanyol”.
A mitjan segle passat, un conjunt d’historiadors —a fi de legitimar els vencedors de la Guerra Civil— emprengueren la tasca de construir els arguments històrics on se sustentés el nou règim. El corpus teòric es va basar a trobar “l’essència d’Espanya”. Per tant, la historiografia espanyolista va arribar a “demostrar” que realment existien uns trets distintius de continuïtat entre el passat prehistòric fins a l’actualitat els quals defineixen aquest “esperit espanyol”.
Actualment, les investigacions tendeixen a trencar l’homogeneïtat territorial de les províncies i mostren una predisposició cada vegada més clara a realitzar recerques que subratllin més les diferències socials i territorials, com per exemple els darrers estudis sobre els hispanogots del segle VIII, on es constaten diferències significatives entre les societats peninsulars, principalment condicionades pels hàbitats on desenvolupen les seves activitats. Les evidències arqueològiques —sense defugir de les fonts documentals— demostren fefaentment que el procés de romanització les va afectar de manera molt diferent.
Per tant, les crisis de l’antiguitat tardana dels segles III al VIII provocarien canvis molt més profunds, els quals afectarien de manera desigual als diferents territoris peninsulars. En conseqüència, l’arribada dels àrabs a la península Ibèrica també afectaria aquestes societats de diferent manera, per la qual cosa, la idea de la continuïtat entre el regne visigot i les consegüents formacions polítiques es diluiria com el sucre.
L’arqueologia ha confirmat que la penetració del món musulmà dins el territori peninsular no va ser tan traumàtic com s’ha volgut fer creure. Les restes arqueològiques revelen que, després de la conquesta, el territori peninsular mai va ser abandonat. Per tant, tot això demostraria que molts hispanogots van professar la nova fe musulmana, no tant per convicció com per mantenir la propietat de la terra. I aquesta terra es veurà transformada per la introducció de nous sistemes de producció agrària, basats principalment en la gestió i la força de l’aigua.
Les investigacions tendeixen a trencar l’homogeneïtat territorial de les províncies i mostren una predisposició cada vegada més clara a realitzar recerques que subratllin més les diferències socials i territorials.
Deslegitimar l’origen per anul·lar la diferència
A partir del segle IX, la majoria dels territoris peninsulars s’organitzaran com a regnes, i el rei esdevindrà el seu màxim representant. En canvi, als territoris del nord-est peninsular el comtat serà l’estructura administrativa que s’implementarà, i el comte —imposat des d’Aquisgrà— s’encarregarà d’administrar justícia, garantir l’ordre públic i gestionar la fiscalitat.
Aquest element diferenciador —com fou l’organització carolíngia del territori català— serà àmpliament combatut per la historiografia franquista a través d’una política de disminució de la seva rellevància. Per aquest motiu, se la considerarà una estructura de govern amb poca rellevància històrica i, per això es durà a terme una nul·la voluntat de difusió —tant en els cercles acadèmics com en els currículums escolars— la qual cosa afectarà el seu coneixement.
Per tant, no ens ha de resultar estrany que aquests d’historiadors no vulguin entendre que la nostra singularitat és el resultat d’un enquadrament jurídic diferent de la matriu hispànica. El territori català serà adscrit seguint la política carolíngia de la Renovatio Imperii. Segurament, fou per aquest motiu la seva nul·la difusió, atès que l’essència d’Espanya quedava molt llunyana!
Certament, el títol de rei és un dels càrrecs polítics més antics i coneguts. L’arrel més antiga de la paraula la trobem a l’indoeuropeu REG (regir/governar) la qual evolucionarà al llatí com a REX. En el context de les transformacions polítiques que es van succeir a partir del segle IV a l’occident europeu, amplis territoris seran governats per líders militars d’origen germànic, els quals progressivament s’alliberaran del domini de Roma i s’organitzaran com a regnes. Els nous cabdills territorials —siguin gots, francs o sueus— seguiran la seva tradició jurídica i adoptaran el títol de rex com a màxima figura política.
Per tant, tots els sobirans peninsulars seran continuadors de la seva legalitat jurídica. Mentre que les dinasties astur-lleonesa o navarresa o castellana continuaran utilitzant el títol de rei, el sobirà català utilitzarà el títol de comte, atès que legalment continuarà lligat a la dinastia francesa —hereva de la legalitat carolíngia a través de la família Capeta— i legitimada pel Papa, fins a la signatura del Tractat de Corbeil i ratificat al Tractat d’Anagni de mitjan segle XIII. A la pràctica, tots seran sobirans amb la mateixa potestat, tant si són reis com si som comtes.
El fet més paradoxal sobre la història d’Espanya —edificada a partir del concepte historiogràfic de la Reconquesta— és que es construeix a partir d’una falsa premissa com és la d’assignar una legitimitat continuadora del regne visigot vers el regne astur.
Està àmpliament estudiada que aquesta màxima no és certa. Els experts han demostrat que les poblacions indígenes cantàbriques —siguin asturs, càntabres o vascons— sempre van mantenir una relació molt distant i bèl·lica amb el món romà, visigot, àrab o carolingi. Per tant, el seu aïllament es deuria més per un problema d’escàs enquadrament administratiu que no pas per una resistència ferotge contra uns conqueridors romans, visigots, àrabs o carolingis. En conseqüència, el pamflet propagandístic que suposen les tres cròniques d’Alfons III d’Astúries —sobretot l’Albeldense, que de fet és d’on surt el famós concepte de Reconquesta— s’han de llegir com allò que són: una legitimació jurídica davant l’opinió pública (i Déu) de l’agressió efectuada contra una part de la població hispànica que l’única cosa que tenen de diferent —respecte a la resta de la població— és que professen una religió diferent.
La història d’Espanya —edificada a partir del concepte historiogràfic de la Reconquesta— es construeix a partir d’una falsa premissa.
La voluntat d’alterar la realitat
“In Dei nomine. Ego Ramirus, Dei gratia rex aragonensis, dono tibi, Raimundo [Berengario], barchinonensium comes et marchio, filiam meam in uxorem, cum tocius regni aragonensis integritate, sicut pater meus Sancius, rex, vel fratres mei, Petrus et Ildefonsus…” és, sens dubte, un dels fragments claus de la història de Catalunya que ha suscitat major bel·ligerància historiogràfica, sobretot per la part aragonesa.
Aquest fragment correspon a les famoses “Capitulacions Matrimonials de Barbastre”, les quals van ser ratificades amb la “Renúncia de Saragossa” —ambdues de l’any 1137— per la qual el rei Ramir II d’Aragó, el Monjo, comunicava públicament als seus súbdits que donava la seva filla, el seu regne i els seus honors al comte Ramon Berenguer IV, comte de Barcelona, i que aquesta donació se segellarà a través del matrimoni entre el comte de Barcelona i la seva filla, Peronella.
En conseqüència, el comte de Barcelona serà nomenat príncep hereu d’Aragó, i Ramir —tot i mantenir el títol— retornarà al monestir de Sant Pere el Vell d’Osca, d’on va sortir a correcuita per ser coronat rei. Per la seva banda, Peronella —amb tan sols un any— serà enviada a Barcelona per ser educada com a futura comtessa consort de Barcelona i reina d’Aragó. Tretze anys més tard, el comte Ramon Berenguer es casarà amb ella a Lleida, un cop va tenir l’edat legal per fer-ho, o sigui, catorze anys. Aleshores, serà el primogènit d’aquesta unió —Alfons el Trobador— qui esdevindrà la primera persona que ostentarà els dos títols —el de comte i el de rei— la qual cosa legitimarà la nova concepció política sorgida d’aquella donació.
La realitat històrica no manipulada referma el fet que després de la “Renúncia pública de Saragossa” el regne d’Aragó quedà en un segon pla polític, atès que voluntàriament s’havia desposseït del seu valor successori, element clau al segle XII. Malgrat això, els successius comtes de Barcelona respectaran i mantindran sempre totes les institucions aragoneses, marcant l’inici de la Confederació Catalanoaragonesa.
Per tant, és bàsic no caure en el parany polític que circula entre certs cercles espanyolistes, els quals argumenten que Peronella d’Aragó fou l’element clau que va permetre annexionar els comtats catalans al regne d’Aragó. Voler fer creure que una princesa d’un any enamori a un comte de Barcelona de vint-i-quatre anys, i que aquest —en plena expansió dels seus dominis— ofereixi els seus territoris a Aragó a canvi d’obtenir “un títol de més prestigi”, és ser un neci! I per reblar el clau, el fet de construir dues genealogies paral·leles —Alfons I de Catalunya és el mateix que Alfons II d’Aragó— demostra que existeix maldat i voluntat de tergiversar la realitat.
La veritable problemàtica a la qual s’enfronta Aragó a principis del segle XII és la de trobar una solució jurídica al testament del rei Alfons I el Batallador, el qual havent mort sense descendència, havia donat tots els seus territoris als Ordes militars, i això va provocar un terrabastall institucional. Els castellans —aprofitant aquest buit de poder i legitimats per la repudiada exmuller del rei— iniciaren la invasió de Saragossa, seguida per la desconnexió de Navarra a través de la figura de Garcia Ramírez, conegut com el Restaurador. D’aquesta manera, Aragó quedava molt debilitada econòmicament amb el consegüent risc de desaparèixer.
En contra del que han difós els extremistes aragonesos, la unió d’Aragó amb els comtats catalans va ser l’única sortida viable per a l’oligarquia aragonesa. Va ser l’única forma per frenar la pressió exercida, tant per castellans com per navarresos, i així poder potenciar la seva economia agrària i ramadera amb una sortida clara als mercats mediterranis.
Voler fer creure que una princesa d’un any enamori a un comte de Barcelona de vint-i-quatre anys, i que aquest —en plena expansió dels seus dominis— ofereixi els seus territoris a Aragó a canvi d’obtenir “un títol de més prestigi”, és ser un neci!
Posar els límits al poder
A finals del segle XI, una nova mentalitat aparegué dins la societat barcelonina, la qual es basà en el treball, la moral empresarial i l’amistat. Per aquest motiu, Barcelona va poder desenvolupar una forma pròpia d’acumulació de capitals, assentada en l’augment i la millora de la producció agrícola del seu territori, cosa que li permeté esdevenir l’epicentre administratiu dels comtats catalans. Les nocions de benefici, d’inversió i de capital cristal·litzen al llarg del segle XII i condueixen als comtes de Barcelona a la conquesta de les ciutats de Tortosa, Lleida i Balaguer, i a l’intent frustrat de conquerir Mallorca.
I tot plegat serà possible gràcies a un clima d’estabilitat social que després del terrabastall polític que havien suposat les revoltes feudals, es van acabar imposant les convenientiae o pactes feudals entre iguals. A partir d’aleshores, la cultura del pacte es va anar generalitzant per tots els comtats catalans i esdevindrà una de les particularitats de la nostra manera de ser. Fruit d’aquell pacte, es redactaria la primera versió dels Usatges de Barcelona, base del dret consuetudinari català.
De manera gradual, la sobirania catalana s’anirà repartint entre els diferents braços —comte, noblesa, clergat i ciutadans honrats— que representaran gran part de la societat. Per tant, aquesta política constitucionalista serà un dels trets distintius de la Corona que a partir del segle XIII s’anirà ampliant a mesura que es continuïn executant les polítiques expansionistes comtals. Aquests nous territoris seran configurats com a Estats, on la Corona vetllarà per a mantenir les particularitats de cada territori. Aleshores, Catalunya passarà a definir-se com a Principat, atès que la seva màxima autoritat serà la figura d’un príncep o el primer entre iguals.
A diferència de la resta de territoris peninsulars —on la problemàtica del poder se centrarà sobre la sacralització— a Catalunya, el conflicte se situarà sobre el seu ús. La constant evolució del dret català acabarà atorgant poder al comte per cessió (entre iguals). Per tant, se l’obligarà a gestionar correctament la seva despesa i a respectar els diferents furs, costums, privilegis o usatges dels seus territoris. D’aquesta manera, es fomentarà el pactisme entre iguals, amb la finalitat d’equilibrar els interessos econòmics entre la noblesa, el clergat i la burgesia, a fi de mantenir l’estabilitat social.
Com a resultat —i molt abans que els anglesos— les Corts Catalanes esdevindran el model perfecte de parlamentarisme, les quals constituiran el nucli de la tradició pactista catalana que ha arribat fins als nostres dies. Malauradament, amb la derrota del 1714 i la implantació del Decret de Nova Planta, la Confederació Catalanoaragonesa va ser fulminada i esmicolada en diferents províncies d’una nova monarquia centralitzada que governaria per a tota la península Ibèrica sense diferències legals.
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Cataluña es un país con una sólida tradición publicitaria. De Barcelona han surgido agencias de publicidad de renombre internacional, que han sido reconocidas por su creatividad. La publicidad catalana arranca hace más de 150 años. En 11Onze repasamos los mejores momentos de nuestra historia.
La primera empresa dedicada a la publicidad del Estado español nace en Cataluña de la mano de Rafael Roldós (1846-1918). Su familia estaba vinculada al mundo de la impresión y él empezó su trayectoria profesional como corredor de anuncios para el ‘Diari de Barcelona’ y bien pronto fundó Roldós y Compañía en 1872. La exposición ‘Publicitat a Catalunya 1857-1957. Roldós i els pioners’, que se mostró en el Palau Robert, recoge todo este legado.
Actualmente, Roldós S.A es una de las empresas de publicidad más antiguas del mundo y durante más de 100 años fue el ejemplo a seguir por el resto de agencias de publicidad catalanas. A la experiencia de Roldós se sumaron otras agencias publicitarias, como las de Pere Prat Gaballí, Rafael Bori, Joan Aubeyzon, José Gardó o Malcolm Thomson, que ayudaron a consolidar la profesión que hace de mediador entre los anunciantes y los medios de comunicación. En un primer momento, está claro, las publicidades no tenían casi ilustraciones y los textos eran directos. “Lavado de cabello”, “Chollo, de verdad”, “Aviso al público”, “Gran surtido” eran los eslóganes comunes para llamar la atención de los lectores.
El ascenso del cartelismo
Sin embargo, poco a poco las ilustraciones ganan peso. Y también es Cataluña el primer lugar del Estado español donde aparece el cartel moderno. La industrialización y la burguesía fueron los grandes impulsores del Modernismo, estilo cargado y preciosista, donde también se incorporó la publicidad, siempre a la última moda. Sobre todo a raíz de la Exposición Universal de 1888, el cartelismo se extendió en todo el territorio, donde se convocaron incluso concursos. El libro que mejor recoge esta historia es, sin duda, la obra dirigida por Carolina Serra, ‘Història de la publicitat de Catalunya’, donde se reivindica la importancia de este sector.
Así, el primer cartel modernista es de Alexandre de Riquer para una marca de fotografía en 1895. Y pronto se sumarán otros de Llorenç Brunet, Modest de Casademunt, Ramon Casas, Joan Llaverías o Francisco de Cidón. Posiblemente el cartel más reconocido de la época es ‘4 gats. Pere Romeu’ de Casas, en el que vemos a Romeu en la barra del famoso restaurante barcelonés Els Quatre Gats mirando directamente al lector. Pero hay otros, como los del Anís del Mono o los de Codorniu.
Guerra y represión: la aparición de nuevos formatos
Con la difusión de la radio, a finales de los 20 del siglo XX, aparecen nuevos formatos publicitarios que hacen cambiar toda su fisonomía. La publicidad se incorpora al mundo educativo y los profesionales se empiezan a organizar en asociaciones. El cartelismo, además, toma una estética racionalista y, sobre todo durante la Guerra Civil, triunfarán los mensajes políticos y las proclamas. Entonces, destaca el trabajo del Comisariado de Propaganda de la Generalitat republicana para luchar contra el fascismo, con Jaume Miravitlles al frente. De esta época son las reconocidas fotografías-cartel de Pere Català i Pic o la campaña transmedia “El més petit de tots”.
Después de la Guerra Civil, el aislamiento internacional y la represión harán desaparecer completamente el catalán en la publicidad. Y no será hasta principios de los años 50 que la sociedad catalana volverá a mostrar interés por el consumo. De esa época son anuncios como Potax o Cerebrino Mandri. Pero será en 1956 el año que marcará un antes y un después, porque es cuando Televisión Española inicia sus primeras emisiones y aparecen nuevas agencias de publicidad que cambiarán para siempre los formatos publicitarios.
Los Juegos Olímpicos y el auge del audiovisual
Es durante la década de los 60, 70 y 80 que se perfeccionará la producción, el arte y el cine publicitarios. Se exploran nuevas ideas, se crea, se innova y, finalmente, se vende. Hay que entender que, en aquella época, los equipos de publicistas no habían estudiado ningún grado universitario: construyen la profesión a medida que la practican. Así es como se conformaron equipos multidisciplinarios, con cineastas, grafistas, fotógrafos, directores de arte, productores y comerciales.
De los mensajes sencillos de los 60, como el “OMO lava más blanco”, a los rodajes pasarán tan solo unas pocas décadas. Con el boom publicitario de Estados Unidos y Reino Unido, triunfan las fotografías y montajes psicodélicos de Leopoldo Pomés. El más famoso posiblemente es del coñac Terry con el eslogan “Terry me va”. También destacan nombres como el de Jaime de la Peña o Pepe Fons, de Group Films. Peña se llevó el León de Oro en el Festival Internacional de Cine Publicitario de Cannes por el anuncio “I Feel Lois”, de 1979. Y también entonces adquieren renombre los hermanos Moro, que extienden el uso del ‘jingle’. De ellos son el “Está como nunca” de Fundador (1960) o el anuncio de Gallina Blanca del mismo año, donde una gallina hace un ‘striptease’ a cámara.
Pero es a partir de los 80 que todo toma una nueva dimensión, que culminará con una imagen nueva para Cataluña y Barcelona con los Juegos Olímpicos del 1992, y la realización de la película olímpica por parte de las productoras Ovideo, Group Films y Lolafilms. Entonces, el arte underground de fanzines y revistas culturales tendrá una influencia capital de la mano de ilustradores como Mariscal o Nazario. A Group Films se suman otras agencias como MMLB o RCP o Bassat & Asociados, y Barcelona se convierte en la fábrica de anuncios de todo el Estado español. Nenuco, Cruz Roja, Byly, Trex… Hacia la década de los 90, se incorporan los efectos especiales y la animación digital, y hasta hoy.
La publicidad forma parte de nuestra memoria colectiva. Por eso, todavía recordamos la canción de la campaña por la lengua “Parla sense vergonya”, aquella otra de “Envàs, on vas?” o la sensación de paz del anuncio de Audi con el eslogan “¿Te gusta conducir?”. Hemos organizado incluso redadas vecinales para conseguir el cartel de La Mercè de este año o el de la ilustradora Paula Bonet. Y esperamos con entusiasmo cada verano el anuncio “Mediterràniament” de Estrella Damm; y cada Navidad, el de La Grossa y el de Campofrío. La publicidad, queramos o no, nos explica y nos hace.
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La primera llei de Newton apunta que un objecte sempre tendeix a estar o bé en repòs o bé en un moviment uniforme i rectilini, a menys que una força externa l’obligui a alterar el seu estat. Per aquest motiu, si una força centrípeta actua sobre aquest objecte, aquest es veurà atrapat per una força invisible anomenada central. D’aquesta manera, l’objecte veurà alterat el seu moviment, modificada la seva inèrcia i se li complicarà tornar al seu estadi físic original.
L’economista i historiador aragonès José Larraz López, membre destacat de la Reial Acadèmia de Ciències Morals i Polítiques, va escriure el 1943 un interessant llibre d’economia titulat “La época del mercantilismo en Castilla (1500-1700)”. Pel qui va ser procurador a les Corts franquistes i ministre de Franco el 1939, tot just acabava la guerra civil —per tant, home compromès fins al moll de l’os amb la dictadura franquista— a l’hora de referir-se a la unitat d’Espanya argumentava que aquella realitat política —entre els segles XV i el XVIII— havia estat molt diferent respecte a la del seu temps. En conseqüència, no era possible parlar de l’existència d’un mateix Estat unitari —Espanya— durant totes aquelles centúries, cosa que sí que passaria a partir de l’arribada dels Borbons.
El fet és que tant Galícia, Astúries, Cantàbria, Lleó i Castella —el nucli primitiu del regne— com les tres províncies basques —Àlaba, Guipúscoa i Biscaia—, més Extremadura, Andalusia i Múrcia acabaran formant part d’un mateix cos integrat. D’aquesta manera, la part central de la península Ibèrica —l’espai que va des del litoral cantàbric fins a l’estret de Gibraltar— acabarà compartint una mateixa frontera, i els territoris seran legislats per unes mateixes Corts —les castellanes— que utilitzaran una mateixa moneda i tots plegats seguiran una mateixa política econòmica i fiscal. Perdó, menys les tres províncies basques que, ja des del segle XIV, quedaran exemptes de totes les càrregues impositives castellanes. Per tant, queda palès que la resta de territoris peninsulars —Portugal i la Confederació Catalanoaragonesa— mai van formar part d’aquesta matriu castellana.
Certament, a mitjan segle XV, la península Ibèrica estava dividida en cinc blocs polítics d’importància desigual: Portugal, els territoris de la corona de Castella, el regne de Navarra, la Confederació Catalanoaragonesa i l’emirat musulmà de Granada. De fet, a mitjan segle XV, cada un d’aquells conjunts de territoris acabaran per adquirir una personalitat molt diferenciada, i es constituiran en societats originals amb els seus costums, les seves particularitats jurídiques, les seves pròpies institucions i, fins i tot, amb la seva pròpia llengua.
Que un historiador de l’època més fosca de la dictadura —com és en José Larraz López— serveixi per a combatre la colossal desinformació o ignorància volguda per l’espanyolisme actual hauria d’avergonyir una part de la classe política, els mitjans de comunicació —inclosos els “influencers” amagats rere les xarxes— que una vegada i una altra, des de les seves supremes tribunes no s’han cansat ni es cansaran mai de proclamar l’existència d’una Espanya unitària des de fa més cinc-cents anys.
L’oligarquia castellana —des de fa massa temps i encara que parlant català a la intimitat— repeteix una vegada i una altra el mateix error quan parlen d’Espanya com a realitat política ja des del segle XV, tot referint-se com “la nación más antigua de Europa”. Si entenguessin d’una vegada per totes que des del segle XV fins a principis del XVIII, Castella va dur a terme una política de nul·la d’integració del món mediterrani —i portuguès—, i que aquesta només seria possible gràcies a l’ús de la força, combinada amb una repressió persistent i a un espoli constant dels recursos econòmics a fi de modular les seves legítimes aspiracions, segurament els ajudaria a entendre moltes qüestions que ens succeeixen avui en dia com Estat. I més concretament, els ajudaria a entendre que el projecte d’Espanya —tal com està plantejat des de l’arribada dels Borbons— és del tot insostenible.
“A mitjan segle XV, la península Ibèrica estava dividida en cinc blocs polítics d’importància desigual: Portugal, els territoris de la corona de Castella, el regne de Navarra, la Confederació Catalanoaragonesa i l’emirat musulmà de Granada.”
L’inici de les divergències hispàniques
Després de la batalla de les Navas de Tolosa —a inicis del segle XIII—, Castella s’endinsà definitivament per l’interior de la Meseta inferior, cosa que li provocà una etapa d’extrema eufòria veient les possibilitats que li oferia el nou territori. Però aviat s’adonà que, tot i tenir molta voluntat, ensopegava amb el mateix problema què havia topat Lleó a finals del segle XII. Després de la Concòrdia de Benavent —acord de compra del regne de Lleó per part de Castella— fou quan Castella —excepte el territori nassarí— adquirí pràcticament el perímetre actual.
La Meseta inferior, amb una orografia muntanyosa i abrupta —sobretot a les zones més properes al sistema Central— disposava d’unes terres poc aptes per a l’agricultura —excepte la vall del Guadalquivir—, amb escassetat i poca qualitat de les pastures, que sumades a la forta variabilitat climàtica entre estiu i hivern, esdevenien factors massa adversos per poder prendre’n el control ràpidament. A més, cal afegir-hi tres elements encara més determinants com són la baixa natalitat de la població del nord, la nul·la mobilitat d’habitants del nord vers al sud —malgrat fomentar les pressures o repartiments territorials— i les conseqüències d’aplicar una política excessivament repressiva contra la població autòctona —argumentant ximpleries— que culminarà amb l’expulsió dels moriscos andalusos.
Tots aquests factors repercutiran molt negativament en l’economia castellana perquè s’esberlarà d’arrel qualsevol activitat manufacturera i comercial, com per exemple el comerç amb l’Orient o l’Àfrica a través de l’estret. En qualsevol cas, la Monarquia —a fi de perllongar la seva política expansiva —va continuar necessitant augmentar els seus ingressos regulars, cosa que va contribuir a una situació d’extrema inflació, que va repercutir en una alteració monetària i va generar un dèficit permanent en la seva balança comercial.
Com a solució, la Monarquia va exercir una forta pressió fiscal sobre alguns sectors de la població —com ara els jueus—, però sobretot vers els grans ramats transhumants de la Meseta superior, just en el moment que tant Flandes com el nord d’Itàlia es convertien en els grans compradors de la llana castellana. Aquest trànsit llaner havia catapultat Burgos cap a la primera línia de ciutats d’Europa i va convertir el cantàbric com un important eix marítim vers Europa, cosa que va estimular el naixement d’una indústria tèxtil. Però tot s’esvaí en el moment que els interessos de la noblesa —propietària de les terres, fonamentada en antics drets de conquesta— van prevaldre per sobre de qualsevol iniciativa privada dels llaners, cosa que va impossibilitar el floriment econòmic dels segles posteriors.
Davant l’ofec econòmic, la Monarquia —a fi de dinamitzar l’economia— va recórrer al crèdit que oferien les comunitats jueves, assentades en les principals ciutats hispanes. Així fou com més aviat que tard tant reis, nobles com ordes militars, comunitats eclesiàstiques o “concejos” —i fins i tot particulars o “situados”, com se’ls coneixia a l’època— van acabar abusant del crèdit, la qual cosa va esdevenir a la llarga un veritable problema intern. Davant el fort endeutament del tresor públic castellà, la Monarquia —a conseqüència de la generalització d’impagaments— va iniciar una reforma del seu sistema financer, encara que el veritable desllorigador fou la promulgació de l’Edicte de Granada —també conegut com a Decret de l’Alhambra— pel qual els Reis Catòlics decretaven l’expulsió de tots els jueus dels territoris hispans, cosa que va suposar obtenir grans béns a la Monarquia a curt termini.
Pel que fa a la resta de territoris peninsulars —sobretot el món mediterrani i el món atlàntic portuguès—, van saber trobar en el mar una palanca de creixement que els va permetre continuar amb les seves polítiques expansives. Per exemple, la burgesia comercial catalana va saber aprofitar les conseqüències de la guerra amb França —la famosa croada de Felip l’Ardit— per a potenciar la seva indústria manufacturera. La creació dels Consolats de Mar i l’ampliació d’antigues rutes marítimes —iniciades al segle X— foren els mecanismes de penetració que aprofità la Confederació Catalanoaragonesa per a satisfer la demanda que tenien els seus productes —draps, eines de ferro, coralls, cuirs, espècies o esclaus— tant en els mercats peninsulars —Lisboa, Donostia, Bilbao o Sevilla— com en els mercats estrangers de Sardenya, Sicília, Bruges, Constantinoble, Tunis o Alexandria.
Un territori format per “persones lliures”
Des de l’inici de l’expansió feudal —a inicis del segle IX—, els territoris del nord-oest peninsular es van configurar sota la fórmula juridicoadministrativa del “dominium”, fonamentada en el dret romà, cosa que significava que el titular de la propietat de la terra era un “dominus” o senyor. Per tant, el rei o el comte —màxima figura en la piràmide social— des del principi va esdevenir el propietari final —directament o indirecta— de totes aquelles terres que s’anessin expropiant.
Hem de tenir present que cap senyor tindria el menor interès a posseir terres, aigües, ramats o molins si no hi haguessin pagesos capaços d’organitzar processos de treball estables que propiciessin la conversió de l’esforç en una renda. Per tant, amb la creació de l’Extremadura a partir del segle IX, la política expansiva castellanolleonesa es va executar per mitjà de les comunitats de “villa y tierra”, les quals esdevindrien l’element clau d’organització politicojurídica dins dels “nous territoris expropiats”. D’aquesta manera, el paisatge de la Meseta fou articulat a partir de la fundació d’un seguit de viles majors —emmurallades i amb representació a les Corts castellanes— de les quals depenien sis o vuit llogarets sense muralla situats al voltant de la vila principal.
Per als senyors, el veritable perill pivotava en l’existència —dins d’aquell vast territori— de comunitats pageses lliures que escapessin d’aquella nova jurisdicció. Per aquest motiu, van crear mecanismes que suposessin un endeutament brutal d’aquelles comunitats de “villa y tierra” a través de les famoses cartes de poblament o “asentamientos” i dels contractes de “presura”, amb la finalitat que perdessin tota possible mobilitat, quedessin adscrits a la terra i, d’aquesta manera, asseguressin el retorn dels deutes contrets.
I com que la vida del rei era tan “sacrificada” —encara avui ho és quan es permeten el luxe d’anar a caçar elefants— aquests acabaven cedint les terres pels serveis prestats a altres senyors, entitats eclesiàstiques o monestirs. Per tant, depenia de qui era el rendista final —o sigui, el propietari— que les terres eren conegudes com de reialenc, si era del rei; d’abadenc, si era d’un abat o d’un bisbe; de “solariego”, si era d’un noble o un orde militar; o de “behetria”, si eren els mateixos vilatans qui escollien el senyor. A la llarga, tota aquesta tipologia de propietats contribuirà a la formació dels grans latifundis “messetaris” —conegut com el procés de senyorialització— que a partir del segle XIV propiciarà la concentració de molt de poder, tant econòmic com territorial, en una part molt ínfima de la població castellana.
«A partir del segle IX, la política expansiva castellanolleonesa es va executar per mitjà de les comunitats de “villa y tierra”, les quals esdevindrien l’element clau d’organització politicojurídica dins dels “nous territoris expropiats.”
Cap a una nova concepció de l’Estat
A finals del segle XV, el món castellanolleonès acabarà “expropiant” uns 385.000 km² de terres —entre la Meseta superior i la inferior—, en les quals hi viuran prop de quatre milions i mig de persones, inclosa la població nassarí. I a la resta de la península, la població estarà repartida de la següent manera: als territoris de la Confederació Catalanoaragonesa hi viuran prop de nou-centes mil persones en uns 110.000 km²; unes cent vint mil persones viuran en 11.000 km² a Navarra; i a Portugal un milió de persones viuran en 88.000 km².
Castella, encara que era el territori amb més extensió de la península Ibèrica, va continuar experimentant continus problemes econòmics i demogràfics, principalment empès pel procés de consolidació de la senyorialització, en detriment de l’esgotada economia expansiva, la qual s’havia basat en l’expropiació indiscriminada de terres i la reassignació de propietats a través de la coerció física.
Aleshores, durant la segona meitat del segle XV, la Monarquia castellana va iniciar un procés de transformació econòmica a través d’una reforma monetària i fiscal, cosa que li va provocar un important desajustament social, fins al punt que va acabar repercutint directament als interessos nobiliaris. D’aquesta manera esclataran importants aldarulls per tot el regne i, en veure’s incapaç de calmar els ànims, la Monarquia aplicarà una política de satisfacció senyorial a través de l’oferiment de més terres, més drets i més pensions vitalícies a costa de l’erari públic i finançat mitjançant un impost especial sobre la població de les ciutats comuneres. I per reblar el clau, a principis del segle XVI, les principals Comunitats de Castella es veieren obligades a assumir un considerable impost per a cobrir la compra del títol Imperial —per part de la família dels Habsburg— cosa que desembocà en la famosa Revolta dels Comuners.
Tanmateix, aquesta política va tenir un impacte insuficient a l’hora d’aplacar les ambicions senyorials, cosa que va fer aflorar l’existència d’una divisió encara molt més profunda en el si de l’aristocràcia castellana. Aviat es va palpar l’existència de dues faccions políticament antagòniques: per una banda, trobem les famílies dels Pacheco, Villena o Girón, els quals eren partidaris de prendre part més activa en les grans decisions polítiques del regne i, per tant, veien necessari afeblir la Monarquia per a controlar-la. I per l’altra, hi havia els Santillana o els Mendoza que entenien que havia arribat el moment d’abstenir-se del poder, perquè la Monarquia —edificada sobre una nova concepció d’Estat— era qui havia de garantir l’estabilitat del regne a fi d’assegurar els seus privilegis senyorials… in saecula saeculorum.
Després de la Guerra Civil castellana (1475-1479), els dos territoris més extensos de la península Ibèrica —el regne de Castella i la Confederació Catalanoaragonesa— crearen plegats una nova entitat política coneguda amb el nom de Monarquia Hispànica, a la qual aviat li sumarien Granada (1492), Portugal (1497) i Navarra (1512). Aquell nou estat dinàstic fou configurat amb la unió de només dos elements clau: l’exèrcit i la política exterior. Per a la resta d’elements que configuraran l’Estat modern, com ara fronteres, monedes, lleis i institucions, romandran totalment separats.
D’aquesta manera, la configuració i repartiment del poder —acordat a la Concòrdia de Segòvia per ambdues parts— es va estructurar de la següent manera: mentre Castella s’articularà segons l’autoritat sacralitzada de la reina i sempre per sobre de la noblesa i l’església —gràcies a una eficaç política d’endormiscament de les Corts—, la Confederació Catalanoaragonesa s’organitzà al voltant de la Constitució de l’Observança, la qual obligarà sempre al rei a governar i pactar d’acord amb les lleis del Principat.
A la llarga, Castella oferirà menys resistència als monarques hispans, cosa que no passarà dins la Confederació Catalanoaragonesa, la qual respectant totes les seves realitats juridicopolítiques, acabaran limitant les iniciatives no pactades entre els diferents braços —comte-rei, noblesa, clergat i ciutadans honrats— que representaran part de la societat confederada. L’historiador John Elliott en el seu famós llibre “Imperial Spain (1469-1716)” molt encertadament ho va definir de la següent manera: els sobirans espanyols (castellans) eren reis absoluts a Castella i monarques constitucionals a Aragó (Catalunya).
“Els sobirans espanyols (castellans) eren reis absoluts a Castella i monarques constitucionals a Aragó (Catalunya).”
L’imperi inconscient
Només l’atzar i els alisis conduïren els primers navegants de la Confederació Catalanoaragonesa a la zona més poblada del continent americà. Des del principi dels viatges cap a l’oest, els primers navegants van tenir la certesa i la consciència que allí on havien arribat no eren les Índies Orientals, sinó que es tractava d’un territori completament diferent. I en adonar-se d’aquest fet, la Monarquia castellana va desplegar tota la seva moderna maquinària jurídica i administrativa per a posseir-lo legítimament. Sense encomanar-se a ningú i per dret de conquesta, la Monarquia va tornar a adjudicar-se la propietat d’aquells territoris tot ignorant la població autòctona.
El descobriment d’importants jaciments de metalls preciosos —entre Mèxic i el Perú— propiciarà la fundació o refundació d’importants ciutats americanes, les quals adquiriran un altre rol territorial a fi d’assegurar importants fluxos regulars de riquesa vers Castella. Per tant, actuant com a nou-rics, Castella gastarà una quantitat indecent de recursos econòmics per a construir el seu concepte de civilització, fonamentada en el catolicisme. Aquesta obsessió —de vegades incontrolada— els portarà a embarcar-se en infinitat de conflictes de tota mena, com ara: disputes teològiques, conflictes familiars, afers comercials o fastuoses construccions megalòmanes.
Però a principis del XVII, les mines americanes començaren a mostrar signes d’esgotament, cosa que s’accentuarà a mesura que avança el segle. Davant d’aquesta desacceleració, i a fi de mantenir el mateix ritme de despesa, la Monarquia recorrerà al préstec de bancs alemanys —els Fugger o els Welser— i la banca genovesa dels Spínola, Centurione, Balbi, Strata i, sobretot, Gio Luca Pallavicino. Aleshores, es veurà obligada a apujar els impostos i a exercir una pressió fiscal sobre el conjunt de tota la societat hispànica. Recordem la famosa “Unión de Armas” del Compte-Duc d’Olivares. Davant d’una allau generalitzat d’impagaments, l’Estat entrarà en un procés de successives bancarrotes (1627, 1647, 1652 i 1662), cosa que contribuirà a projectar-li una imatge molt desfavorable davant la resta de cancelleries europees.
La història d’Espanya encara avui continua estigmatitzada per una “llegenda negra” concebuda entre els segles XVI i XVII —tant pels luterans de Wittenberg com pels holandesos de Dillenburg—, la qual buscava esmicolar la seva hegemonia al món. Posteriorment, a fi de controlar les matèries primeres de les colònies castellanes i portugueses, els anglesos amplificaran la propaganda protestant, com a element clau de desprestigi davant les elits colonials, cosa que els ajudaria a iniciar i finançar els processos d’independència de les colònies hispanes al llarg del segle XIX.
La deriva borbònica
De manera reiterada, Castella —i després Espanya— s’ha trobat sempre davant d’un perillós cercle viciós, en el qual la despesa contreta per l’Estat ha estat excessiva, i ha necessitat augmentar contínuament els impostos per a equilibrar els ingressos, cosa que l’ha portat —de manera perllongada en el temps— a una desmesurada pressió fiscal sobre el conjunt de la població.
Amb l’entrada dels Borbons —després d’una llarga campanya de desprestigi contra els Àustries— els problemes econòmics es van agreujar quan, a través de la utilització de continus préstecs, représtecs, negociacions i renegociacions, aquests només serviren per a satisfer la seva “grandeur” personal, en detriment de la modernització de la societat d’acord amb l’esperit il·lustrat que imperava a tot Europa.
Els Borbons sempre van ser conscients que l’única manera de sustentar econòmicament tot el regne hispànic era annexionant tots els territoris peninsulars i, d’aquesta manera, configurar un nou hexàgon geopolític, similar a l’hexàgon francès. Però això no fou possible perquè des de finals del XVII Portugal ja no formava part de la Monarquia Hispànica, encara que s’intentarà annexionar-lo en tres ocasions durant el XIX i XX. Per tant, els esforços només es van poder centrar sobre els territoris del Llevant peninsular que, primer amb la guerra de Successió i després amb els Decrets de Nova Planta, va permetre als Borbons vincular sectors productius —mestres artesans i mercaders— al nou sistema centralista. En conseqüència, aquesta fidelització vers els Borbons els va permetre —als afins al nou règim— accedir als grans contractes públics, cosa que els va abocar cap a una dependència absoluta del nou sistema centralista la qual acabarà teixint una xarxa de corrupció generalitzada en tots els nivells de la gestió pública.
D’exemples no en falten, com quan a principis del segle XIX la reina Maria Cristina —vídua de Ferran VII— va lliurar el poder als liberals espanyols, que a la vegada pactaren amb la burgesia industrial catalana per a forjar una interessada aliança política i socioideològica que es materialitzaria amb la institució d’un sistema proteccionista. D’aquesta manera es dilapidava la tradició mercantil catalana i es traïa l’esperit del 1705, perquè la negativa borbònica vers el lliure mercat del Principat amb Anglaterra i els Països Baixos —els seus principals socis comercials— va iniciar tot el procés que convergiria en l’11 de setembre de 1714.
Tampoc amb la instauració del “règim democràtic del 78” la cosa va millorar pels interessos del Llevant peninsular. De fet, les seves conseqüències les patim diàriament els catalans, valencians i balears quan any rere any aportem xifres monstruoses dels nostres PIB a les arques de l’Estat en pro d’una “centralitat solidària” i recordem-ho, amb el vistiplau de polítics, industrials i banquers. I la història continua fins a l’actualitat, quan després d’una dècada políticament i social intensa, l’Estat acaba de proposar-li a Catalunya —aviat també se li proposarà a València i a les Illes— un finançament singular, segurament condicionada per una gran solidaritat. En fi!
La història ja va advertir Felip II quan visità per darrera vegada el seu pare, l’emperador Carles d’Habsburg, al monestir de Yuste quan li va aconsellar que si volia augmentar l’imperi, calia que situés la capital a Lisboa, perquè això significaria lligar-lo amb el Nou Món; si volia conservar-lo, la situés a Barcelona, és a dir, entroncar-lo amb la tradició clàssica; i que si volia perdre’l, situés la capital a Madrid. I, efectivament, Madrid va ser la capital més mal comunicada d’Europa fins a començaments del segle XX quan, gràcies al desenvolupament de les línies aèries i la construcció dels pantans, es va aconseguir dinamitzar aquella solitud enmig de la Meseta castellana.
Tornem a Newton. I com passarem d’una força centrípeta cap a una força centrífuga? Doncs aquesta només serà possible si existeix una acceleració tangencial que permeti variar el mòdul de velocitat de l’objecte i, d’aquesta manera, podrà tornar al seu estadi físic original. Per tant, serà la innovació tecnològica qui provocarà una acceleració del moviment econòmic que aprofitant-se de “l’Open Banking” i “l’Embedded Finance” esdevinguin la força tangencial que possibiliti retornar al nostre estadi original? Aconseguir-ho està a les nostres mans!
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