¿Cómo nos afecta el conflicto en Ucrania?

El aventurismo geopolítico entre Estados Unidos y Rusia en Ucrania nos queda lejos. Sin embargo, es un conflicto que comporta consecuencias económicas que ya nos están afectando. El agente 11Onze Xavi Viñolas, experto en geopolítica, detalla cuáles son.

 

La escalada de tensión entre Rusia y Estados Unidos en el tablero ucraniano preocupa, y mucho, a determinados sectores de la economía europea. La industria pesada, los sectores de la fruta —principalmente, de los cítricos— y de las legumbres y la industria vitivinícola y del aceite ya han alertado que, si se imponen sanciones a Rusia, las exportaciones se pueden ver perjudicadas y puede haber un encarecimiento de los precios de las materias primas, que puede motivar un descenso de la producción. Estas preocupaciones resultan todavía más relevantes en un contexto en que Europa quiere dejar atrás la crisis que ha ocasionado la pandemia, y que ha dejado a muchos sectores tiritando.

Los miedos de estos sectores están bien fundamentados. Todavía se tienen muy presentes los efectos que tuvieron las sanciones que las dos últimas administraciones americanas impusieron a Rusia, después de que apoyara política y militarmente a Crimea en 2014 para que se independizara de una Ucrania que había girado sus simpatías hacia los Estados Unidos y la OTAN. Estos castigos, y la presión que Estados Unidos ejerce sobre la Unión Europea (UE) para que siga sus órdenes, ponen de manifiesto los riesgos que tiene para el Estado español y el resto de la UE ser partícipes de este juego de imperialismo económico-político a golpe de látigo.

El encarecimiento de las materias primas, como el aluminio, que se produjo con las sanciones vigentes, podría extenderse a metales como el níquel, el cobre, el paladio y el platino, de los cuales Rusia es un importante productor, y que están sufriendo subidas históricas de precio. El veto a los sectores de la fruta y las legumbres, impuesto por Rusia en 2014, y que ahora ven desvanecida la esperanza de un retorno al nivel de exportaciones previo al conflicto, son solo un ejemplo de las posibles repercusiones económicas derivadas de esta crisis que pueden afectar al Estado español.

También las organizaciones agrarias de los sectores del vino y del aceite de oliva han mostrado su preocupación por las posibles nuevas sanciones. Por eso, han pedido a la UE medidas para garantizar la estabilidad del mercado, o compensar las pérdidas por unas exportaciones a Rusia que no se han podido sustituir con otros mercados.

 

El conflicto del gas

Más allá de las consecuencias económicas en los diversos sectores, detrás de la tensión entre Rusia y Estados Unidos hay también el gran conflicto del gas. Si el flujo de petróleo en el viejo continente a través de oleoductos ya fue uno de los principales desencadenantes del conflicto que tuvo lugar en Georgia en 2009, lo mismo se puede decir si hablamos de gas y gasoductos en el caso de Ucrania.

La acérrima oposición de Estados Unidos al Nord Stream 2 —y la consiguiente imposición de sanciones a Europa por negarse a seguir las directrices de Washington para cancelar el proyecto—, sumada a las tensiones en Ucrania, ha sido capital en el encarecimiento de los precios de la energía. Y esta subida, por otro lado, también beneficia las importaciones de gas licuado de los Estados Unidos, mucho más caro, hacia Europa.

Una escalada del conflicto también podría tener un impacto en la producción de petróleo ruso, por decisión propia o por incapacidad, que dispararía el precio del petróleo en un momento de inflación desbocada y cuando muchos países apenas empiezan a ver una recuperación económica después de la crisis de la Covid-19.

 

La nueva guerra fría

No podemos olvidar que la tensión geopolítica en las fronteras rusas viene de lejos. Concretamente, en Ucrania tiene sus raíces más próximas en el pucherazo electoral de 2014 —y que algunos analistas consideran un verdadero “golpe de estado”. Fue entonces cuando llegaron al poder los actuales dirigentes ucranianos, con las más que fundamentadas sospechas de colaboración activa por parte de Estados Unidos. Buena muestra de estas complicidades es el improperio —el famoso “Fuck the EU!”— que la subsecretaria de Estado de EE. UU., Victoria Nuland, dirigió a la Unión Europea, cuando esta se negó a apoyarlos.

Este pucherazo espoleó una declaración de independencia de las entonces provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk, rusohablantes y motores industriales potentísimos que Ucrania tuvo que aceptar que perdía sin remedio, tal y como pasó con la península de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol. Esta fue una de las últimas respuestas de una parte de la ciudadanía contra la oligarquía que se había impuesto por la fuerza en el poder, con la injerencia de la administración dirigida por Barack Obama.

Las desconfianzas de una parte de los ucranianos, de hecho, estaban más que justificadas. Hasta tres miembros del gobierno ucraniano que se instauró después de los comicios eran ministros extranjeros que, según recogieron medios internacionales como la BBC, representarían los intereses de ‘lobbies’ norteamericanos. Desde entonces, los estira y afloja entre el gobierno ucraniano y Rusia no han dejado de sucederse.

Por un lado, Rusia siente el peligro de una ofensiva contra Donetsk y Lugansk, y esto ha justificado parte de los movimientos de tropas rusas en las fronteras ucranianas. Moscú teme que se puedan repetir los acontecimientos del pasado mes de abril en contra de los Acuerdos de Minsk —que firmaron Alemania, Rusia, Francia y Ucrania el 2015 para aliviar la guerra civil que se produjo en el país después de los fatídicos comicios.

Y, por otro lado, Ucrania ha expresado el miedo de una invasión rápida rusa en su territorio, a raíz de estos movimientos rusos en la frontera, un relato alimentado por Estados Unidos. Este último hecho es el que ha ocasionado la escalada de tensión actual y ha justificado que EE. UU. y sus aliados hayan aumentado su apoyo militar a Ucrania. En este contexto, los esfuerzos diplomáticos se están demostrando estériles hasta ahora, a pesar de que Rusia ha anunciado una retirada gradual de las tropas en las fronteras ucranianas.

Al final, los últimos episodios en Ucrania lo que demuestran es que hay una nueva guerra fría en marcha. El trasfondo de todo es que Rusia se siente realmente amenazada por la proximidad de la OTAN —que se ha convertido en la agencia global de los intereses de los americanos— en sus fronteras: no solo por el despliegue militar, sino por la entrada en la organización atlántica de países bálticos que históricamente formaban parte de la órbita rusa; y a los que también se quieren añadir, ahora, Georgia y Ucrania.

Hay que entender que hacer caer todos estos países fronterizos con Rusia dentro de la influencia de la OTAN es un plan estratégico de Washington, que incumple, casi desde el primer momento, los compromisos a que llegó con Boris Yeltsin para no controlar y codiciar el espacio vital ruso después de la Perestroika. Varios documentos desclasificados demuestran cómo, al mismo tiempo que Clinton negociaba con Yeltsin, Estados Unidos ya planificaba un acercamiento estratégico fuera de los límites marcados en el acuerdo con Moscú. Aun así, las confrontaciones bélicas entre estas dos potencias mundiales en Europa —primero en Georgia; y, ahora, en Ucrania—, han dejado muy claras las líneas rojas que marca Moscú.

Además, no podemos obviar que este escenario es doblemente complicado, si tenemos en cuenta que la crisis de deuda soberana de los estados ha agotado muchas de las herramientas que los bancos centrales tenían para estimular la economía, y que nos hace cuestionar el ‘cui bono’ que hay detrás de los actores que alimentan este conflicto.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Juan Carlos PaniaguaJuan Carlos Paniagua says:
    Juan Carlos

    Sorprèn positivament trobar explicacions tan encertades sobre aquest conflicte.

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Celebrem que trobis que sigui així. Intentem tenir molta cura i rigor a l’hora de fer els nostres articles, que com ja deus de saber, són totalment neutrals i objectius, i per tant, sense cap tipus de vici, influència o tendència. No estem casats amb ningú, i diem les coses tal qual les veiem, i filtrant rigorosament les notícies que ens arriben… Moltes gràcies pel teu comentari!!!

      Hace 2 meses
  2. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    El gas es el que més està pujant, avia’m com va, crec q encara es massa prompte per pendre mesures particulars, però sembla q caldrà preparar algun plà, com canviar la caldera gas per un termo elèctric per a escalfar l’aigua,sense q ens pugin la factura de gas excesivament, i el mateix amb la calefacció q alguns termos electrics accepten fins a 8 bars de pressió per a alimentar les calefaccions(entre 1’5 i 2bar) amb aigüa calenta, ja veure’m

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Doncs sí, Jordi, aquest hivern haurem de veure com ho fem per contenir la despesa en les factures de gas i electricitat. Moltes gràcies pel teu comentari!!!

      Hace 2 años
  3. Gabriel JosidGabriel Josid says:
    Gabriel

    Gràcies per l’article. Podries reelaborar-lo de nou després de l’invasió russa?

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      Gràcies, Gabriel, aquest divendres vaig a parlar del tema a Estat de la Nació, i publicarem l’entrevista i un article.

      Hace 2 años
  4. Pere Maria EstremPere Maria Estrem says:
    Pere Maria

    Molt interessant article, i ben documentat.

  5. Pere SorianoPere Soriano says:
    Pere

    Bon resum i explicació de la visió-situació geopolítica de la zona i els seus actors. Gràcies

  6. James SeneJames Sene says:
    James

    Impecable👌🏿

  7. Daniela SimónDaniela Simón says:
  8. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  9. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    Un article impresionant de com estar escrit i del que ens diu,una lliçó dels anomenats abans dos blocs,podriem dir si tornem amb aquella guerra freda o ooder mai s’ha deixat,unicament amortiguat
    Gràcies

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      Gràcies Alicia, com dius tu, en realitat la dissolució de l’URSS només va significar una pausa d’aquesta guerra freda.

      Hace 2 años
    • Elisabet Porqueras Garcia says:

      Gràcies, Alícia pel teu missatge!

      Hace 2 años
  10. Josep RuaixJosep Ruaix says:
  11. Josep RouraJosep Roura says:
    Josep

    D’acord amb la Mercè. TVC hauria d’informar més del que passa als països catalans i a tot el món, que cada vegada ens estem tancant més a les 4 provincies espanyoles.

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      Totalment d’acord, especialment quan les conseqüències d’aquests esdeveniments ens poden afectar més del que ens pensem.

      Hace 2 años
    • Elisabet Porqueras Garcia says:

      Gràcies pel teu comentari Josep!

      Hace 2 años
  12. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Un article amb molt suc. Els ciutadans corrents no estem acostumats a llegir amb profunditat temes de geopolítica amb enllaços a les fonts. Vaja, crec, en vista a la cultura general del país. Els mitjans locals només serveixen per a publicar enunciats cridaners. La incultura periodística és una de les causes de l’encongiment del cervells.
    Gràcies per a situar-nos cada vegada més en el món, que ens agradi o no és el que hi ha.

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      És trist, però és veritat. Es fa difícil trobar informació als mitjans que no segueixin una mateixa línia editorial dictada pel qui paga, i més enllà del sensacionalisme sense substància. Gràcies Mercè.

      Hace 2 años
    • AlbertAlbert says:
      Albert

      Gràcies a tu per ser-hi, Mercè! En Xavi Viñolas ens ho fa entenedor i és rigorós en aportar-hi fonts contrastades.

      Hace 2 años

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