El argot de la bolsa estigmatiza la salud mental

“Psicosis en la bolsa”, “Wall Street enloquece”, “El mercado entra en depresión”. ¿Cuántas veces hemos leído en la prensa expresiones que comparan la economía con los trastornos de salud mental? Entidades como Obertament consideran que la jerga de la economía estigmatiza y que hay que remediarla.

 

“Las he visto de todos los colores. Incluso un catedrático de economía, en un artículo de opinión, decía ‘economía esquizoide’, porque, a su juicio, ‘la economía entraba en una disociación entre dos tendencias simultáneas y contradictorias”. Lo denuncia sin tapujos a Dani en el blog de Obertament, donde la entidad hace pedagogía sobre lenguaje inclusivo con cientos de testigos en primera persona. La queja se repite una y otra vez.

Fue precisamente el uso habitual de las palabras “psicosis” y “esquizofrenia” como metáforas peyorativas, lo que hizo saltar todas las alarmas. Desde entonces, Obertament ha elaborado hasta cinco informes con la ayuda del Grup Barnils, con sus campañas correspondientes y con jornadas formativas en todo el territorio para concienciar sobre el estigma que arrastra la salud mental a los medios y, específicamente, en las informaciones de internacional, opinión, política y economía. “La personalidad esquizoide nada tiene que ver con la economía. ¡No me mezcle peras con manzanas!”, remacha Dani.

Porque, sin duda, el primer agravio es utilizar metáforas que consolidan el estigma sin tener presente qué implica tener un trastorno de salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas la tiene o la tendrá a lo largo de la vida, y pueden aparecer en cualquier momento, desde la infancia hasta la vejez. Según el último informe de Obertament, por ejemplo, la OMS calcula que cerca de 300 millones de personas en el mundo han tenido una depresión, un 4,4% de la población global.

Y, sin embargo, estas personas se sienten a menudo discriminadas en su entorno familiar y laboral. De hecho, según un estudio publicado por la Universidad Autónoma de Barcelona y Spora Sinergies, el 80,1% de las personas con un problema de salud mental en Cataluña ha sufrido discriminación y estigma, y ​​el 54,9% han sido discriminadas muy a menudo.

 

Los trastornos, nada que ver con la violencia

Por eso, cuando los medios o profesionales de la economía y la política vinculan la salud mental con conflictos, crisis o contextos de dificultad refuerzan aún más esta discriminación. El segundo agravio, efectivamente, es vincular a los trastornos de salud mental con la violencia. En este sentido, el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) advierte en una guía que “se exagera el riesgo de agresividad, se favorecen el miedo y la desconfianza y se ensancha el vacío del desconocimiento sobre los temas de la salud mental.”

Cuando lo hacemos, reproducimos sin querer un discurso que describe la economía como un entorno agresivo, en el que la competición sin moral manda y las suspicacias mueven los hilos del mercado. ¿Es realmente esa la imagen que tenemos de cómo funciona la economía? El CAC también recuerda que utilizar términos como “esquizofrénico”, “bipolar”, “psicosis”, “depresivo” para describir situaciones caóticas, irracionales, extravagantes o para descalificar al adversario; utilizar una adjetivación negativa; u optar por afirmaciones alarmantes y morbosas, “perpetúa falsas creencias y estereotipos”.

 

Estereotipos que son casi insultos

Y, claro, el tercer agravio es el estereotipo, tal y como denuncia Obertament. A menudo utilizamos expresiones que, de tan normalizadas, no percibimos lo despectivas que son. Así, por ejemplo, a menudo se relacionan temas de actualidad económica que son irreversibles con la salud mental, que se asocia erróneamente con una enfermedad incurable que impide a las personas llevar una vida normalizada.

De esta forma, a menudo se confunde un trastorno mental con una discapacidad psíquica o una demencia. Las entidades también alertan de que, pensando que hacemos un ejercicio de empatía, caemos en “un tono paternalista y compasivo”. Esta idea, además, se refuerza con ilustraciones que despiertan rechazo, tristeza o un abismo interior oscuro y desesperado. Nada más alejado de la realidad. Al fin y al cabo, tal y como denuncia Obertament, acabamos convirtiendo la salud mental en “un cajón de sastre”.

Por eso, por el contrario, las entidades recomiendan utilizar expresiones como “Una persona que tiene o ha tenido…”, utilizar adjetivos y recursos que no hagan referencia a la salud mental, contextualizar bien los trastornos de salud mental, escuchar y respetar más a las personas que tienen este diagnóstico, hacer valer las historias de superación y evitar el sensacionalismo.

Todos estos consejos, al final, hacen que no se ponga el foco sobre la persona, sino sobre la sociedad que provoca trastornos tan habituales como la angustia o la depresión. Si venimos a cambiar colectivamente la economía y construir una banca más justa, más honesta y más ética, en lugar de reproducir prejuicios, puede que lo giremos todo como un calcetín. Empecemos por la lengua.

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Xavier SantiagoXavier Santiago says:
    Xavier

    Canviem les coses desde la base. Gràcies per l article

  2. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Heu fet diana amb aquest article. Abans les malalties mentals eren estigmatitzades, amagades i incompreses. Ara que hi ha més saber, a més a més són ridiculitzades i banalitzades. En aquest sentit crec que les xarxes socials hi ajuden.

    • AlbertAlbert says:
      Albert

      Sí, Mercè, jo penso també que les xarxes socials funcionen com un amplificador. I, és clar, pel bo i pel dolent.

      Hace 4 años
  3. Laura CarlúsLaura Carlús says:
    Laura

    Gràcies per encetar aquesta temàtica tant important per la nostra societat sovint alienadora, les persones no sóm xxx, tenim xxx.

    • AlbertAlbert says:
      Albert

      Crec, Laura, que la teva reflexió és el nucli de la qüestió: «tenir», no pas «ser». Gràcies per ressaltar-ho!

      Hace 4 años
  4. Francesc Estafanell PujolFrancesc Estafanell Pujol says:
    Francesc de Borja

    M’ha agradat l’article que tracta d’un tema tan important com és el llenguatge com a expressió social. Cal tenir-ho molt en compte

    • AlbertAlbert says:
      Albert

      Certament, Francesc; sovint sembla que no som conscients del poder que té com ens expressem, i de les seves conseqüències.

      Hace 4 años
  5. Miquel Pérez CorralMiquel Pérez Corral says:
    Miquel

    Bon article, està bé no barrejar conceptes, cal dir les coses pel seu nom, gràcies per l’aclariment.

  6. Josefina PicasJosefina Picas says:
    Josefina

    Hi ha molt a treballar encara en ser plenament conscients del llenguatge que fem servir. Molt interessant.

  7. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    Us agraeixo molt aquest article feia falta
    Gràcies

  8. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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