Obsolescencia programada, ¿motor del consumo?

La vida útil de los productos se acorta cada vez más y nos vemos obligados a reemplazarlos compulsivamente. Es lo que se conoce como obsolescencia programada. Así es como la economía asegura crecer. ¿Pero la muerte prematura de los productos es realmente el motor del mercado?

 

Bienvenidos a Livermore, California. Aquí es donde encontramos la bombilla más longeva del mundo, ubicada en el parque de bomberos del municipio. Fue fabricada en Shelby, Ohio, hacia 1895, y su filamento es un invento de Adolphe Chaillet creado expresamente para durar.

La imagen de la bombilla puede verse por internet 24 horas al día y, de momento, ya ha durado más que tres webcams. Unos años atrás, en 1871, el inventor de la bombilla Thomas A. Edison había logrado producir una pequeña bombilla de una resistencia comparativamente enorme, con la que en 1881 conseguía una duración de 1.500 horas.

Unos años más tarde, en 1924, un grupo de hombres se reunieron en Ginebra con un plan secreto: crear el primer cártel para controlar la producción de bombillas mundial y repartirse sus beneficios. El cártel se llamó Phoebus y lo integraban los principales fabricantes de bombillas de Europa, Estados Unidos e, incluso, de las colonias de Asia y África. En ese momento, Phoebus anunció orgulloso una duración de hasta 2.500 horas en sus bombillas.

Pese a los progresos de la ciencia, el hito de Phoebus se truncó al año siguiente por el “Comité de las 1.000 horas de vida”, creado para reducir técnicamente la vida útil de las bombillas. Phillips (Holanda), General Electric (USA), OSRAM (Alemania) o Lámparas Zeta (España), entre otros, formaban parte.

¿Por qué se acorta la vida de los productos?

La obsolescencia es la depreciación de los bienes de equipo a consecuencia del progreso técnico. Siguiendo esta idea, la obsolescencia planificada o programada es la práctica por lo menos reprobable de empresas y fabricantes para ofrecer unos productos con unas prestaciones y cualidades inferiores a la tecnología de que se dispone. El objetivo es que estos objetos dejen de funcionar después de un tiempo determinado y que el consumidor se vea obligado a reemplazarlos.

La razón principal por la que las empresas diseñan productos teniendo en cuenta la obsolescencia programada tiene que ver, evidentemente, con el argumento de que incrementan las ventas. En un artículo en el Printers Ink, un manual de publicidad de 1928, ya se argumentaba como “un artículo que no se estropea es una tragedia para los negocios”. Por tanto, la principal causa del aumento de la obsolescencia programada ha sido, en definitiva, el mismo sistema económico que rige nuestras sociedades. Un sistema económico basado en la economía del crecimiento, en el que la lógica no es crecer para satisfacer las necesidades, sino para aumentar beneficios.

En resumen, los empresarios dirán: un sistema económico basado en el crecimiento, por supuesto, no tiene futuro sin crecimiento; y, por tanto, si el consumidor no compra, la economía no crece. El diseñador industrial Brooks Stevens, a menudo citado como el inventor de la obsolescencia programada, la definió como “la necesidad de poseer algo más nuevo, algo mejor, algo antes de lo necesario”, aunque su idea era hacer que el consumidor deseara siempre algo nuevo, en lugar de crear productos de baja calidad que fuera necesario.

¿Es viable una economía sin obsolescencia programada?

Posiblemente, existe una alternativa a la obsolescencia programada, pero sólo si se cuenta con el apoyo de la administración y el tejido empresarial. En nuestro país ya existen diversas iniciativas que buscan reducir el impacto de la obsolescencia programada. Es el caso de la asociación catalana Millor Que Nou, que promueve la reparación de aparatos y el intercambio como alternativa para generar un mayor número de desechos tecnológicos.

Por otra parte, la Fundación Energía e Innovación Sostenible (Feniss) concluyó que una familia de cuatro miembros podría ahorrar 50.000 euros a lo largo de toda la vida si los electrodomésticos duraran más o fueran diseñados para ser reparados. Los expertos explican que poner etiquetas sobre la durabilidad de los productos podría ayudar al consumidor a tomar decisiones de compra.

La Unión Europea también ha tomado parte y apuesta por modelos de economía circular. Las marcas de tecnología deben permitir que se puedan retirar las piezas de sus productos para ser reemplazadas. También se plantea crear un sello para productos fáciles de reparar, una de las propuestas de la llamada Ley por el derecho a reparar, cuyo objetivo es aumentar la vida útil de los dispositivos electrónicos para conseguir un menor impacto medioambiental y acabar, así, con la obsolescencia programada.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Jaume JosaJaume Josa says:
    Jaume

    Penso que podríeu aprofondir més en l’economia circular. Estem acostumats a que les empreses fan negoci venent més productes. En l’economia circular (que no és fer un bucle a la ineficient economia lineal d’ara) els productes es mantenen, reparen, re-manufacturen; l’empresa no pensa en vendre 800 on ara ven només 600, sinó en vendre 200, potser només 100 o menys i reorientar l’empresa per proporcionar manteniment durant anys o dècades al seu producte. Hi ha d’acompanyar l’administració i els usuaris hem de voler participar d’aquesta nova economia més eficient.

    • Mireia Cano says:

      Quina bona reflexió, Jaume. És un molt bon apunt el fet que un canvi d’economia requereix la implicació de totes les parts. És un molt bon tema a tractar, i segurament una de les opcions més interessants de cara al futur. En seguirem parlant a La Plaça, gràcies per seguir-nos! 😊

      Hace 2 años
  2. Francesc Estafanell PujolFrancesc Estafanell Pujol says:
    Francesc de Borja

    La obsolescència programada té sentit en una economia de creixement il·limitat i des del meu punt de vista no desitjable perquè posa com centre el consum i aquest deriva necessàriament en consumisme per poder assolir

  3. Francesc Estafanell PujolFrancesc Estafanell Pujol says:
    Francesc de Borja

    La obsolescència programada té sentit en una economia de creixement il·limitat i des del meu punt de vista no desitjable perquè posa com centre el consum i aquest deriva necessàriament en consumisme per poder assolir aquest creixement il·limitat

  4. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    Sempre he cregut que l’obsolecència programada era una faceta mes dwl neolliberalisme salvatge i de la necessitat de la posessió em fa contenta la llsi del dret a reparar i de les iniciatives com millor que nou
    Gracies

  5. Pere Maria EstremPere Maria Estrem says:
    Pere Maria

    Tinc un cotxe amb 400.000 kilòmetres encara funciona…

  6. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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