¿Qué pasaría si se acabase la hegemonía del dólar?

Aunque el dólar estadounidense está lejos de perder su estatus como moneda de reserva mundial, la creciente tendencia a la desdolarización está erosionando gradualmente su lugar en la cúspide de la pirámide financiera global. ¿Cuáles serían las consecuencias del fin de la supremacía del dólar como divisa comercial?

 

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el dólar estadounidense ha mantenido el privilegio de ser la principal moneda de reserva del mundo. Aun así, durante los últimos años varios países han redoblado sus esfuerzos para alejarse de los vínculos que comporta depender para todo tipo de intercambio comercial y financiero del billete verde.

Según datos del FMI, en las últimas dos décadas el dólar ha pasado de representar más del 70% de las reservas oficiales globales al 58% actual. Este declive se ha acelerado dramáticamente a lo largo del último año a causa de la creciente tendencia a la desdolarització como mecanismo de defensa en contra del abuso de las sanciones económicas por parte de los Estados Unidos.

Esto se ha traducido en el hecho que otros actores globales están fomentando el uso de sus divisas en el comercio bilateral e incrementando de manera exponencial sus reservas en oro. En este contexto, el grupo de países emergentes que forman parte del bloque económico de los BRICS no solo han impulsado sus propias instituciones financieras con el objetivo de convertirse en una alternativa a las occidentales, sino que están trabajando en la creación de una nueva moneda única como contrapartida al dólar para efectuar transacciones internacionales.

 

La importancia del petrodólar

El estatus del dólar como moneda de reserva mundial precede la creación de la petrodivisa conocida como el petrodólar, básicamente, los ingresos por exportaciones de petróleo denominados en dólares estadounidenses.

Este patrón de divisa nace el 1973 mediante un acuerdo, inicialmente entre los Estados Unidos y Arabia Saudí, que más tarde se ampliaría en otros países de la OPEP, según el cual los países productores de petróleo se comprometían a vender su petróleo en dólares a cambio de recibir protección del socio americano y de reinvertir el superávit de las exportaciones de petróleo al comprar armamento y deuda de los Estados Unidos a través de Bonos del Tesoro. Lo que se conoce como reciclaje de petrodólares.

Dicho de otra manera, después de una crisis petrolera que puso en cuestión el futuro del dólar como moneda de reserva, el ejército de los Estados Unidos se convirtió en una fuerza militar mercenaria de los regímenes teocráticos del Golfo Pérsico a cambio de asegurar que el dólar se convirtiera en la moneda preferida para las compras de petróleo en todo el mundo, perpetuando su demanda y su valor.

 

El coste de romper del cártel monetario

El presidente Richard Nixon y el secretario de estado Henry Kissinger habían ingeniado un plan perfecto para mantener a los Estados Unidos como el único poder hegemónico mundial, pero este acuerdo dependía de la lealtad de los países productores en vender su petróleo exclusivamente en dólares y a la voluntad de los Estados Unidos de eliminar los enemigos de estos países en la región.

Esto explica muchos de los conflictos y guerras que han tenido lugar en el Oriente Medio los últimos 50 años. Cualquier líder de la demarcación que se oponga a vender su petróleo en la divisa americana —como hicieron Saddam Hussein y Muammar al-Ghadafi— supone una amenaza directa al petrodólar, es decir, a la hegemonía de los Estados Unidos y, por lo tanto, estos países tienen que ser “liberados o democratizados” con una intervención militar.

La misma política exterior intervencionista que años atrás tanto los servicios secretos del Reino Unido como de los Estados Unidos habían usado contra Irán. Con el golpe de estado del 1953 derrocaron el gobierno presidido por el primer ministro Mohammad Mosaddegh cuando el parlamento iraní votó a favor de nacionalizar la explotación de petróleo después de que la Anglo-Persian Oil Company (APOC) —ahora British Petroleum (BP)— se negara a participar en una auditoría para verificar quién pagaba los cánones contratados, y de este modo limitar su control sobre las reservas de petróleo iraní.

 

Arabia Saudí da la espalda al dólar

Después de casi cinco décadas de una relación exclusiva con el dólar, el ministro de Finanzas de Arabia Saudí, Mohammed Al-Jadaan, anunciaba en el Foro de Davos de 2023 que el reino está abierto a aceptar monedas locales para el comercio de petróleo y reafirmaba su decisión en su visita a India el pasado mes de septiembre.

El hecho que el principal aliado del petrodólar se una a países de los BRICS que ya están comerciando petróleo con monedas locales, en un momento en que las importaciones estadounidenses de petróleo saudí están en mínimos históricos y las compras chinas del mismo crudo continúan creciendo, apunta a que el reino saudí podría estar preparándose para un cambio de paradigma del orden internacional.

Para que quede claro, aunque los países productores de petróleo acepten otras monedas de cambio, el dólar no perderá su relevancia y atractivo internacional de un día para el otro, pero si el dominio de la divisa americana se diluye hacia la multi-polaridad, el orden geopolítico y económico actual podría cambiar considerablemente. Especialmente, cuando tenemos en cuenta que Rusia, Irán y Venezuela, países que están sometidos a estrictas sanciones de los EE. UU., poseen el 40% de las reservas probadas de petróleo de los miembros de la OPEP+.

 

Perder la tarjeta de crédito ilimitada

Tener la moneda de reserva mundial ha permitido a los Estados Unidos incurrir en grandes déficits, tanto en el comercio internacional como en el gasto público, sin consecuencias. Perder la hegemonía del dólar significaría mayores costes de financiación, un menor acceso al capital, la desvalorización de las bolsas del país y una devaluación de la moneda, causada por una disminución de la demanda de bonos del Tesoro. En otras palabras, Estados Unidos, por primera vez en muchas décadas se tendría que estrechar el cinturón para evitar una quiebra de una economía altamente endeudada.

Por otro lado, el impacto de una devaluación del dólar posiblemente aumentaría las exportaciones y disminuiría las importaciones, por lo tanto, reduciendo el déficit comercial de los Estados Unidos. Además, es probable que otras divisas y activos de inversión seguros como el oro aumentaran su valor de manera sustancial en un contexto en el cual el capital global abandonara deprisa y corriendo el billete verde.

Esta desdolarització podría ayudar a reequilibrar el orden mundial y las economías no-alineadas a Occidente. Sin embargo, ante la amenaza de una posible defunción del dólar como moneda de reserva mundial, es más que probable que los Estados Unidos y sus estados clientelares continúen utilizando su poder militar para evitar, o cuando menos alargar, el inevitable colapso del imperio.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Jordi PlanasJordi Planas says:
    Jordi

    Estaria bé algun article sobre les possibilitats que el bitcoin pugui agafar embranzida gràcies a la desdolarització o a d’altres factors

  2. Daniela SimónDaniela Simón says:
  3. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Bon article. Merci

  4. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Els imperis no duren eternament. Llàstima que perque petin normalment se’n necessita un altre igual o superior que prendrà el seu lloc.

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Correcte, Mercè! Tot plegat forma part de la naturalesa humana i de la nostra pròpia evolució! Seguim a La Plaça!

      Hace 6 meses
  5. Laura CarlúsLaura Carlús says:
    Laura

    Agraïda de les vostres anàlisis de l’actualitat

  6. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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