

El lenguaje de la felicidad
Escoge bien tus palabras porque serán determinantes en tu estado de ánimo, en tus relaciones y, incluso, en tu felicidad. Todos llevamos miedos, inseguridades y negatividad dentro, y el lenguaje tiene el poder de transformar esto a nuestro favor.
El lenguaje es un elemento comunitario más, y quizás el más poderoso. Es a partir de discursos que votamos a un partido político u otro, o que un equipo de fútbol sale más o menos motivado al campo. Desde que nacemos aprendemos a través del lenguaje, ya sea hablado, escrito o a través de símbolos. Y son estas palabras, que la comunidad dota de significado, las que describen el mundo que nos rodea, y a nosotros mismos.
Construir una comunidad a través del lenguaje
«La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha». Así lo describía el filósofo Michel de Montaigne. El lenguaje que compartimos nos hace formar parte de una comunidad, ya sea de forma genérica a través del idioma o de forma personalizada a través de un argot o palabras que solo se utilizan en nuestra zona.
Cuanto más rico es el vocabulario, más facilidad tendrá la sociedad para describir el entorno y todo lo que pasa. En gallego, por ejemplo, existen más de 70 palabras para describir la lluvia. Gracias a ello, esta comunidad tendrá más conocimiento en este ámbito por el simple hecho de que su lengua tiene la capacidad de describirlo. Palabra a palabra construimos el entorno y nuestro presente, pero también nos construimos a nosotros mismos.
El poder del lenguaje positivo
Tal como decía el filósofo mexicano Octavio Paz, estamos hechos de palabras y estas son nuestra única realidad. Por lo tanto, la forma como hablamos describirá esta realidad, y podemos hacerlo de forma positiva o negativa.
Luis Castellanos es uno de los referentes mundiales en lenguaje positivo. El escritor y filósofo ha constatado, después de años de estudio, que el lenguaje positivo influye directamente en nuestra felicidad. Las palabras que elegimos para describir cómo nos sentimos, cómo nos vemos, o las que utilizamos para relacionarnos condicionan nuestra vida.
Defiende que todas las palabras, positivas o negativas, tienen una carga emocional. Para hacernos una idea, teoriza que, si a la hora de relacionarnos utilizamos una palabra negativa, tenemos que aportar cinco positivas para contrarrestarlas y ganarnos la relación otra vez. Este es el impacto de la negatividad en las palabras.
Construir la felicidad palabra a palabra
Acciones tan sencillas como cambiar las palabras que utilizamos en nuestro día a día pueden tener un gran impacto en nuestro estado de ánimo y comportamiento. Os dejamos algunos ejemplos:
- Difícil/reto: cambiar «es difícil» por «es un reto» es suficiente para transformar la información que damos al cerebro. En vez de cerrarnos las puertas al resultado positivo, destacamos que trabajaremos para conseguirlo.
- Tengo que hacer / quiero hacer: nos ayudará a evitar la sensación negativa de obligatoriedad.
- Me gustaría hacer… pero: todo aquello que viene después del «pero» es donde se concentrará nuestra atención. Cambiémoslo por un «aunque», por ejemplo: «me gustaría montar mi negocio aunque me da respeto». Este respeto no es un impedimento, sino un reto más.
- Poco a poco / paso a paso: para muchos, «poco a poco» no tiene una connotación negativa, pero es cierto que expresa lentitud y pobreza. Cambiarlo por «paso a paso» implica movimiento y lograr objetivos, aunque sean pequeños.
- Eliminar el NO de nuestro vocabulario: cuando expresamos un «sí» abrimos todo un mundo de posibilidades que el «no» cierra. Eliminar el «no» eliminará, también, muchas frustraciones.
- Adjetivos: cuando describimos el entorno o las personas, prioricemos siempre los comentarios positivos. Ver el mundo con optimismo es la mejor descarga de serotonina para tu cuerpo.
A pesar de que al principio es un ejercicio frustrante, puesto que no nos sale de forma natural, esta práctica de transformar el lenguaje hacia un relato más consciente y positivo puede cambiarnos la vida. Este es el gran poder del lenguaje. ¿Te animas a probarlo?
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5min lecturaDesde fuera, el directivo de una empresa puede parecer una
Molt interessant!!
El llenguatge no verbal es el 80 o 90 %del que es vol trasmetre
Ben cert!
Bons Tips 👍
Gràcies, Josep, per la teva bona valoració!
Molt interessant! 👍👍
Gràcies, Joan, per encoratjar-nos!
Si n’és important el “què”, encara ho és més el “com” 👍
El poder de la paraula… Aquesta mena de comunicació que és un tret exclusiu de l’espècie humana.
La comunicació en diuen els 4rt poder… Però ja ha d’anar dels primers!! I què dir del llenguatge no verbal?? Fets i no paraules…
Molt bon article. En volem més d’aquests d’anàlisi, coneixament intel·ligència emocional…. 👏👏
Moltes gràcies, Laura, pel teu comentari! Ens esperona a continuar i a fer-ho cada cop millor.
Molt ben explicat, de manera clara, concisa i eficient. La frase final l’he sentit sovint, tot i que a l’inrevés “Menys és més”, “Weniger ist mehr” o “Less is more”. Enhorabona!
Moltes gràcies, Jaume! Tens raó, tot i que en aquest cas diem que massa informació no informa, ve a ser el mateix que comentes, menys és més.
👌 Esplèndid. Sense retòrica.
“La paraula és meitat de qui la pronuncia, meitat de quil’escolta.” Fa reflexionar
des d’ un bon començamet. 🙏🏽
Totalment d’acord, Mercè! Fins i tot quan ningú més no ens escolta, actuem de manera dual, tot pronunciant i escoltant alhora. És gairebé màgic.