Ahorra en comunidad y consigue mayores ganancias
11Onze Recomienda, a petición de la comunidad, ha conseguido que el proveedor siga mejorando Financia Litigios: ahora puedes acceder al producto con familia o amigos para conseguir ganancias más altas por tus ahorros. Los beneficios cuadruplican la media de rendimientos de la banca española.
Financia Litigios es uno de los productos más solicitados de 11Onze Recomienda, este hecho que nos da fuerza para pedir mejoras a nuestro proveedor. En este sentido, algunos usuarios hicieron notar que los mejores rendimientos se consiguen por cantidades más altas, lo cual es una barrera de entrada para mucha gente.
Tal como explica el jefe financiero de 11Onze, Farhaan Mir: “Para acceder al 9% anual hay que aportar 25.000 euros y mucha gente no dispone de estas cantidades, pero también merecen poder ahorrar. Así es que pensamos, ¿qué podemos hacer? No podemos pedir que se reduzca la cantidad, pero sí que pueda ser aportada entre varias personas”. De este modo pueden ahorrar, por ejemplo, varias personas de la misma familia. O un grupo de amigos. Cada uno con su propia documentación, haciendo la transferencia de su cantidad y recibiendo las ganancias que le corresponden en su cuenta. El único requisito es que el importe agregado corresponda a las cantidades establecidas por el proveedor.
Cuadruplicando los rendimientos ofrecidos por la banca
Este movimiento de 11Onze Recomienda permite a su comunidad acceder a un producto de ahorro inaudito en el país. En octubre de 2023, la banca española aumentó los intereses que pagaba a sus clientes, pero sigue siendo la banca que ofrece menos rendimientos de Europa, ofreciendo un rendimiento medio del 2,3%. Financia Litigios, por lo tanto, casi cuadruplica lo que ofrecen los bancos españoles y, además, lo hace con un extra de seguridad, puesto que los fondos cuentan con un seguro que cubre el capital principal.
“Ya no es necesario que ahorres solo y te pierdas las mejores propuestas. Esto es injusto. Todo el mundo tiene que poder ahorrar”.
Ahorro en comunidad
De este modo, 11Onze refuerza su visión comunitaria ofreciendo ahora el ahorro en comunidad. “Ya no es necesario que ahorres solo y te pierdas las mejores propuestas porque no tienes suficiente dinero. Esto es injusto. Todo el mundo tiene que poder ahorrar”, afirma Farhaan Mir. El producto ofrecido por nuestro proveedor británico se ha convertido en uno de los productos estrella de ahorro. Para poder conocer en profundidad el producto hay que ser usuario de 11Onze y entrar en la página de Financia Litigios.
Si ya eres miembro de La Plaça puedes pedir más información a nuestro proveedor.
No es una percepción, sino una realidad: con la globalización, los ricos se han hecho más ricos y los pobres, más pobres. Desde mediados de los años noventa, el 10 % más acaudalado de la población mundial ha acumulado más de tres cuartos de toda la riqueza generada, mientras que la mitad más pobre solo consiguió el 2 %.
Después de tres décadas de globalización comercial y financiera, las desigualdades en el mundo siguen siendo extremadamente pronunciadas. Se puede decir que son tan grandes hoy como en el momento álgido del imperialismo occidental. Además, la pandemia de covid ha acentuado aún más las diferencias de ingresos.
Los datos del informe “World Inequality Report 2022” muestran que el 10 % de la población más rica del planeta ha acumulado desde mediados de los años noventa nada menos que el 76 % de la riqueza generada. De hecho, el 38 % se concentró en las manos del 1 % de la población mundial. Y la mitad de la población más pobre se ha tenido que conformar con las migajas: apenas el 2 % de la riqueza generada durante estas últimas décadas. Y esta brecha se ha agrandado durante la pandemia.
La gran diferencia respecto a la época de la colonización es que estas desigualdades no son tanto una cuestión de países ricos frente a países pobres como de diferencias individuales dentro de los Estados. En este sentido, Europa es la región con diferencias menos acentuadas, mientras que la distribución de renta más desigual se da en el Norte de África y Oriente Medio. Además, las diferencias entre géneros también siguen siendo considerables.
Un problema global
Un informe previo de la ONU, el “World Social Report 2020”, también indicaba que la desigualdad de ingresos ha aumentado dentro de la mayoría de los países desarrollados y en algunos países de renta media, incluida China, que tiene la economía de más rápido crecimiento del mundo.
Si bien es cierto que la diferencia de ingresos medios entre países se está reduciendo, sigue habiendo grandes diferencias entre las regiones más ricas y las más pobres: la renta media en Norteamérica, por ejemplo, es 16 veces superior a la de los habitantes del África subsahariana.
Un freno para el desarrollo
La desigualdad creciente entre individuos agrava los riesgos de división y obstaculiza el desarrollo económico y social. “Las disparidades de ingresos y la falta de oportunidades están creando un círculo vicioso de desigualdad, frustración y descontento entre generaciones”, indica el secretario general de la ONU, António Guterres, en el prólogo del informe de esta organización, lo cual provoca protestas masivas tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo.
Una de las consecuencias de la desigualdad es la ralentización del crecimiento económico. En las sociedades desiguales, con grandes disparidades en ámbitos como la atención sanitaria y la educación, las personas tienen más probabilidades de permanecer atrapadas en la pobreza a lo largo de varias generaciones.
La influencia de la innovación
No podemos pasar por alto que los rápidos avances en áreas como la biología y la genética, así como la robótica y la inteligencia artificial, están transformando las sociedades a un ritmo vertiginoso.
Aunque la innovación tecnológica puede acelerar el crecimiento económico, ofreciendo nuevas posibilidades en campos como la atención sanitaria, la educación, la comunicación y la productividad, también está eliminando categorías enteras de puestos de trabajo y provocando un aumento de la desigualdad salarial.
Si bien los trabajadores altamente cualificados están cosechando los beneficios de la llamada «cuarta revolución industrial», los trabajadores poco y medianamente cualificados, que se dedican a tareas manuales y cognitivas rutinarias, están viendo cómo se reducen sus oportunidades.
La losa del cambio climático
Con la crisis climática, las poblaciones vulnerables están soportando el mayor peso de la degradación medioambiental y los fenómenos meteorológicos extremos. De hecho, el cambio climático está agravando la situación de los países más pobres del mundo y podría revertir los progresos realizados en la reducción de la desigualdad entre naciones.
Si las medidas para hacer frente a la crisis climática avanzan como se espera, se perderán puestos de trabajo en los sectores contaminantes, como la industria del carbón, pero la nueva economía “verde” podría dar lugar a ganancias netas de empleo.
La tragedia de la emigración forzada
Como señala la ONU, “la migración es un poderoso símbolo de la desigualdad mundial”. De todas formas, a pesar de lo que se suele pensar, emigran más al extranjero los habitantes de los países de renta media que los de renta baja. La causa probablemente sea la falta de posibilidades materiales para hacerlo en los lugares más pobres.
En general, se considera que la migración internacional beneficia tanto a los migrantes como a sus países de origen, ya que envían dinero a casa.También se ven beneficiados los países de acogida. En algunos casos, cuando los inmigrantes compiten por un trabajo poco cualificado, los salarios pueden verse presionados a la baja, aumentando la desigualdad. Pero si ofrecen cualificaciones que escasean o aceptan trabajos que otros no están dispuestos a hacer, tienen un efecto positivo sobre el desempleo.
Estas migraciones están haciendo que, por primera vez en la historia, haya más personas que viven en zonas urbanas que en zonas rurales, una tendencia que se espera que continúe en los próximos años. Y no hay que olvidar que, aunque las ciudades impulsan el crecimiento económico, son más desiguales que las zonas rurales.
El poder de las políticas públicas
La reducción de las desigualdades debe tener un papel central en las políticas públicas. Esto se traduce en tomar medidas para garantizar que las nuevas tecnologías se utilicen para reducir la pobreza y crear puestos de trabajo; que las personas vulnerables sean más resistentes a los efectos del cambio climático; que las ciudades sean más inclusivas; y que la migración se produzca de forma segura, ordenada y regular.
Para que los países sean más igualitarios, es necesario impulsar una igualdad real de oportunidades, con medidas como el acceso universal a la educación; políticas fiscales que contemplen el apartado social; y una legislación que aborde los prejuicios y la discriminación, al tiempo que promueva una mayor participación de los grupos desfavorecidos.
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Finalizamos el recorrido cronológico que nos ha acercado a la historia de la reivindicación del ‘yo femenino’, a través de cinco mujeres que han marcado el curso de la historia contemporánea, escrita en femenino y desde nuestra casa. Siglos de historia que han dado pie a pequeñas y grandes victorias para la normalización de un punto de vista basado en puras convenciones sociales que poco tienen que ver con la naturaleza humana. Ahora, el feminismo en el siglo XXI continúa levantando la voz para una de las reivindicaciones históricas más antiguas: la igualdad entre mujeres y hombres.
Mirar atrás nos sirve para comprobar que, a pesar de que la historia ha sido escrita por hombres, las mujeres han tenido un papel clave. En todos los ámbitos y desde todas las luchas. Protagonistas a la sombra de la historia de la humanidad, donde cada lucha y cada derecho adquirido a favor del género femenino se ha debatido de nuevo más adelante. Una historia circular que nos evoca constantemente e independientemente del país o del momento a un mismo punto: todo el camino recorrido nos ha permitido avanzar, en más o menos medida, según la sociedad y el prisma subjetivo con el cual lo miramos. Un adelanto, pero, insuficiente. La lucha no se para. La igualdad todavía queda lejos para las jóvenes generaciones.
La superioridad masculina y el #patriarcado
La superioridad moral (y nada más que moral) entre sexos, etnias, culturas o clases sociales no hace más que evidenciar un afán de control que, lejos de ser natural, nace de construcciones sociales basadas en el poder, a menudo vinculado al dinero o directamente a la fuerza física. Cualquier razonamiento o comportamiento que nazca de la superioridad no podrá ser considerado justo y, por lo tanto, no tendría que ser considerado feminista. La eternización de la lucha feminista nos evoca a múltiples conclusiones. Ponemos una sobre la mesa: para continuar avanzando, los hombres tienen que tomar partido.
La historia ha sido escrita por el hombre, el mundo ha sido liderado por el hombre e incluso las religiones son altamente masculinas. ¿Podemos hablar de progreso si todavía contamos cada mujer que por primera vez accede a un lugar de poder? ¿Si hacen falta leyes para conseguir paridad laboral? ¿Si el cuerpo de la mujer, las decisiones maternales o la forma de vestir se deciden por hombres en todo el mundo o si la violencia machista continúa asesinando y violando a niñas, chicas y mujeres al lado de casa? Si todo esto es lo que constituye el mundo actual en el cual vivimos, cambiarlo tiene que ser, sin duda, una cuestión genérica. No se puede redefinir el papel de la mujer sin redefinir el del hombre. Y todo recae en la educación, que tiene que alejarse del patriarcado, el término que define la organización social dominada por hombres.
#NotAllMen, pero sí todas las mujeres
La mitad de la población todavía vive bajo el estigma del sexo débil, bajo el control del patriarcado y con la certeza que, a pesar de no verse directamente afectada una misma o las mujeres de mi entorno, mirando a ambos lados todo el mundo tiene alguna historia próxima que evidencia todo el trabajo que queda por hacer. A lo largo de la historia, el feminismo ha pasado por varios estados que, siguiendo el contexto de cada momento, han implicado un tipo de lucha u otra, basada en ideales conservadores, liberales o reivindicativos. Son muchas las mujeres a las cuales podríamos poner cara y de las cuales podemos explicar la historia. Algunas de ellas han conseguido grandes adelantos para las mujeres, otras simplemente allanaron el camino con ideas, obras o abriendo puertas que hasta entonces restaban cerradas.
El feminismo, entendido como la búsqueda de igualdad entre hombres y mujeres, tiene tantas interpretaciones, corrientes o significados como personas hablen de ello. Interpretaciones que varían según la educación recibida, la tradición familiar o los comportamientos que cada cual ha visto en su casa. Es comprensible, pues, que aparezcan pensamientos como por ejemplo que las mujeres feministas son unas “exageradas”, que “no existen desigualdades hoy en día” o que la vida se tiene que vivir “tal como se ha hecho toda la vida”, justificando que las tradiciones, por más misóginas que sean, se tienen que respetar antes de cambiarlas para conseguir paridad. Ante esta realidad, con más énfasis hay que recalcar que el feminismo tiene que partir del respeto, la base a partir de la cual se aspirará a la libertad. ¿Puede ser libre quien vive con la mirada puesta en los otros?
De la liberación a la normalización sexual #lovewins
Son muchas las sociedades que han aceptado que la orientación sexual no tiene que ser motivo de odio, y mucho menos de agresiones o sentencias legales. Se normaliza la libertad sexual y se dejan atrás algunos estigmas vinculados a la sexualidad, especialmente entre las generaciones jóvenes y en los países occidentales. Una desestigmatización que nace en la conciencia sobre el propio cuerpo, la libertad de decisión, y el respeto hacia otras ideologías. También en la construcción de parejas proliferan deprisa como el poliamor o las relaciones abiertas, que más allá del anhelo propio de cualquier generación de jóvenes para descubrirse, probar cosas nuevas y vivir experiencias, también evidencia y otorga esperanza ante un futuro que se pronostica como respetuoso y de mentalidad abierta. Juicios morales, los mínimos. Libertad y respeto por encima de todo.
Una vez más, y lamentablemente, no hay ninguna situación o contexto libre de agresiones por parte de personas que por sexo u orientación sexual se sienten con superioridad respecto a quien es diferente. La orientación sexual todavía es motivo de agresiones, y no se paran tampoco las relaciones amorosas conservadoras y con roles de género marcados por la presencia masculina. Tampoco se paran las relaciones forzadas, la violencia física, mental y sexual hacia las mujeres, la sexualización del cuerpo femenino o el juicio social e individual hacia las mujeres para disfrutar de una sexualidad llena y fundamentada con su libertad. Libertad, pero, que la sociedad se esfuerza a remarcar que es limitada, siempre dentro de cánones sociales, estándares y sujeta a múltiples críticas a los ojos del mundo. Quizás por este motivo, porque el adelanto nunca es suficiente ni generalizado, la lucha feminista constantemente comparte espacio con la lucha de otras minorías o colectivos en búsqueda de la libertad que por naturaleza tendría que ser adjudicada.
La lucha será compartida o no será #MeToo
La realidad de movimientos como el #MeToo corrobora que en el momento que una mujer levanta la voz para hacer una denuncia, aparecen miles a su lado que han vivido lo mismo y, sea por desconocimiento, por miedo, o por el sentimiento de normalidad ante actitudes que no tendrían que serlo, han preferido callar durante años. Y es que, ¿qué tipo de normalidad puede ser vivir en pleno siglo XXI, donde prevalecen unos minutos de satisfacción sexual de un hombre ante la vida de una mujer? Son muchas las batallas ganadas, los adelantos y los escenarios donde se está logrando la paridad. Son muchos los hombres que han sido educados y educan desde este prisma del respeto, independientemente del sexo o la orientación sexual, y también cada vez son más los jóvenes que crecen sin el estigma del patriarcado de base y las jóvenes que identifican y denuncian cualquier situación que va en contra de su libertad.
De todas las cosas positivas que podríamos listar y sentirnos orgullosas, principalmente por respecto a todas las que han dedicado su vida a la causa e incluso la han perdido, hay una que resalta por encima de todas: la lucha por la vida. En el momento que desaparezca la superioridad moral que sentencia vidas a cambio de ideales en todo el mundo, el feminismo podrá dar el paso definitivo para empezar a hablar de libertad.
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Y el día siguiente, nada volvió a ser igual. El estado catalán desapareció ‘ipso facto’ con la abolición de la Generalitat, la desmembración municipal y la anulación de las constituciones catalanas a raíz de la pérdida de la guerra de Sucesión (1701 -1714). Después de esto, la única administración que restó activa en Cataluña fue el ejército de ocupación, que manteniendo unos 25.000 soldados permanentes dentro del Principado, consolidó el objetivo borbónico a base de una dura represión que se prolongaría hasta mediados de siglo XVIII. Pero no todo el mundo salió mal parado…
A raíz de la victoria, se instalará en Cataluña de manera permanente la élite del ejército borbónico: las Reales Guardias Castellanas y las Reales Guardias Valonas, reforzadas con otros contingentes especiales de ocupación militar. El total de tropas desplegadas por todo el territorio catalán fue de un 47% respecto al resto de la península Ibérica. Y si le sumamos las desplegadas por el resto de los territorios de los Países Catalanes -València, Mallorca y Aragón- la cosa se ensarta hasta el 65%. Una invasión en toda regla.
La redacción del Decreto de Nueva Planta convertirá Cataluña en una provincia más de una nueva monarquía centralizada que gobernará para toda la península Ibérica sin diferencias legales. Por lo tanto, el sueño de una monarquía hispánica fundamentada en la existencia de diferentes reinos y realidades culturales peninsulares se desmenuzará, pero no desaparecerá. A partir de entonces solo existirán unas únicas Cortes, las de Castilla, que representarán el conjunto de los territorios peninsulares, pero se enfocarán hacia una nueva construcción política vertebrada alrededor de identificar Castilla con el nuevo Estado.
La Cataluña del siglo XVIII será un territorio gobernado únicamente por militares. El jefe supremo de la administración de Cataluña será el Capitán General. La administración territorial -los corregimientos- estarán en manos de los ‘corregidores’, que siempre serán militares. El orden público -en primera instancia- estará siempre a cargo del ejército y de las famosas “Escuadras de Veciana”. Esta institución fue fundada el 1719 por Pere Anton Veciana Rabassa, un desertor de la causa austracista que a principios del 1713 decidió ponerse al servicio del rey Borbón y crear una organización paramilitar y policial que trabajaría al servicio del Capitán General -Francisco Pío de Saboya y Moura-, con la misión de continuar reprimiendo la resistencia borbónica interna.
Veciana pondrá en marcha un sistema de fichas criminales -conocidas como ‘sumarias’- que permitirán al cuerpo sistematizar la información policial. También creará una red de confidentes por el territorio y organizará los primeros agentes infiltrados dentro de la resistencia. En 1735, Veciana tendrá que renunciar al cargo por motivos de edad y será entonces cuando el Capitán General traspasará las responsabilidades del cuerpo a su hijo, Pere Màrtir Veciana. Desde entonces, el mando del cuerpo recaerá hereditariamente en la familia Veciana durante cinco generaciones, hasta el 1836.

“Pere Anton Veciana y Rabassa, un desertor de la causa austracista que a principios del 1713 decidió ponerse al servicio del rey Borbón y crear una organización paramilitar y policial que trabajaría al servicio del Capitán General -Francisco Pío de Saboya y Moura-.”
Represión y terrorismo de Estado
Durante once años, Cataluña será un país sometido a una durísima represión militar, la cual se prolongará hasta el 1725, cuando intermediando el Tratado de Viena celebrado entre los representantes de Felipe V de Castilla y Carlos VI de Austria, ambas partes se reconocerán mutuamente los derechos sucesorios y se pondrá fin al pleito dinástico.
Y ¿qué pasó con los partidarios que lucharon a favor de la opción del archiduque de Austria? Durante la guerra, a medida que los ejércitos borbónicos fueron ocupando el Principado, se aplicó un tipo de ‘terrorismo militar’ que consistía en perseguir a la población local, independientemente del grado de vinculación que se hubiera tenido con la causa austracista, con el objetivo de minar la moral. Después de la caída de Barcelona, se persiguió indiscriminadamente a los principales mandos militares que no habían podido huir hacia Austria -como por ejemplo Antoni de Villarroel- y serán enviados a prisiones diseminadas por la geografía ibérica. La mayoría acabarán muriendo sin recuperar nunca la libertad u otros serán enviados a galeras.
La larga posguerra permitirá mantener la represión contra todos los elementos armados que todavía luchaban contra el nuevo ordenamiento jurídico, como por ejemplo los conocidos ‘carrasclets’. Pero también se perseguirá a todas aquellas familias que tenían miembros exiliados en Austria, y a las cuales se les prohibirá mantener cualquier relación epistolar. A los perdedores de la guerra se les embargarán propiedades y se les anularán todos sus derechos. Incluso, se les prohibirá la participación en todos los concursos públicos o la solicitud de ayudas del Estado.
El establecimiento de contingentes permanentes en Cataluña supondrá un aumento importante de la demanda militar derivada del necesario abastecimiento de las tropas reales. Según se desprende de los Manuales Generales de la Intendencia de Cataluña -institución creada para gestionar la posguerra– entre el 1714 y el 1735 se encuentran recogidos un total de 271 ‘asientos’ o contratos directamente relacionados con el abastecimiento de materiales al ejército y a la armada: pólvora, armas, trenes de artillería, uniformes, comida, herrajes por los caballos.
Los ‘asientos’ también servían para la construcción o el abastecimiento de cuarteles, como la Ciutadella, y para producir todo lo necesario para las posteriores campañas militares borbónicas, como las de Italia. Y este abastecimiento se dará gracias a la existencia de una considerable estructura productiva, comercial y financiera que se había mantenido inalterada a pesar de la guerra, y que será capaz de producir de manera solvente los ‘asientos’ que la monarquía necesitará durante las siguientes décadas.

“A los perdedores de la guerra se les embargarán propiedades y se les anularán todos sus derechos. Incluso, se les prohibirá la participación en todos los concursos públicos o la solicitud de ayudas en el Estado.”
Colaboracionismo catalán
Entonces, la pregunta a formularnos es clara: ¿cómo fue posible mantener una estructura productiva catalana dentro del contexto bélico de principios del XVIII? ¿Cómo se pudo abastecer el ejército borbónico durante la invasión de Cataluña y el asedio de Barcelona en un territorio que desconocía completamente? Pues con la ayuda de personajes locales que abastecieron, prestaron o ayudaron al ejército de ocupación borbónico con víveres, dinero y logísticas durante todo aquel convulso periodo. Se trata de un grupo de comerciantes que cambiaron de bando -igual que Pere Anton de Veciana- a la busca de una situación personal más favorable y aprovechando las circunstancias para mejorar su posición social y económica.
Nombres como los Milans de Arenys, los Mates y los Lapeira de Mataró o los Massiques de Vilassar y muchos otros serán grandes alcurnias familiares que fundamentarán su prestigio a lo largo del siglo XVIII por haber obtenido importantes privilegios como agradecimiento por los servicios prestados durante la ocupación del Principado. Muchos de estos “ilustres” personajes serán colocados en instituciones claves para el despliegue y ejecución del Decreto de Nueva Planta, porque de otro modo no habría sido posible.
El nuevo régimen pasaría “un algodón desinfectante por encima Cataluña”, para construir posteriormente una nueva red de fidelidades locales que lo consolidara dentro del territorio. Por este motivo, colocaron al frente de instituciones claves, como por ejemplo el Tesoro General (la fiscalidad de Cataluña), la Intendencia General (abastecimiento y logística de Cataluña), las Confiscaciones de Cataluña (embargo de propiedades) o la Mesa de cambio (Banco comunal), un sector minoritario, pero nutrido, de la población del Principado que, por diferentes razones, se posicionaron al lado de la propuesta borbónica. De este modo, la monarquía combinará el principio de autoridad, representado por las leyes desplegadas al Decreto de Nueva Planta, con una gran burocracia institucional y una flexibilidad con ciertos sectores sociales locales, principalmente los maestros artesanos y mercaderes, con suficientes recursos económicos para dinamizar la economía.
La vinculación interesada de estos sectores de la sociedad catalana hacia el nuevo estado Borbón les comportó el acceso a nuevas fuentes de renta derivadas directamente de las nuevas políticas del absolutismo borbónico. La fidelización les permitirá acceder a grandes contratos públicos, lo cual les llevará a una corrupción generalizada en todos los niveles de la gestión pública.
Hasta finales de la década del 1740, Cataluña vivirá un periodo doloroso de adaptación en la nueva condición de nación vencida, siempre sospechosa de desafección. A partir de entonces, las decisiones en materia de política económica ya no se tomarán en Barcelona, sino en la Corte borbónica, siguiendo unos criterios basados en los sueños de grandeza de la nueva monarquía reinante, independientemente de las necesidades de sus súbditos.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
Benet Oliva y Ricós:‘Els proveïdors catalans de l’exèrcit borbònic durant el setge de Barcelona de 1713/1714, Universitat de Barcelona, Barcelona, 2014.
David Ferré Gispets: Los efectos del “Contractor State” borbónico en la Cataluña de inicios del siglo XVIII, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, 2019.
Josep Maria Delgado Ribas: ‘Barcelona i el model econòmic de l’absolutisme borbònic: un tret per la culata’, Barcelona Cuadernos de Historia, 23 (2016), pág. 225-242.
Josep Juan Vidal: ‘Les conseqüències de la guerra de Successió: nous imposts a la Corona d’Aragó, una penalització o un futur impuls per al creixement econòmic?’, Universitat de les Illes Balears, Palma de Mallorca, 2013.
Descubre a las familias que se enriquecieron con la derrota de 1714 en 11Onze TV.
Durant la Diada els catalans ens deixem endur pel romanticisme i els ídols de la resistència que van intentar preservar les llibertats. Casanova, Villarroel, Moragues, Carrasclet… però les guerres són una qüestió de diners i cal mirar-les amb fredor i autocrítica. Hi ha una colla de catalans que van optar per fer negoci amb l’invasor, essent així decisius per a la seva victòria.
Toni Mata. Director de continguts i mitjans d’11Onze.
Que les guerres les guanyen els diners és una cosa que se sap des de fa més de 2.400 anys. Ja ho va deixar escrit Tucídides parlant de les guerres del Peloponès. Però quan s’acosta l’11 de setembre els catalans tendim a treure la llista de greuges en lloc de posar-nos a pensar on la vam cagar. El cap del general Moragues exposat durant dotze anys en una gàbia, la brutalitat de la repressió, la resistència de Villarroel, la persistència de Carrasclet, el poble enterrant els traïdors fora muralles perquè “al Fossar de les Moreres no s’hi enterra cap traïdor”… Tot això està molt bé. Però qualsevol país que pretengui ser-ho s’ha de prendre una mica més seriosament a si mateix i deixar-se de romanços. Si l’any 1714 Catalunya va caure va ser perquè es va perdre una guerra i, si es va perdre va ser per molts factors. Un dels que va ser clau és el col·laboracionisme.
Qui es va fer ric amb la victòria de Felip V?
L’avenç de Felip V per Catalunya no hauria estat possible sense que una sèrie de catalans hi contribuïssin prioritzant el benefici econòmic individual per davant del país. Potser aquells ciutadans no tenien consciència de país, però qui sí que la tenia era l’exèrcit borbònic que, tal com explica l’historiador d’11Onze Oriol Garcia en aquest article, va mantenir el 65% de les seves tropes als Països Catalans durant anys per consolidar la invasió.
Efectivament, hi ha catalans que van decidir fer negoci amb els Borbons mentre aquests destruïen el país i les llibertats de tots. I es van fer rics! Es van fer rics subministrant aliments o tota mena de necessitats que tenia l’exèrcit invasor a mesura que avançava. Què hauria passat si aquests subministraments bàsics haguessin quedat tallats a la rereguarda? Felip V hauria pogut mantenir la contesa bèl·lica? Fa de mal dir, però és ben sabut que la flota naval austriacista (que comptava amb el suport català) era capaç de mantenir el subministrament de les seves tropes, però la borbònica no. Depenien del que poguessin comprar a terra ferma.
Per això, a 11Onze hem volgut demanar al nostre historiador que se submergís en els estudis sobre aquesta idea: quins catalans hi van guanyar amb la victòria de Felip V? És a dir, qui el va ajudar i se’n va beneficiar? I el resultat és espaordidor. Prop d’una trentena de famílies catalanes es van fer riques traint el seu propi país. Famílies que van obrir les portes a l’invasor i van ser convenientment recompensades amb contractes públics a partir de 1714. La nova elit catalana es va configurar durant la guerra de Successió. El poble intentava resistir, però alguns apostaven per intentar fer fortuna a costa d’entregar el país a l’enemic. Hem llistat els casos més rellevants, amb noms i cognoms, perquè més de 300 anys després siguem més conscients que mai que alguns catalans van tenir un paper clau en la derrota de Catalunya.
Trencar la dependència
És el que en podríem anomenar, les paguetes de 1714, fent un símil amb la terminologia actual. La història és reiterativa i és imprescindible conèixer-la per detectar els errors que duen a les desgràcies. És possible defensar Catalunya i que el teu negoci o el de la teva família depengui directament dels ajuts espanyols de l’ICO? O el teu sou? La història diu que no. De la història sabem que és impossible parlar cara a cara o defensar-se d’algú de qui tens una dependència econòmica. I sabem que hi ha catalans capaços de vendre a Déu i a sa mare per un plat de llenties. La consciència nacional estava al segle XVIII (i potser ara?) en un segon terme, per a alguns.
En qualsevol cas, per començar a canviar les coses és ben clar que el primer que hem de fer és dir-nos la veritat. És un compromís que tenim a 11Onze. Per això hem volgut fer aquesta revisió històrica per poder-nos dir clarament: Catalunya no va ser derrotada el 1714 perquè fos abandonada pels anglesos. No tot és culpa d’algú altre. Catalunya va ser venuda per alguns catalans.
Descobreix les famílies que es van enriquir amb la derrota de 1714 a 11Onze TV.
Cobrir les necessitats bàsiques de les persones sense llar que viuen als carrers de Barcelona, sensibilitzar a la ciutadania i denunciar situacions injustes són els tres pilars d’actuació i raó de ser d’Arrels Fundació en la seva lluita contra el sensellarisme. Parlem amb el director d’Arrels, Ferran Busquets, per saber què fa i com afronta l’entitat la situació econòmica actual.
En un context econòmic marcat per la pujada de la inflació i quan ens trobem a les portes d’una nova recessió, la problemàtica social de l’exclusió residencial té el seu màxim exponent en el fenomen del sensellarisme. Entitats com Arrels ajuden i fan visibles als invisibles d’una societat que no sempre prioritza el benestar social de les persones.
Però què fa exactament la fundació Arrels? La seva missió es divideix en tres parts: atenció a les persones, sensibilització i denúncia. Com explica Busquets, “nosaltres atenem a unes 230 persones, que estan allotjades amb els nostres diferents serveis, i arribem a més de 500 persones que estan dormint al carrer”.
Tanmateix, s’ha de conscienciar a la societat i canviar la visió que té de les persones sense llar, “explicar a la ciutadania la realitat de les persones que dormen al carrer i posar sobre la taula, i públicament, situacions molt injustes”, apunta el director d’Arrels.
La importància del capital humà de la fundació
L’estigma social i els prejudicis que culpen o fan responsables de la seva situació a les persones sense llar sovint no reflecteixen la complexitat de les múltiples causes que porten a l’exclusió residencial. Com puntualitza Busquets, “les persones que dormen al carrer tenen una gran estigmatització: ‘són al carrer perquè volen, són uns borratxos…’, però hi ha moltíssimes persones que arriben al carrer perquè no tenen les mateixes opcions que tenim la resta de la gent”.
La sensació de fracàs en acabar dormint al carrer té un impacte psicològic important que
constitueix un factor de risc de patir problemes de salut mental. És aquí, on la importància del capital humà i professionals socials són clau per donar suport a aquestes persones en situació de vulnerabilitat.
“La decisió més important que prenem a la fundació és la contractació de persones o entrada de voluntaris, perquè s’ha d’establir un vincle amb aquesta gent que ens situa en el mateix pla que nosaltres situem a la nostra família”, afirma Busquets.
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És sostenible el sistema de pensions? Com hauria de canviar la seguretat social per poder suportar l’envelliment de la població? Podem confiar que l’Estat continuarà pagant les pensions? És bona idea dependre de la decisió del govern de torn? Tot plegat ho respon el catedràtic d’Economia Política Jesús Huerta de Soto a la sèrie documental “Ni justícia ni social”.
A 11Onze, la nostra voluntat és apropar el coneixement econòmic a la població perquè tothom sigui conscient del que passa i pugui pensar què cal fer. Aquest dimarts, us recomanem una producció que Value School ha estrenat recentment. Es tracta de la sèrie documental ‘Ni justícia, ni social’, dirigida per Jesús Huerta de Soto, catedràtic d’Economia Política de la Universitat Rey Juan Carlos de Madrid.
Dependre de l’Estat
El sistema de pensions públiques el va crear Otto von Bismarck, pare de l’Alemanya moderna i el seu primer canceller. L’any 1889 va fundar el primer sistema de jubilacions de la història. I ho va fer per motius polítics. En aquell moment, necessitava aturar l’avenç del socialisme i, amb aquesta mesura es va guanyar el favor dels treballadors. Aleshores, Bismarck tenia un objectiu claríssim a llarg termini: fer que els ciutadans fossin dependents de l’Estat.
Aquella mesura política va fer fortuna i es va escampar pel món. El 1935 el president dels Estats Units, Franklin Delano Roosevelt (el pare del ‘New Deal’) va crear la Seguretat Social moderna. Apostava per un sistema de pensions de repartiment, no de capitalització. Quina diferència hi ha? El sistema de capitalització fa que cada treballador aparti una part del seu sou de manera nominal i la recuperi en jubilar-se. Com una mena de pla de pensions públic: et generes la teva pròpia pensió.
En canvi, el sistema de repartiment aposta perquè siguin els treballadors actuals els que paguin les pensions actuals. És a dir, l’Estat té una entrada i una sortida de diners. Això, el 1935, no era problema perquè als Estats Units hi havia 52 treballadors per cada jubilat. Actualment, però, la mitjana europea i nord-americana és de dos treballadors per cada jubilat. I, per tant, el sistema s’enfonsa. Més encara si es té en compte que les pensions són superiors als salaris dels treballadors. Això vol dir que mantenir el sistema de pensions actual suposa destruir l’estalvi i, en conseqüència, la capacitat econòmica dels treballadors.
Però el sistema de repartiment de pensions té el problema que crea dependència per part dels treballadors quan es jubilen. S’ha destruït l’estalvi, perquè no tenen capacitat d’estalviar i perquè, a més, es refien que l’Estat els pagarà una pensió. Actualment, el 70% dels jubilats espanyols depenen de la seva pensió. Aleshores què cal fer?
Recuperar el model de la Segona República
A Espanya, abans del cop d’estat que va dur a la Guerra Civil i la dictadura, ja existia el que s’anomenava “Régimen de capitalización en el retiro obrero”. És a dir, un sistema de capitalització nominal per als treballadors. Franco va apostar pel sistema de repartiment i ho va fer, evidentment, gastant els diners acumulats pel sistema de capitalització. Allò el va fer molt popular, però acabava d’hipotecar el futur de les pensions.
En aquest episodi de “Ni justícia, ni social”, Huerta de Soto aposta per tornar al sistema de capitalització de pensions. I troba una manera per evitar que el canvi d’un sistema a l’altre impacti directament en el deute públic. Un joc de mans econòmic que depèn exclusivament de canviar el sistema financer. Novament, la banca privada està al mig del problema, però amb polítics valents també podria estar a mig camí de la solució.
Episodi 1 de “Ni justícia, ni social. Les pensions”.
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Tradicionalmente, se ha asociado el lujo con la riqueza material: joyas, coches, grandes mansiones y todo lo que implique gastar una alta cantidad de dinero. Pero como tantas otras cosas en la vida, el lujo también ha evolucionado y es la generación Z, la que abarca los jóvenes nacidos entre el año 1995 y 2000, aproximadamente, la que está marcando el nuevo rumbo.
Entendiendo el lujo como “la abundancia de riquezas y comodidades”, se desmarcan de lo puramente material para dar valor a todo lo que les rodea. Buscan la abundancia en su sentido más amplio, al mismo tiempo que crece la conciencia social y colectiva. Son la generación que ha nacido y crecido en un mundo marcado por las crisis económicas, la precariedad laboral en muchos sectores, la alta competencia académica, la incertidumbre de cara al futuro y un planeta gravemente afectado por el cambio climático que nadie sabe hacia dónde evolucionará. En definitiva, son la generación que no puede predecir su futuro. Y eso los lleva a vivir el presente desde otra perspectiva, más humanizada y consciente con sus actos.
Una vida digna, el nuevo lujo
Nacidos en plena era digital, esta generación no teme al cambio, sino que lo provoca, con un alto nivel de madurez adaptativa que les ha enseñado a vivir en una sociedad donde constantemente todo lo que se considera preestablecido se modifica o evoluciona. Desde la política hasta el mundo digital. La flexibilidad para adaptarse a los cambios es, sin duda, uno de sus valores característicos y lo que les permitirá la supervivencia en este mundo marcado por el cambio constante.
Justamente es esta sensación de no poder aferrarse a nada lo que les cambia el orden de prioridades, poniendo el foco en lo que vemos y sentimos por delante de lo que poseemos. Volver a lo más básico, deconstruir para volver a construir. Los jóvenes miran un mundo lleno de posibilidades con una sola esperanza: que les sea posible vivir dignamente. Poder acceder a los estudios deseados, encontrar un trabajo bien remunerado y con proyección de futuro o que les sea posible independizarse y mantener una calidad de vida óptima sin renunciar a nada de lo que se considera básico. Esta es la definición de lujo para gran parte de la generación Z, y al mismo tiempo es el reto a alcanzar para la mayoría.
Innovación y cultura, los pilares de un futuro para construir
La innovación y el emprendimiento están a la orden del día para este colectivo, que ve crecer diariamente su capacidad creativa y empresarial, siguiendo un camino que la generación anterior ya había iniciado. Negocios digitales, consultorías, venta online, influencers, freelance de toda clase de servicios, startups… Cada vez son más los jóvenes que, después de años de estudio, optan por lanzarse al mercado por sí mismos. Si la sociedad no les puede asegurar un futuro, serán ellos quienes lo crearán a medida, con el esfuerzo y dedicación que esto conlleva. El aprendizaje y la madurez de esta generación en términos de buscarse la vida no solo los marca a ellos, sino que da una nueva perspectiva a las generaciones pasadas, que ven en este nuevo mundo digital un escaparate donde reinventarse, y de la misma manera abren las puertas a generaciones futuras que ya no crecerán contemplando una sola manera de vivir.
Cambia también la relación con el dinero y ya no prevalece la idea de poseer, sino de disfrutar. El lujo no es tener una casa, es escoger el lugar donde quieres vivir. No es tener un vehículo de transporte, es poderte mover de la manera más cómoda y económica posible, siempre con visión sostenible. El lujo tampoco es comer en restaurantes caros, sino apostar por la proximidad y la ecología, y volver a disfrutar de los alimentos reales. O poder visitar museos, leer libros o consumir cultura en cualquier formato que te transporte a lugares que te hagan pensar, soñar o remuevan la conciencia. No basta con entrenar el cuerpo, también hay que entrenar el cerebro, y mucho. Y ese es un valor que, más allá de caracterizar la generación Z, marca el futuro de una sociedad avanzada fundamentada en la cultura, el conocimiento, y el pensamiento crítico. La libertad, en este sentido, es su aliado, y seguramente será el principio al que no renunciará nunca, ya que hacerlo supondría perder la esencia que les ha llevado hasta aquí.
La generación digital en tres palabras: conectar, desconectar y compartir
Todo está conectado, y la digitalización ha sido la principal responsable. El conocimiento y la información se mueven a un ritmo cada vez más acelerado, las tendencias cambian constantemente y, desde hace años, se crean prácticamente de forma exclusiva a través de las redes sociales. La interacción social toma una nueva forma y se convierte, de manera natural, en una vía de comunicación que se utiliza diariamente, sea directamente con personas del entorno o indirectamente con empresas, bancos o entre usuarios. Siempre que se utilice de forma correcta, el mundo en línea abre un abanico de posibilidades que cada día es más grande, y en el que los jóvenes encuentran su vía de conexión.
La generación Z, sin embargo, va más allá del ámbito digital y busca una conexión real tanto con las personas como con el entorno, empezando por uno mismo. Es tan importante estar conectado como saber desconectar. Aunque, de forma generalizada, subimos nuestra vida a las redes, la vida real no la encontramos allí. Y tanto la generación Z como las generaciones anteriores han sabido diferenciar estos dos conceptos y hacer un uso de las redes más o menos responsable, pero siempre con el fin de crear una comunidad donde compartir y relacionarse. Rodearte de personas que suman también es un lujo.
La revolución de empezar de nuevo
Aumenta la conciencia sobre el poder individual y colectivo que, gracias al conocimiento adquirido de generaciones pasadas, permite a los jóvenes dibujar un nuevo panorama social donde todo es susceptible de cambiar, tal como se ha demostrado en los últimos años y en diversas situaciones. El mundo cambia constantemente, por lo tanto, también debería hacerlo la forma en que la sociedad se relaciona. Por ejemplo, apostar por un estilo de vida sostenible es un must para las nuevas generaciones. Y donde muchos ven una moda, ellos ven simplemente una manera de vivir que les puede asegurar conservar un mundo más o menos parecido al que tenemos actualmente.
Y aunque muchos de ellos conseguirán alcanzar un nivel económico que les permitirá comprarse todos aquellos lujos materiales que deseen, la verdadera victoria para la generación Z será no perder nunca de vista el porqué de sus acciones. No desconectar nunca de este espíritu renovador que, más allá de marcarles a ellos, ha marcado a toda una sociedad, demostrando al mundo que nada es permanente y que en el cambio aparece la riqueza.
Ahora, la generación Z contempla, con responsabilidad, un escenario que pocas veces antes se ha visto, y es que tienen generaciones por delante que mantienen vivo este espíritu renovador y revolucionario y que, lejos de conformarse con el sistema establecido, siguen firmemente orientados en la lucha por un futuro más digno. Porque, al fin y al cabo, entre todo lo que podemos considerar o no lujo, si una idea está clara es que un futuro digno no debería ser un lujo para nadie.
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En medio del debate sobre los cambios que hay que hacer en la educación para revertir el bajo nivel del alumnado catalán, el director de contenidos y medios de 11Onze, Toni Mata, aporta una nueva pregunta: ¿por qué no se educa financieramente a los ciudadanos del futuro?
De los malos resultados del alumnado catalán en el informe PISA se ha hablado tanto que parece que la única solución será seguir hablando. Parole, parole, parole, que parafraseaba Xavier Massó de «Profesores de Secundaria» hace unos días en Rac1. La verdad, pero, es que, de repente, el país parece preocupado porque los jóvenes no entienden lo que leen. ¿Es que es extraño? ¿Es que alguien le interesa que los nuevos ciudadanos aprendan algo que, realmente, les haga capaces de vivir una vida llena y tan libre y feliz como sea posible? Si de esto se tratara, seguramente, el currículum educativo sería bastante diferente y daría un espacio central, a buen seguro, a la educación financiera.
En Cataluña los jóvenes salen de secundaria y del bachillerato sin saber leer una nómina. Sin comprender como se calculan los impuestos ni a que se dedican. Sin tener ni la más remota idea de cómo se calcula una prestación de paro o una baja. Sin comprender como se crea el dinero, qué es la inflación o como se calculan los intereses de un préstamo. ¿Cómo pueden ser ciudadanos libres nuestros hijos si no son capaces de comprender como se gestiona un bien tan esencial para sus vidas como es el dinero? Alguien dirá que en el bachillerato humanístico y social se imparte una asignatura de economía. Y es cierto. Vale, quedémonos tranquilos que seguro que estos alumnos lo explicarán a los de las otras modalidades.
¿Y los adultos?
Evidentemente, no salen muy bien parados. Según los estudios de la OCDE, solo el 34% de los adultos europeos tienen conocimientos mínimos en educación financiera. Es, muy probablemente, este desconocimiento generalizado lo que hace posible que demos tan poca importancia a la educación financiera. Es bien cierto que los centros de secundaria pueden pedir participar en el programa de educación financiera en las escuelas. Pero ya estamos: ¿qué escuelas lo pedirán si es opcional? ¿Cuántos talleres se ofrecerán? Y, sobre todo, ¿quién los hará? Porque detrás del programa de educación financiera en las escuelas que ofrece la Generalitat hay toda la gran banca española y española (antes catalana y española). ¿De verdad confiaremos la educación financiera de nuestros hijos e hijas a unos talleres impartidos por los banqueros? Y ¿hasta qué punto los banqueros tendrán interés en que nuestros hijos e hijas se cuestionen si el actual es un modelo aceptable?

Es desalentador ver como a los ciudadanos del futuro se les niegan herramientas básicas para la vida adulta: ¿qué saben de educación financiera
Es francamente desalentador ver como el Departamento de Educación no ofrece a nuestros niños las herramientas mínimas para comprender el mundo y moverse con cierta autonomía. Pero todo ello tiene un gran sentido sistémico porque garantiza generaciones de ciudadanos dependientes y, por lo tanto, muy cómodos. Si no conoces como funciona el mundo, es imposible cambiarlo.
Eso sí, ¡todo el mundo tranquilo! El Departamento de Educación anunció la creación de una comisión de expertos donde, a buen seguro, habrá representantes de prestigiosas fundaciones que a su vez están llenas de más expertos y que están muy regadas de ayudas. Así, cuando se reúnan en esta comisión estarán muy contentos y nadie levantará la mano para decir que, si tienen que contratar expertos, comisiones y fundaciones para hacer el trabajo del Departamento de Educación, exactamente ¿para qué sirve el Departamento de Educación? De este modo podríamos volver a la educación financiera y nos daríamos cuenta de que saber como se gestiona el dinero público también es un tema peligroso porque alguien se podría hacer este tipo de preguntas que no convienen a nadie.
Intentemos ponerle remedio
En 11Onze estamos comprometidos con la educación financiera desde el principio. Hay cursos disponibles en Aprender, empezamos a desplegar el proyecto de 11Onze Escuela, pusimos en marcha la serie El Diner, y seguimos formando e informando sobre economía y finanzas cada día desde 11Onze Magazine. Intentamos hacer que la economía sea comprensible para que los ciudadanos sean capaces de tomar decisiones fundamentadas.
Pero la verdad absoluta es que los ciudadanos estamos solos. Y que pasan los años y la sensación de soledad se incrementa. Y que solo hay un camino: juntarse y esforzarse. De aquí la voluntad de 11Onze de crear una comunidad educada y formada financieramente. Solo la educación nos hará libres. Y, está claro, este es el problema.
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La tasa de emancipación se sitúa en veintinueve años, el paro juvenil bordea el 30% y el 90% de las contrataciones son temporales. Este es el contexto en que cada año miles de jóvenes se tienen que emancipar, en situación de riesgo y sin apoyo familiar. Todo es aún más complicado si te emancipas después de ser un menor tutelado.
Son jóvenes que han tenido que irse de casa en circunstancias muy diversas o sin padres que puedan hacerse cargo de ellos, sea de forma temporal o prolongada en el tiempo. La carga emocional detrás de los menores tutelados los obliga a crecer por adelantado y madurar dentro de una sociedad que los estigmatiza y, en el caso de los extranjeros, los discrimina.
La complejidad de la situación se agrava cuando todo esto se tiene que vivir durante la niñez. Garantizar su protección y asistencia es una tarea primordial a escala social que a menudo queda invisibilizada. No podemos poner caras a todos los protagonistas de estas historias, pero intentaremos aportar datos que nos acerquen a su realidad, vivida desde Cataluña. Hablamos con Josep, padre de acogida, y con Joan Carles Martín, director de servicios del ASJTET Girona que gestiona la cooperativa Suara.
Cataluña, pionera en el programa de apoyo a extutelados
Las estadísticas del Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat contabilizan, en fecha de mayo de 2021, 7.590 menores en medida de protección, de los cuales 334 han llegado este mismo año. Cataluña fue pionera al reconocer la necesidad de protección para jóvenes extutelados y lo reconoce legalmente desde el 2010. El resto de comunidades autónomas se han sumado en mayor o menor medida, pero la red que se ha creado en Cataluña y su posición geográfica siguen siendo un reclamo para los menores extranjeros que llegan al país.
La Generalitat cuenta con una gran red de apoyo a los menores tutelados a través de la DGAIA, la Dirección General de Atención a la Infancia y a la Adolescencia, que se encarga de velar por los derechos de los niños y procurar que se les ofrezcan oportunidades y calidad de vida. De aquí se deriva, entre otros, el CRAE, el Centro Residencial de Acción Educativa, donde son acogidos cientos de niños y niñas que no acceden a familias de acogida.
Una vez finaliza la tutela del estado, Cataluña todavía les ofrece otro recurso: el ASJTET, el Área de Apoyo a Jóvenes Tutelados y Extutelados que los acompaña, mediante una red de recursos concertados a las entidades, en el proceso de emancipación entre los 18 y los 21 años. Apoyo profesional para acceder a una vivienda, que puede ser asistido o no; apoyo académico para acompañarlos en la formación, e inserción laboral para ganar independencia, junto con una prestación mínima a la cual pueden acceder para iniciar esta nueva etapa de emancipación, a menudo forzada por el contexto.
Niños en busca de un futuro
En el caso de Josep, padre de acogida de un niño de once años, el proceso de emancipación todavía les queda lejos. La acogida implica estar con el menor hasta que los padres se recuperen; por lo tanto, nada les puede asegurar que llegarán juntos a los 18 años.
Será el menor quien decida, en su momento, donde quiere vivir, pero sin duda ellos querrán contribuir en su crecimiento: «Él tiene muy claro que no quiere volver con los padres; nos dice que sus padres no tienen una buena calidad de vida, y él quiere calidad de vida. Nosotros le hemos dicho que puede venir con nosotros y, si quiere seguir estudiando, también lo ayudaremos».
Son el ejemplo de cómo acoger puede suponer el nacimiento de una segunda familia que, a pesar de no ser de sangre, aporta al niño una atención afectiva que nunca había tenido. Él y su pareja son una familia colaboradora a tiempo parcial; por lo tanto, solo lo ven los fines de semana y por vacaciones, a pesar de que mantienen el contacto entre semana y a menudo hacen videollamadas o lo van a ver a los partidos de fútbol.
Nos explica que es apoyo 100% emocional, y que gracias a esta experiencia el niño va mucho mejor en la escuela. De hecho, el día de volver al centro donde está entre semana, les pregunta continuamente por los minutos que quedan hasta la hora de marchar y «volver a su cruda realidad» que aún debe acompañarlo durante siete años más.
Carga emocional a tres bandas
«En este mundo se puede aprender de dos maneras: desde las cosas bien hechas o desde las cosas mal hechas. Estos jóvenes han aprendido a hacer bien las cosas porque la pauta era hacerlas mal por parte de sus padres». Las palabras de Joan Carles describen la realidad de muchos jóvenes extutelados. Una carga emocional a tres bandas para los jóvenes, quienes lo sufren especialmente, pero también para las familias de acogida y los profesionales sociales que se dedican a ayudarlos e intentar facilitarles las cosas.
Se encuentran con que las experiencias vitales que arrastran suelen ser especialmente duras en los autóctonos. Familias desestructuradas, poca calidad de vida, padres sin interés por dar una vida digna a los hijos, abusos y violaciones, y tantas otras circunstancias que hacen que, para algunos jóvenes, acceder al servicio de tutela sea una oportunidad para progresar, y quizás la única. Otros, a pesar de no ser la mayoría, esperarán con ganas los dieciocho años para volver con los padres.
Una emancipación marcada por el estigma social
Lo sufren los autóctonos y se agrava en el caso de los extranjeros. La dificultad de la inserción social para los extutelados se suma a las circunstancias personales y a la carga emocional que la mayoría arrastran. «La característica común que tienen todos es que en casa no han sido protegidos o estimados», nos cuenta Joan Carles. Una realidad a menudo demasiado compleja para vivirla sin acompañamiento familiar, y donde el apoyo que se realiza desde el ASJTET y desde entidades como Suara es vital.
Por suerte, la red de acompañamiento es amplia en Cataluña, pero la demanda lo es más. La llegada masiva de jóvenes extranjeros en los últimos años ha saturado el sistema y ha comportado que muchos autóctonos no sean tutelados si no se encuentran en una situación muy precaria. Para todos ellos, la inserción social es clave para que se puedan adaptar a la sociedad: «Esta es la rueda que se debería romper en un buen estado de bienestar, procurar que los hijos de la gente que ha estado tutelada no sean también tutelados». Una labor social de integración que a menudo queda manchada por el racismo y que ha llevado sus vidas a ser objeto de campañas políticas.
El racismo, la dificultad añadida para los jóvenes inmigrantes
En Cataluña, los menores que han hecho proceso migratorio son actualmente 1.353, un 95,9% de los cuales son chicos, y el 60,7% tienen diecisiete años, es decir, que bordean la edad de emancipación. Tutelar estos menores extranjeros significa que los padres renuncian a su hijo.
Después de años de experiencia, Joan Carles remarca que «no te vas de tu país, de tu casa, en patera o bajo un camión, ni vienes a un lugar donde estás solo porque sí». Muchos persiguen el sueño europeo que les ofrece una oportunidad fuera de su pueblo, donde ya tienen el destino marcado. Otros lo hacen por encargo familiar de ir a trabajar y enviar dinero. Diferentes motivos que describen una dura realidad: miles de menores de edad arriesgan la vida en busca de un futuro.
Explica que desde Suara se encuentran cada día con dificultades para que los jóvenes extranjeros accedan a trabajos o viviendas, a pesar de tener ingresos, hablar el idioma y estudiar. «Necesitamos una sociedad con memoria. Muchos de nuestros abuelos se desplazaron para sobrevivir al salir de la posguerra; no sé si estamos devolviendo lo que debemos. Pero no perdemos la esperanza, nosotros estamos ahí y continuaremos trabajando. Es un trabajo de arquitectura, de ir colocando las cosas una a una para que ellos se puedan ir aguantando y puedan salir adelante».
Unir esfuerzos para ofrecerles una vida digna
Comenta Josep, desde su experiencia, que la acogida y todo lo que rodea a los menores tutelados no solo es un tema invisibilizado sino que, cuando se habla de ello, se opta más por el morbo de la situación que por el apoyo y la atención que realmente se merece la situación. «Hay muchos niños que no encuentran familias y, por suerte, nosotros en nuestro entorno somos un escaparate. Se conoce la adopción, pero no la acogida».
El trabajo psicológico para unos y otros es duro, pero la recompensa es aún mayor, y en esto coinciden todos los testigos. Al fin y al cabo, de eso trata la vida: de aportar, de aceptar debilidades, de sumar fortalezas y que cada uno ponga su granito de arena para construir una sociedad libre y justa donde todos tengan un lugar y, sobre todo, una oportunidad, independientemente del origen o lo que haya vivido.
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