El sector agroalimentario catalán ante la crisis

El mundo afronta una crisis alimentaria. Los precios de los alimentos se están disparando y los consumidores están cambiando sus hábitos. La nueva situación supone a la vez un reto y una oportunidad para la industria agroalimentaria catalana.

 

El IPC anticipado de septiembre se ha situado en el 8,9%, sobre todo por el encarecimiento de los carburantes y alimentos, según el INE. Y llueve sobre mojado si analizamos la evolución de los precios de la cesta de la compra, a pesar de que la inflación interanual de alimentos y bebidas no alcohólicas fue del 6,2%, disminuyendo dos décimas en comparación al mes anterior. Hay que destacar los elevados precios especialmente las de productos básicos como la carne, el pan, los cereales, las legumbres, las hortalizas, la leche, el queso y los huevos.

La mayoría de consumidores en España han percibido estos cambios y un 75 % ya han modificado sus hábitos de compra, como indica una encuesta de la consultora McKinsey. Entre abril y mayo, la mitad han probado alguna marca blanca, el 30 % han cambiado de marca y el 26% afirman haber cambiado de tienda o distribuidor. Sin duda, la principal causa es la búsqueda de mejores precios.

Además, según un informe de la aseguradora Allianz, si los productores acaban trasladando al precio final de los alimentos el incremento que han experimentado en sus costes, sobre todo por la subida de carburantes, electricidad y fertilizantes, la cesta de la compra se encarecerá este año un 13 % en España. Hay que tener en cuenta que actualmente los hogares europeos ya dedican de media entre el 12 % y el 25 % de sus ingresos, según el país, a alimentación y bebidas. Por tanto, muchas economías familiares podrían verse estranguladas.

 

Un estímulo para el comercio de proximidad

El gran impacto del precio de los carburantes en las cadenas de distribución puede suponer un impulso para el comercio de proximidad, como refleja el informe “El sector agroalimentario en Cataluña”, elaborado por Acció i Prodeca. En este sentido, tanto productores como distribuidores deberán ajustar sus estrategias para ganar competitividad.

La crisis alimentaria supone una oportunidad para el sector en Cataluña, aunque no está exento de riesgos. Liderado por las industrias cárnicas, el sector agroalimentario es uno de los claros referentes de la economía catalana, ya que genera el 19,2 % del PIB, con una facturación global de 43.088 millones de euros. El sector primario supone casi el 11 % del total; la industria de alimentación y bebidas, el 70 %; y la industria auxiliar, más del 19 %.

En el nuevo contexto, parte de los productores y distribuidores locales, sobre todo los del sector primario, podrán ampliar su cuota de mercado en Cataluña, ya que sus productos ganarán competitividad frente a los importados. De todas formas, nadie puede pasar por alto las grandes tendencias y retos del sector que apunta el informe de Acció y Prodeca. 

 

Tres ámbitos de actuación

Para empezar, en el terreno medioambiental será necesario tener muy en cuenta la importancia de la producción sostenible, basada en la bioeconomía circular y la agricultura de precisión, o aspectos como la reducción del plástico. La trazabilidad de los alimentos permitirá identificar su sostenibilidad y asegurar su autenticidad.

También destacan las oportunidades para nuevos productos en el ámbito de la alimentación saludable. Esto incluye productos que contribuyan a reducir la incidencia de determinadas enfermedades (diabetes, patologías cardiovasculares…), productos funcionales y el área de la nutrigenética, que tiende a personalizar cada vez más la alimentación en función de las características genéticas del consumidor.

Un tercer campo de acción es el de la innovación. La tecnología debe facilitar el lanzamiento de nuevos ingredientes, aditivos y suplementos alimentarios. Por otra parte, la implantación de la Industria 4.0 en el sector debería llevarla a sacar partido del ‘big data’ o el Internet de las cosas.

 

Más dificultades para las empresas exportadoras

En general, las empresas con mayor dependencia de las exportaciones serán las que más sufrirán para digerir los cambios en el mercado. Se podría decir que el sector agroalimentario catalán se ha comido el mundo en los últimos años, ya que sus ventas en el exterior rozan los 13.000 millones y suponen el 16 % de las exportaciones catalanas. 

Por eso, en algunos casos será difícil que el crecimiento en el mercado interior pueda equilibrar la pérdida de presencia en el exterior. Un claro ejemplo es el de la carne y los embutidos, cuyas exportaciones equivalen a casi 4.600 millones de euros (36 % del total) y que está muy concentrado en el porcino.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    Sí, tot s’esta disparant excepte els salaris. Esperem que tot es reguli I torni a equilibrar-se els propers 7 mesos I pogam surtir de vacances a l’agost.

  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  3. Carme Dalmau PlanasCarme Dalmau Planas says:
    Carme

    El pa s,ha apujat molt al menys a Girona. Un pa de mig kilo que valia 1,50 ara val 2 euros. Els micadors de paper que fins fa poc valien 1 euro ara valen 1,20. Etc. Ja m,he acostumat a comprar al Bon Area . Està quasi tot millor de preu .

  4. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Un article q reflecteix la crua realitat. La clase mitja i baixa ho patirem força.

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