Digitalizar la identidad para reducir la inequidad

Hoy en día ya podemos acceder a nuestras finanzas, a las aplicaciones o datos personales sin necesidad de enseñar el documento de identidad en papel. En 11Onze analizamos cómo la digitalización de la identidad puede ayudar a reducir las desigualdades y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía de todo el mundo.

 

Una de las ventajas más celebradas de la digitalización es el hecho de simplificar trámites con la administración que implican una inversión de tiempo y dinero importante. Ahora, ya podemos conseguir el padrón sin tener que desplazarnos al Ayuntamiento; podemos hacer la declaración de la renta, con asesoramiento incluido, sin salir de casa; o bien obtener un certificado oficial, a pesar de vivir en un pueblo, sin necesidad de ir a la sucursal de una gran ciudad. Este es un nuevo escenario de gestiones en línea que gracias a la identificación digital nos aporta agilidad y seguridad.

Esta utopía que, poco a poco, se va haciendo cotidiana, puede traer beneficios significativos a escala social, tanto para la ciudadanía como para la administración, como por ejemplo reducir el fraude o conseguir un empoderamiento económico más inclusivo. Todo esto, sin embargo, solo se conseguirá si esta tecnología se usa correctamente.

 

El primer gran reto, identificar a la población

Según datos del Banco Mundial, de las 7.600 millones de personas que hay en el mundo, casi 1.000 millones no tienen ningún tipo de identificación reconocida legalmente. Los 6.000 millones restantes se reparten entre aquellas personas que, a pesar de tener identificación legal, no disponen de mecanismos para usarla en el ámbito digital y aquellos que viven en países donde la identificación digital ya es una realidad, como es el caso de Cataluña.

A escala global, hacer trámites administrativos o tributarios en línea no es tan habitual como a muchos de nosotros nos puede parecer, y esto abre otro debate: ¿si ofrecer nuevos canales digitales implica más oportunidades y facilidades para la ciudadanía, la falta de acceso comporta más desigualdades? Tanto los canales de comunicación como los procesos administrativos han adoptado la vía digital como punto de referencia, y en todo este proceso la tecnología ha dejado atrás a todas aquellas personas que prefieren los canales tradicionales, sea por desconocimiento o por falta de recursos. Una dificultad añadida para acceder a bienes y servicios que amplía la desigualdad social y supone poner en riesgo el libre acceso a los recursos públicos.

Beneficios y riesgos de la identificación digital se contraponen y, como en todo balance, la opción que pesa más es la que puede favorecer a más ciudadanía, contribuir a la mejora social y servir como herramienta de evolución, no solo como sustituto de antiguos métodos. En este punto, las entidades y organismos que trabajan con colectivos en situación de vulnerabilidad están ganando protagonismo.

 

iSocial: innovación tecnológica en el ámbito social

ONG y entidades sociales han dado un paso adelante en la lucha social y han introducido la innovación tecnológica en un sector que hasta ahora se había mantenido al margen. Es el caso de la fundación iSocial, orientada a ofrecer soluciones innovadoras para la lucha social. La fundación ha creado Refugee Aid App, una aplicación pensada para el colectivo migrante en Europa que tiene dificultades en el proceso de acogida.

Gracias a la aplicación, denominada RefAid, se pone en contacto personas que necesitan un apoyo y entidades que lo prestan, la mayoría de las cuales son ONG internacionales. Actualmente, ya está disponible en 14 países, entre los cuales todavía no se encuentra el Estado español. La misma empresa también ha sacado al mercado Lifespots, una aplicación orientada a escala local, pero con la misma finalidad: facilitar los canales de ayuda comunitaria.

Una de las preocupaciones para las personas que tienen que migrar es el miedo a ser devueltos a su país de origen. En este sentido, la aplicación ofrece la seguridad que estos datos solo se compartirán entre organizaciones sociales y con el fin de garantizar el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que protege “el derecho a buscar asilo y a disfrutar de este a cualquier país”.

 

La identificación digital se abre camino

Otro ejemplo es Protection People app (PPa), una plataforma también impulsada por iSocial y orientada a identificar digitalmente a las personas en situación administrativa irregular, que son cerca de 1.000 millones en todo el mundo. Personas migradas, que viven en situaciones de extrema vulnerabilidad o que han sufrido desastres naturales o humanitarios pueden encontrarse en esta situación. Para acompañarlas, esta aplicación les ofrece coordinación con otras ONG para detectar necesidades y abrir nuevos caminos, gracias a los datos biométricos (dactilar, facial y patrón de venas de la palma de la mano, que no varían con los años) y al informe vital que lo acompaña. 

Identificar a personas de forma 100% digital ya es una realidad y, en parte, es gracias a aplicaciones que consiguen hacer, en cuestión de horas, trámites que los gobiernos tardan meses o, incluso, años en completar. La innovación tecnológica en el ámbito social abre un nuevo escenario para combatir la desigualdad social y aportar seguridad y facilidades a la ciudadanía de todo el mundo.

 

11Onze se está convirtiendo en un fenómeno como primera comunidad fintech de Cataluña. Ahora, lanza la primera versión de El Canut, la super app de 11Onze, para Android y Apple. Desde El Canut se puede abrir la primera cuenta universal en el territorio catalán.

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Sostenibilidad

¿Necesitamos desastres para cambiar?

4min lectura

Ante desastres naturales (o pandémicos) la sociedad se ve

Tecnología

Seguridad biométrica

3min lectura

Se acerca el lanzamiento de nuestra aplicación bancaria y una de las dudas recurrentes

Tecnología

Tarjetas virtuales para compras seguras

4min lectura

Las tarjetas virtuales son el principal método de pago en



El sistema financiero cuántico (QFS) es un nuevo desarrollo tecnológico que promete revolucionar la manera en que interactuamos con el dinero, agilizando y democratizando la generación de riqueza al mismo tiempo que asegura la privacidad y la integridad de los datos.

 

En términos técnicos, la computación cuántica es fundamentalmente diferente a la computación tradicional. Mientras que la computación actual usa bits, la cuántica utiliza los qubits. Los bits solo pueden trabajar con resultados binarios, es decir, a partir de dos posibilidades, 1 o 0, en cambio, los electrones del qubit pueden calcular todas las combinaciones posibles al mismo tiempo, lo que se conoce como superposición cuántica.

Este enfoque diferente permite realizar cálculos muy complejos en minutos u horas, que requerirían meses o años con los ordenadores actuales. Por lo tanto, la computación cuántica tiene el potencial de resolver problemas la complejidad de los cuales crece de manera exponencial y que los ordenadores clásicos serían incapaces de abordar.

En un momento en que se generan inmensas cantidades de datos que se tienen que procesar a gran velocidad, la computación cuántica posibilita la creación de nuevos algoritmos capaces de analizar una gran multitud de datos o de encriptar y desencriptar información altamente compleja de manera más rápida. Así pues, se perfila como una de las tecnologías claves en la profunda transformación que está experimentando la economía y la sociedad a través de la industria 4.0.

¿Un sistema financiero cuántico?

Un sistema financiero cuántico (QFS) es un hipotético sistema financiero que utilizaría tecnología de la computación cuántica y la criptografía cuántica a través de una cadena de bloques, para gestionar transacciones y datos financieros. La banca cuántica podría aportar varias ventajas sobre los sistemas financieros tradicionales, como una mayor seguridad, tiempo de procesamiento de transacciones más rápidos y capacidades de gestión de riesgos más sofisticadas. Un nuevo concepto tecnológico que revolucionaría la forma en que interactuamos con el dinero, ofreciendo una infinidad de nuevas posibilidades financieras para empresas y particulares.

Una de las principales ventajas del QFS es que los datos son inmutables y no pueden ser manipulados por ningún actor malintencionado. Esto se debe al hecho que un QFS emitiría un número digital para cada moneda (dólar, euro, etc.) que haya en cada cuenta bancaria y la posición física (GPS) de cada una de estas monedas se controlará en tiempo real. Es decir, sabrás exactamente donde está, cuando se ha transferido, el número de cuenta y los datos de cualquier que ha tenido acceso a la cuenta.

Además, una nueva red mundial para la transferencia de fondos que protegiera a todas las partes implicadas dentro del sistema bancario tendría el potencial de sustituir al actual sistema SWIFT, controlado por los Estados Unidos, democratizando un sistema de transacciones globales que actualmente está totalmente politizado.

Criptomonedas y monedas cuánticas

A primera vista podría parecer que un sistema de moneda cuántica sería muy similar a un sistema de criptomonedas: descentralizado, encriptado, en cadena de bloques, más rápido, más eficiente… A la práctica, pero, son dos conceptos con diferencias básicas fundamentales. No se trataría de una criptomoneda, sino de una moneda digital sostenida por activos físicos.

Ambas se diferencian en el hecho que las variaciones cuánticas existen en forma física, lo cual las hace más análogas a la moneda fiduciaria que a sus primas criptográficas. Así mismo, solo las monedas apoyadas por oro con un certificado digital de oro podrían participar en las transacciones de un QFS. De este modo se asignaría un número de serie al certificado de oro como referencia a una pieza de oro mantenida en reserva para apoyar la moneda, activos que determinarían la cantidad de moneda accesible en cada país.

En definitiva, un sistema financiero cuántico podría ser parte de la solución a los problemas que actualmente se enfrenta el sistema financiero tradicional, dirigiendo la falta de transparencia, la inseguridad de los datos, la corrupción y la volatilidad intrínseca dada por la carencia de confianza en el sistema monetario actual.

 

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la super app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Finanzas

El avance de ‘blockchain’

4min lectura

Aunque 2022 fue un año convulso para las cripto...

Invertir

Las criptomonedas, un activo altamente volátil

6min lectura

Si algo caracteriza el mercado de las criptomonedas...

Finanzas

El rol del oro en el Sistema Financiero Cuántico

3min lectura

El Sistema Financiero Cuántico (QFS) introducirá un nuevo...



En el ámbito de las tecnologías y la revolución digital, Europa está subordinada a las dos grandes superpotencias, los Estados Unidos y China. La última constatación ha sido la crisis de los microchips y de los semiconductores. En 11Onze analizamos como se distribuye el poder tecnológico en el mundo y como la Unión Europea lucha para construir su soberanía digital. ¿Lo conseguirá?

 

Europa va surfeó tan superficialmente la primera oleada tecnológica que no consiguió contrarrestar la hegemonía de los Estados Unidos en internet, pero tiene que aprovechar la siguiente. La Comisión Europea reconoce que la transformación digital de Europa y la soberanía son una cuestión de importancia capital, y ha establecido un plan estratégico para desarrollar sus propias capacidades y tecnologías digitales.

La nueva guerra fría y las crecientes tensiones entre los Estados Unidos y China son un incentivo adicional para que Europa logre una independencia tecnológica si quiere evitar el riesgo de convertirse en un campo de batalla en la lucha por la supremacía tecnológica e industrial entre estos dos países. La implantación de las redes 5G y las sanciones económicas de los Estados Unidos contra China, con la excusa del espionaje, son un perfecto ejemplo.

La decisión unilateral de la administración del presidente Trump de sacar a los Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán e implementar nuevas sanciones económicas puso de manifiesto la incapacidad de la Unión Europea a la hora de mantener una mínima soberanía geopolítica. Los tímidos intentos, por parte de los Estados europeos, de crear un sistema de transacciones bancarias alternativo al SWIFT, para eludir las amenazas de Washington y preservar el acuerdo con Irán, quedaron en papel mojado.

Aun así, si algo hemos aprendido de la pandemia de la Covid-19, es que la infraestructura digital ha sido fundamental para el bienestar social y para el funcionamiento de la economía. La conectividad digital nos ha permitido mantener cierta normalidad en el acceso de la población a los servicios de los centros educativos y médicos durante el confinamiento, que difícilmente habría sido posible sin esta metamorfosis tecnológica.

 

Mantener la competitividad de Europa

El mercado único es el núcleo para hacer de la economía digital europea un líder mundial, y en este sentido la Comisión Europea propuso un plan estratégico para adaptar el mismo concepto al ámbito digital. Un ambicioso proyecto que se ha ido ampliando a lo largo de los años y que pretende reforzar la economía digital de la Unión Europea mediante la mejora de los requisitos de responsabilidad y seguridad de plataformas y proveedores de servicios digitales.

En este sentido, este pasado diciembre, se anunció una inversión de 1.000 millones de euros para apoyar al programa Connecting Europe Facility (CEF), o Mecanismo para Conectar Europa, que define el ámbito de aplicación de las medidas que apoya la Unión Europea, necesarias para la creación de infraestructuras y proyectos de conectividad de interés común de los estados miembros.

Las nuevas normas, anunciadas recientemente, para la distribución de software de código abierto son otra medida pensada para hacer accesible al público el código fuente de sus programas informáticos en beneficio de los servicios públicos, las empresas y la ciudadanía, y así fomentar la innovación.

Todas estas propuestas y medidas buscan asegurar que la Unión Europea no solo sea líder en el ámbito regulador, sino que también pueda competir o mantener un mínimo de soberanía en un sector geo-estratégico que cada vez es más esencial.

 

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Economía

¿Vivimos realmente en una democracia?

2min lectura

La democracia representativa es el sistema más extendido...

Finanzas

Protegernos en la era de Pegasus

7min lectura

James Sène, presidente de la empresa de tecnología...

Finanzas

El reto más grande de las pymes

5min lectura

La aceleración de la digitalización ha sido uno...



El impacto del cambio climático en el medio ambiente, la economía y la sociedad es cada vez más evidente. Para entender y hacer frente a este fenómeno los científicos se basan en complejos modelos de predicción que son cruciales para valorar los riesgos del calentamiento global.

 

Las proyecciones climáticas son esenciales para evaluar los efectos del calentamiento global y los riesgos resultantes. Así, los modelos de predicción del cambio climático son simulaciones técnicas de la futura evolución del clima en la Tierra que se obtienen mediante la ejecución y estudio de modelos numéricos. Estas simulaciones se pueden realizar en un ámbito global o regional y se basan en las leyes de la física, la química, la biología y la dinámica atmosférica.

Los modelos climáticos globales (MCG) los realizan el equipo de técnicos y científicos del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (GICC) con sede en Ginebra y que depende de las Naciones Unidas. Se trata de un organismo multinacional que investiga las causas y efectos del cambio climático en todo el mundo y que se encarga de llevar a cabo las negociaciones relativas a los diferentes escenarios que se prevén, como se hizo en el marco del Protocolo de Kioto.

A pesar de que en el Estado español la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) se ocupa de las proyecciones climáticas regionalizadas, desde 2008 el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) ha realizado varios estudios -conjuntamente con el Barcelona Supercomputing Center- para elaborar proyecciones regionalizadas del clima para el siglo XXI en nuestro territorio.

 

La metodología de los modelos de predicción

Con el fin de conseguir una simulación fiable, los diferentes modelos de predicción requieren tantos datos de entrada como sea posible: concentración de gases de efecto invernadero o aerosoles a la atmósfera, radiación solar, emisiones de gases contaminantes y otros factores que pueden influir en el clima.

Una vez introducidas el conjunto de condiciones iniciales basadas en datos observados, los modelos numéricos y ecuaciones fundamentales que gobiernan las dinámicas de fluidos, de conservación de energía y otros relacionados con la interacción entre la atmósfera, los océanos y la superficie terrestre, nos pueden indicar el comportamiento futuro del sistema climático si se desarrollan ciertos escenarios.

Estos escenarios definen trayectorias que representan concentraciones de gases invernadero y aerosoles, es decir, que tienen un origen principalmente antropogénico y, por lo tanto, dependen en gran medida de nuestro comportamiento y decisiones políticas globales.

 

Fiabilidad de los modelos climáticos

Antes que nada, hay que tener en cuenta que, a diferencia de una previsión meteorológica, los modelos climáticos no pretenden hacer predicciones muy precisas y a pequeña escala de lo que pasará en los próximos días, sino que tienen como objetivo proyectar los cambios climáticos a lo largo de los años o décadas, pero en ningún caso están pensados para hacer una previsión del tiempo que hará en un futuro.

Es decir, estas simulaciones diarias se interpretan estadísticamente para producir proyecciones climáticas, dando lugar a estudios sobre la probabilidad que se observen unas condiciones meteorológicas particulares en el futuro. Y en este sentido, un estudio sobre la fiabilidad de 17 modelos climáticos que se remontan a principios de la década de 1970, llegó a la conclusión que la mayoría de los modelos fueron efectivos al predecir las temperaturas de las décadas siguientes.

Evidentemente, más allá de una aproximación, es difícil que un modelo de predicción climática sea 100% correcto, pero los modelos van mejorando a medida que avanza la tecnología y la comunidad científica tiene plena confianza en que estas simulaciones son la mejor herramienta que tenemos para hacer frente al cambio climático. En todo caso, e independientemente de su eficacia, sabemos que tenemos la capacidad de reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos en nuestro planeta, y no tenemos ningún motivo por no hacerlo.

 

Si quieres descubrir cómo beber la mejor agua, ahorrar dinero y ayudar al planeta, entra en Imprescindibles 11Onze.

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Sostenibilidad

¿Necesitamos desastres para cambiar?

4min lectura

Ante desastres naturales (o pandémicos) la sociedad...

Sostenibilidad

El calentamiento global se acelera

5min lectura

El 24 de octubre se conmemora el Día Internacional...

Sostenibilidad

10 claves para lograr el equilibrio climático

6min lectura

¿Es posible detener el calentamiento global? Durante...



La vida útil de los productos se acorta cada vez más y nos vemos obligados a reemplazarlos compulsivamente. Es lo que se conoce como obsolescencia programada. Así es como la economía asegura crecer. ¿Pero la muerte prematura de los productos es realmente el motor del mercado?

 

Bienvenidos a Livermore, California. Aquí es donde encontramos la bombilla más longeva del mundo, ubicada en el parque de bomberos del municipio. Fue fabricada en Shelby, Ohio, hacia 1895, y su filamento es un invento de Adolphe Chaillet creado expresamente para durar.

La imagen de la bombilla puede verse por internet 24 horas al día y, de momento, ya ha durado más que tres webcams. Unos años atrás, en 1871, el inventor de la bombilla Thomas A. Edison había logrado producir una pequeña bombilla de una resistencia comparativamente enorme, con la que en 1881 conseguía una duración de 1.500 horas.

Unos años más tarde, en 1924, un grupo de hombres se reunieron en Ginebra con un plan secreto: crear el primer cártel para controlar la producción de bombillas mundial y repartirse sus beneficios. El cártel se llamó Phoebus y lo integraban los principales fabricantes de bombillas de Europa, Estados Unidos e, incluso, de las colonias de Asia y África. En ese momento, Phoebus anunció orgulloso una duración de hasta 2.500 horas en sus bombillas.

Pese a los progresos de la ciencia, el hito de Phoebus se truncó al año siguiente por el “Comité de las 1.000 horas de vida”, creado para reducir técnicamente la vida útil de las bombillas. Phillips (Holanda), General Electric (USA), OSRAM (Alemania) o Lámparas Zeta (España), entre otros, formaban parte.

¿Por qué se acorta la vida de los productos?

La obsolescencia es la depreciación de los bienes de equipo a consecuencia del progreso técnico. Siguiendo esta idea, la obsolescencia planificada o programada es la práctica por lo menos reprobable de empresas y fabricantes para ofrecer unos productos con unas prestaciones y cualidades inferiores a la tecnología de que se dispone. El objetivo es que estos objetos dejen de funcionar después de un tiempo determinado y que el consumidor se vea obligado a reemplazarlos.

La razón principal por la que las empresas diseñan productos teniendo en cuenta la obsolescencia programada tiene que ver, evidentemente, con el argumento de que incrementan las ventas. En un artículo en el Printers Ink, un manual de publicidad de 1928, ya se argumentaba como “un artículo que no se estropea es una tragedia para los negocios”. Por tanto, la principal causa del aumento de la obsolescencia programada ha sido, en definitiva, el mismo sistema económico que rige nuestras sociedades. Un sistema económico basado en la economía del crecimiento, en el que la lógica no es crecer para satisfacer las necesidades, sino para aumentar beneficios.

En resumen, los empresarios dirán: un sistema económico basado en el crecimiento, por supuesto, no tiene futuro sin crecimiento; y, por tanto, si el consumidor no compra, la economía no crece. El diseñador industrial Brooks Stevens, a menudo citado como el inventor de la obsolescencia programada, la definió como “la necesidad de poseer algo más nuevo, algo mejor, algo antes de lo necesario”, aunque su idea era hacer que el consumidor deseara siempre algo nuevo, en lugar de crear productos de baja calidad que fuera necesario.

¿Es viable una economía sin obsolescencia programada?

Posiblemente, existe una alternativa a la obsolescencia programada, pero sólo si se cuenta con el apoyo de la administración y el tejido empresarial. En nuestro país ya existen diversas iniciativas que buscan reducir el impacto de la obsolescencia programada. Es el caso de la asociación catalana Millor Que Nou, que promueve la reparación de aparatos y el intercambio como alternativa para generar un mayor número de desechos tecnológicos.

Por otra parte, la Fundación Energía e Innovación Sostenible (Feniss) concluyó que una familia de cuatro miembros podría ahorrar 50.000 euros a lo largo de toda la vida si los electrodomésticos duraran más o fueran diseñados para ser reparados. Los expertos explican que poner etiquetas sobre la durabilidad de los productos podría ayudar al consumidor a tomar decisiones de compra.

La Unión Europea también ha tomado parte y apuesta por modelos de economía circular. Las marcas de tecnología deben permitir que se puedan retirar las piezas de sus productos para ser reemplazadas. También se plantea crear un sello para productos fáciles de reparar, una de las propuestas de la llamada Ley por el derecho a reparar, cuyo objetivo es aumentar la vida útil de los dispositivos electrónicos para conseguir un menor impacto medioambiental y acabar, así, con la obsolescencia programada.

 

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado aqueste artículo, te recomendamos:

Tecnología

Derecho a reparar: gran triunfo para el consumidor

5min lectura

La legislación de la UE obliga a las empresas a...

Tecnología

Obres a casa: trucos para hacerlo tú mismo

5min lectura

Sea por afición o para intentar ahorrar un dinero, cada...

Tecnología

Economía sostenible, ¿qué es?

5min lectura

La economía sostenible busca aumentar el bienestar...



Bruselas quiere asegurar la soberanía de la Unión Europea mejorando la autonomía, competitividad y resiliencia de su sector industrial, para reducir su dependencia en otros actores globales.

 

El sector industrial de la Unión Europea todavía representa más del 20% de su economía, genera unos 35 millones de puestos de trabajo y equivale al 80% de las exportaciones de bienes, aun así, está en peligro de quedarse a la cola del de las dos grandes potencias del mundo, China y los Estados Unidos, que están promoviendo procesos de reindustrialización masivos.

El desfalco de las cadenas de valor de abastecimiento de materias primas y semiconductores causado por la pandemia y las sanciones a Rusia pusieron de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre como impulsar políticas de reindustrialización que garanticen la autonomía estratégica de los 27 Estados miembros.

Era evidente que se tenía que reforzar la base estructural en sectores clave, como la alta tecnología de doble uso, el suministro energético, las materias primas, las tierras raras y la industria de defensa, mientras se favorecía la transición energética hacia un nuevo modelo económico menos dependiente de los hidrocarburos.

 

Financiar la soberanía tecnológica y la transición energética

En este contexto, se lanzaron los fondos Next Generation de la UE, un programa acordado como respuesta económica a la pandemia de la Covid-19 y dotado con 800.000 millones de euros que se tenían que destinar a financiar las transiciones digital y ecológica.

Ahora bien, una gran parte de esta financiación se ha visto obstaculizada por la burocracia. Hasta diciembre del 2023 solo se habían desembolsado alrededor del 30% de las subvenciones y préstamos disponibles, según datos de la UE. Esta pésima gestión de las ayudas del programa, aleja la posibilidad de una transformación del modelo económico que se pretendía cambiar.

El mismo mes de diciembre que los ministros de la UE se ponían de acuerdo en aumentar la producción de tecnologías verdes por medio del Reglamento sobre la Industria de Cero Emisiones Limpias. El objetivo es cubrir el 40% de las necesidades de la UE en productos de tecnologías estratégicas, como los paneles solares fotovoltaicos o las turbinas eólicas, para poder competir con China.

Así mismo, se ponía en marcha la iniciativa de “Chips for Europe” con el objetivo de impulsar la soberanía tecnológica del continente, garantizando que Europa cumpla su objetivo de la década digital de duplicar su cuota de mercado mundial en semiconductores hasta el 20%. Un proyecto que se ha visto reforzado con iniciativas estatales como los PERTE del Estado español o las subvenciones de más de 22.000 millones de euros por parte de Alemania a los fabricantes de semiconductores para que establezcan plantas de producción en su territorio.

 

La soberanía implica actuar como una entidad soberana

Un punto que las instituciones europeas no pueden obviar, es que garantizar la soberanía industrial no solo tiene que basarse en el uso de subvenciones, sino en un cambio de mentalidad en el ámbito geopolítico. Europa tiene que imponer su propia política exterior en vez de actuar como una entidad supeditada a los intereses económicos de los Estados Unidos.

Las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos a Rusia, Irán y China en las últimas décadas, pero especialmente en Rusia a raíz de la guerra en Ucrania, ponen en cuestión el ‘cui bono’ que hay detrás los intereses económicos de los actores involucrados en estos conflictos. Estas sanciones económicas han beneficiado enormemente a los Estados Unidos y han tenido consecuencias devastadoras para las economías de los países miembros de la Unión Europea.

Las crecientes tensiones entre los Estados Unidos y China son el preludio de una repetición del tira y afloja geopolítico que se ha visto con Rusia, que ha desembocado en un conflicto bélico en Europa y que ha perjudicado enormemente al sector industrial europeo. El bloque económico de la Unión Europea tiene el suficiente poder y capacidad de negociación para velar por los intereses de su sector industrial frente a los grandes actores globales, pero esto implica afrontar un hecho que es ineludible, la Unión Europea actuará como una entidad soberana o no será.

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos

Cultura

La industrialización que hicimos en un siglo

3min lectura

En nuestra memoria perdura intensamente la fecha de 1714....

Sostenibilidad

La Unión Europea no puede comer tanques

5min lectura

Los agricultores europeos están en pie de guerra...

Economía

La pésima gestión de los fondos Next Generation

10min lectura

España solo ha ejecutado una tercera parte de los fondos...



Los sistemas digitales que usan la inteligencia artificial se están implantando poco a poco, y son el eje sobre el cual gira la cuarta revolución industrial. Aun así, estos cambios también modifican nuestra vida laboral y plantean cuestiones éticas. ¿El monitoreo basado en algoritmos puede decidir si la empresa debe despedir a un empleado?

 

Hace muchos años que las distopías tecnológicas son un género popular en el cine y la literatura de ciencia ficción. En estos escenarios futuros, como los que aparecen en las novelas de Aldous Huxley o en series como ‘Black Mirror’, los humanos somos objeto de un control omnímodo con la ayuda de la inteligencia artificial. Estas distopías han alimentado todo tipo de teorías conspiranoicas, pero, con el éxito del teletrabajo y plataformas como Uber, Glovo y Amazon Flex, corren el riesgo de dejar de ser ficción para convertirse en una triste realidad de nuestro día a día laboral.

 

¿Es culpa del método o del algoritmo?

No es ningún secreto que plataformas digitales como Amazon hace años que usan algoritmos para gestionar los millones de clientes y comerciantes de su mercado en línea. Se trata de programas informáticos conocidos como “bots” (aféresis de “robots”) que ayudan a evitar el fraude comercial, pero con los cuales no puedes dialogar en caso de disputa.

Esta misma gestión por algoritmo Amazon la ha empleado recientemente con Amazon Flex, una modalidad de trabajo que permite a los trabajadores autónomos ganar ingresos extras gracias a los repartos de paquetería. Aun así, según una investigación de Bloomberg, algunos de estos trabajadores han sido despedidos por correo electrónico automatizado y enviado por un algoritmo. El algoritmo ha decidido, basándose en parámetros más allá del control del empleado, que su productividad no era suficiente para justificar el puesto de trabajo.

Nos encontramos en un caso similar con Xsolla, una fintech rusa que despidió 147 empleados, un 30% de su plantilla, usando un sistema de evaluación por algoritmos. Este despido se hizo viral cuando el fundador de la compañía explicó por correo electrónico a los trabajadores, y de malas formas en las redes sociales, que el sistema de inteligencia artificial (IA) había determinado que los trabajadores estaban poco implicados y eran poco productivos.

Pero sin tener que recurrir a casos extremos, es indudable que el monitoreo del tiempo de trabajo y la recogida masiva de datos sobre tu rendimiento por parte de sistemas de IA son una realidad. Este método se está implantando para cubrir la falta de supervisión humana a causa del teletrabajo. Muchas empresas ya utilizan infinidad de herramientas y aplicaciones informáticas, como Microsoft Productivity Score, Track People, Hubstaff y Asana para espiar o controlar la productividad de sus empleados. Posiblemente, la aplicación de los algoritmos de control, en sí misma, no sea el problema, sino del método de uso de estas herramientas por parte de las empresas, que sí tendrían que ser cuestionadas.

 

Un mal necesario que se tiene que regular

El uso y abuso de algunos de estos dispositivos de monitoreo puede comportar la vulneración de derechos fundamentales relacionados con la privacidad de los trabajadores. Un hecho que ha provocado que la Unión Europea haya diseñado una nueva regulación, que todavía no se ha aplicado, para minimizar las repercusiones negativas de este rápido aumento en el uso de la robótica y la inteligencia artificial en nuestro entorno socioeconómico y laboral.

La misma legislación española reconoce que las empresas tienen derecho a adoptar las medidas de vigilancia y control que consideren más oportunas para comprobar que el trabajador cumple con sus obligaciones y deberes laborales, siempre que se respete su dignidad. Pero, dentro de la Ley de Protección de Datos, existe una normativa más específica, relacionada con la protección de datos dentro de los entornos digitales, que dice que los trabajadores tienen derecho a la intimidad en el uso de los aparatos digitales puestos a su disposición por la empresa.

La normalización de la convivencia laboral entre personas e inteligencia artificial apenas acaba de empezar, y pasarán años hasta que no se resuelva la incertidumbre jurídica, legislativa y reglamentaría que ocasiona. Pero, sobre todo, requerirá un esfuerzo de transparencia y confianza por ambas partes, trabajadores y empresas, para delimitar las líneas rojas que no se tendrían que cruzar.

 

11Onze se está convirtiendo en un fenómeno como primera comunidad fintech de Cataluña. Ahora, lanza la primera versión de El Canut, la super app de 11Onze, para Android y Apple. Desde El Canut se puede abrir la primera cuenta universal en el territorio catalán.

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Finanzas

El reto más grande de las pymes

5min lectura

La aceleración de la digitalización ha sido uno de los

Management

Hacer del mundo tu oficina

4min lectura

¿Cansado de trabajar desde casa? Hazte nómada digital y

Separa el ocio del trabajo

1min lectura

En este último año, mucha gente se ha tenido que adaptar a



¿Sabes que el primero que predijo la aparición de las tarjetas de crédito fue el escritor Edward Bellamy en 1888? De la historia de la tarjeta hemos hablado en La Plaça en varias ocasiones. Ahora, volvemos a hacer un repaso con nuestra agente 11Onze Jennifer Roca. 

 

La primera tarjeta de crédito la creó en 1914 la compañía Western Union para sus clientes más selectos con la idea de ofrecerles créditos sin recargo. Pero fue Frank McNamara, en 1949 en Nueva York, quien tendría la idea de una tarjeta universal con dos amigos más, cuando se dio cuenta que se había dejado el dinero en casa y su mujer tuvo que llevarle la cartera para poder pagar la cena. ¿Quieres saber todos los detalles de la historia? ¡Mira el video!

11Onze se está convirtiendo en un fenómeno como primera comunidad fintech de Cataluña. Ahora, lanza la primera versión de El Canut, la super app de 11Onze, para Android y Apple. Desde El Canut se puede abrir la primera cuenta universal en el territorio catalán.

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

11Onze

De la tarjeta física a la virtual

3min lectura

En los años 50 del siglo XX se crearon las tarjetas de crédito y

Tecnología

Tarjetas virtuales para compras virtuales

3min lectura

El auge de la e-commerce ha creado nuevos hábitos de

Tecnología

Tarjetas virtuales para compras seguras

4min lectura

Las tarjetas virtuales son el principal método de pago en



A diferencia del modelo de desarrollo económico actual, basado en el extractivismo descontrolado de recursos naturales, la bioeconomía busca proporcionar bienes y servicios de manera sostenible en todos los sectores económicos. Las tecnologías emergentes están ampliando los ámbitos en los cuales una bioeconomía circular puede transformar nuestra sociedad.

 

De acuerdo con la estrategia aprobada por la Comisión Europea el 2012, pensada para orientar la economía europea hacia un uso más sostenible de los recursos naturales, la bioeconomía es un sistema económico que utiliza los recursos biológicos de la tierra y los residuos como inputs para la producción de alimentos y piensos, así como para la producción industrial y energética y el uso de procesos biológicos en una industria sostenible.

Desde entonces, tanto la Unión Europea como la OCDE han puesto en práctica políticas específicas de bioeconomía que afectan varios sectores industriales como la agricultura, la pesca, la alimentación o el de las energías renovables. Europa tiene como objetivo acelerar el despliegue de un modelo de bioeconomía sostenible para maximizar su contribución a la Agenda 2030 y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como en el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Sin embargo, a pesar de décadas de inversión y progreso tecnológico, así como de las optimistas previsiones de mercado, la transición hacia una economía basada en la biotecnología todavía tiene por delante un largo camino por recorrer hasta poder ofrecer una alternativa comercialmente viable a la actual dependencia de los combustibles fósiles en todas las facetas de la economía.

Una bioeconomía impulsada por la tecnología

El informe “Accelerating the Tech-Driven Bioeconomy 2024” del Foro Económico Mundial proporciona una visión detallada de sobre como la tecnología está transformando este sector y las oportunidades y desafíos que se presentan. Concretamente, examina como la ingeniería biológica y otros avances tecnológicos crean las condiciones perfectas para una transformación económica basada en la biología.

“El mundo está en mejores condiciones que nunca para acelerar la transición hacia una economía basada en la biotecnología. La captura de cantidades cada vez más grandes de carbono, la lucha contra enfermedades hasta ahora incurables, el suministro de agua potable, la alimentación sostenible de una población creciente, la reparación de daños medioambientales y la reducción de las emisiones de carbono son solo algunos de los ámbitos de la bio-innovación.”

Según el estudio del WEF, hecho con la colaboración de Capgemini, hay varias tecnologías convergentes que están revolucionando la bioeconomía. Por ejemplo:

La edición genética con el uso de tecnologías como CRISPR se está utilizando en una amplia gama aplicaciones, como el desarrollo cultivos más resistentes, productivos y nutritivos, y la medicina en seres humanos como la eliminación de enfermedades infecciosas. A diferencia de las tecnologías que la precedieron, CRISPR ha democratizado la ingeniería genómica porque es fácil de utilizar y de bajo coste.

A través de la bioingeniería se están creando microorganismos diseñados para producir productos químicos y combustibles sostenibles que están transformando la producción industrial. Los ingenieros biológicos quieren imitar los sistemas biológicos para crear productos que puedan reemplazar, o mejorar algunos procesos químicos y mecánicos.

La digitalización aplicada a la agricultura de precisión con el uso sensores y sistemas de posicionamiento global en la maquinaria o empleando drones permiten una gestión más eficiente y sostenible de los recursos agrícolas. Por otro lado, la trazabilidad de las cadenas de suministro, gracias a las tecnologías de cadenas de bloques, garantizan una mejor transparencia.

Del mismo modo, las tecnologías de conversión de residuos orgánicos en bioproductos y bioenergía mejoran la sostenibilidad, contribuyendo así a la economía circular al reducir el uso de recursos naturales no renovables y minimizando el impacto ambiental.

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado este artículo, te recomendamos:

Tecnología

IA, el gran aliado del desarrollo sostenible

4min lectura

La inteligencia artificial facilita el cumplimiento del 79%...

Tecnología

Economía sostenible, ¿qué es?

4min lectura

La economía sostenible busca aumentar el bienestar...

Tecnología

Territori 17: el auge del autoconsumo fotovoltaico

4min lectura

La subida del precio de la luz ha disparado el interés...



La inteligencia artificial facilita el cumplimiento del 79% de los objetivos de desarrollo sostenible marcados mundialmente a la Agenda 2030. Analizamos el estudio de Nature Communications para desgranar el porqué de esta cifra y desde qué ámbitos se logrará.

 

¿Qué se entiende por inteligencia artificial (IA)?

A pesar de que no existe una sola manera de describirlo, una forma certera es la que describe Britannica, entendiendo la IA como la capacidad de un ordenador digital o robot para desarrollar tareas que requieren inteligencia humana. Es decir, aprovechar las herramientas tecnológicas para optimizar tareas humanas y, al mismo tiempo, lograr retos que hasta ahora parecían imposibles. El desarrollo social y económico no se entiende sin estos mecanismos de IA que, hoy en día, ya marcan nuestra vida cotidiana. Reconocimiento facial, dactilar, por voz, predicción meteorológica, comunicación interactiva con máquinas, extracción automática de conocimiento o razonamiento lógico son algunos de los logros que, sin duda, marcarán el siglo. El foco, y el reto, está en crear y utilizar esta tecnología para contribuir a un desarrollo sostenible a escala global.

 

Los tres pilares del desarrollo sostenible

Sociedad, economía y medio ambiente conforman la base para entender el mundo actual y, por lo tanto, son los puntos clave para desarrollar acciones estratégicas. Desde estos tres grandes bloques se han creado los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). 17 objetivos y 169 metas conforman los retos presentes y futuros a escala mundial para mantener a raya los adelantos tecnológicos y asegurar que cada paso contribuye positivamente al progreso social.

A través de las 169 metas se tratan todos los ámbitos, como por ejemplo la pobreza, la educación de calidad, el acceso a la alimentación, salud y agua para la población, la energía limpia y asequible o la creación de ciudades sostenibles. El estudio de Nature Communications, basado en más de sesenta fuentes, determina que un correcto desarrollo de la IA puede tener un impacto positivo en 134 de estas metas, el 79%. Los usos de la IA son múltiples y los encontramos representados en aquellas acciones más cotidianas.

 

IA para reducir las desigualdades sociales

La tecnología se abre para llegar a todos los bolsillos, también desde el punto de vista económico. Actualmente, utilizar IA a través de nuestros smartphones forma parte de nuestra rutina. Reconocimiento de voz, táctil y de impronta, localización de dispositivo, conectividad… las herramientas IA se incorporan a toda velocidad para simplificar la experiencia de los usuarios y conseguir que todo el mundo tenga acceso a la tecnología. El objetivo es reducir, así, la brecha digital.

Pero la IA va más allá y busca crear mecanismos de inclusión para ciertos colectivos. Un ejemplo son las herramientas como Google Lookout o Microsoft Seeing AI que facilitan la percepción del entorno para las personas ciegas gracias a la identificación de objetos, personas o texto.

En casa nuestra, aplicaciones como el Localizador de la Fundació Arrels utilizan la tecnología como mecanismo de atención a colectivos en riesgo, en este caso enfocado a apoyar a personas sin hogar. Otro ejemplo es Refugee Aid App que pone al alcance de personas migrantes la localización de ONG, centros sociales y de ayuda humanitaria donde pueden ser atendidos.

Este es uno de los puntos clave de la IA, favorecer el interconexionado entre usuarios de todo el mundo y facilitar la creación de espacios de encuentro desde donde afrontar, de forma colectiva, un desarrollo social, igualitario e inclusivo. La tecnología pone la plataforma, pero son los ciudadanos quienes tienen que pasar a la acción.

 

IA para una economía circular

En clave de desarrollo sostenible, aparece el concepto de economía circular en que la producción va alineada con el ciclo de vida de los productos y se aleja del sistema tradicional basado al comprar, utilizar y tirar. La IA incentiva este sistema a partir de las acciones cotidianas más sencillas. Más allá de conectar marcas y consumidores, las plataformas digitales incentivan el intercambio de productos de segunda mano y se ha creado, desde el entorno digital, una tendencia basada en reutilizar productos y promocionar el DIY.

La industria también se apunta a la producción basada en las 7R, y lo hace de formas muy diversas. Las máquinas se ponen al servicio del medio ambiente para llevar a cabo una producción basada en materiales reciclados, desde neumáticos para hacer carreteras hasta prendas de ropa. La tecnología también llega a los métodos de transporte, que cada vez son más sostenibles y fomentan la cooperación por encima de la propiedad privada.

En el ámbito de generación de riqueza, la IA también es clave en el sector empresarial en términos de eficiencia y optimización de procesos, así como en el proceso de selección. Desde unir empresas y buscadores de trabajo hasta crear procesos automatizados de selección de talento. En la misma línea, empresas de inversión como Circularity Capital conectan, a partir de aplicaciones, inversión y proyectos sostenibles. El tejido empresarial se adapta a las necesidades medioambientales con la tecnología como principal aliado.

 

IA en el medio ambiente: tecnología para entender el mundo

Con voluntad de preservación medioambiental, se han creado plataformas que utilizan el análisis de datos para identificar especies en riesgo de extinción, evitar la desertificación en zonas de riesgo o favorecer el mantenimiento de los bosques. Para un uso más cotidiano, aparecen aplicaciones que incentivan el consumo de alimentos de temporada, promueven el comercio de proximidad o incentivan el consumo de pescado de forma sostenible, sin olvidar la predicción meteorológica que acontece clave en el ámbito marítimo o de montaña.

Al mismo tiempo, desde nuestro móvil y gracias a la IA, podemos calcular la calidad del aire a tiempo real, las emisiones de gases de efecto invernadero o la huella de carbono que generamos diariamente. Todo de facilidades que demuestran que llevar un estilo de vida sostenible está solo a un clic.

La tecnología nos permite entender y saber qué está pasando en todo el planeta, e incluso en otros planetas. Las aplicaciones creadas a través de IA se extienden a todos los ámbitos y la lectura global es positiva: se está consiguiendo crear un tipo de tecnología que facilita la vida a los humanos y, sobre todo, que procura su desarrollo sostenible, pensando en clave comunitaria. El auténtico reto en esta cuestión, y en el que hace énfasis el estudio, es conseguir que la creación y el mantenimiento de esta tecnología no genere un impacto negativo al planeta. La IA puede favorecer al desarrollo sostenible, pero solo se conseguirá si el proceso hasta lograrlo también es respetuoso con el medio ambiente.

 

11Onze es la fintech comunitaria de Cataluña. Abre una cuenta descargando la super app El Canut para Android o iOS. ¡Únete a la revolución!

Si te ha gustado esta noticia, te recomendamos:

Economia

Economía sostenible, ¿qué es?

6min lectura

La economía sostenible busca aumentar el bienestar...

Sostenibilitat

Autoconsumo fotovoltaico

4min lectura

El impuesto al sol era una tasa obligatoria para los...

Sostenibilitat

Territori 17: el auge del autoconsumo fotovoltaico

2min lectura

La subida del precio de la luz ha disparado el interés...



App Store Google Play