Los Reyes Magos, una historia verdadera

La festividad de los Reyes Magos es la celebración más conocida del ciclo navideño. Y, en cambio, solo el evangelio de San Mateo da noticias específicas de estos prohombres, pero de manera bastante enigmática. Ni siquiera concreta los nombres, el número o la procedencia exacta. Entonces, ¿cuál es la historia verdadera de los Reyes Magos? 

 

Empecemos fijándonos bien en cómo San Mateo introduce a los Reyes Magos en su evangelio. Primero, asegura que Jesús nació en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes y, después, relata la aparición de los magos de la siguiente manera: “Poco después llegaron a Jerusalén unos magos que venían de Oriente y que preguntaron ‘¿Dónde es el rey de los judíos, que acaba de nacer? Hemos visto allá en Oriente su estrella y venimos a postrarnos ante él’”.

De hecho, la noticia, nos dice San Mateo en el evangelio, “turbó mucho al rey Herodes, y con él a toda Jerusalén”. Es así que Herodes deja ir a los magos, pero les pide que, antes de volver a sus pueblos, le informen del lugar exacto dónde ha nacido el niño, de forma que también él pueda ir a adorarlo. Pero los magos parece que no cumplieron con la palabra dada a Herodes…

El evangelio dice que los prohombres continúan su camino, siempre siguiendo la estrella, hasta que justo se para en el punto donde se encuentra Jesús. Entonces, San Mateo narra: “Y entraron en la casa, vieron al niño con María, […] se postraron ante él y abrieron los cofres que llevaban para ofrecerle presentes de oro, incienso y mirra. Y como un sueño les advirtió que no tenían que volver a ver a Herodes, volvieron a su país por otro camino”. Después de esto, no se vuelve a hablar nunca más de ellos.

La maraña que envuelve la historia

Si analizamos cuidadosamente la narración evangélica de San Mateo, rápidamente nos damos cuenta de que en ningún momento se nos dice que fueran tres personajes, pero, en cambio, sí que nos dice que “unos magos” dejaron tres regalos (el oro, el incienso y la mirra). Tampoco se nos concreta el punto exacto del encuentro. Y lo más sorprendente de todo: en ningún momento se nos especifica el estatus de rey de estos personajes.

Si buscamos más información canónica —la oficial— sobre estos personajes, en ninguna parte encontramos más contenido. Aun así, si vamos al otro evangelio que narra el nacimiento y la infancia de Jesús, el de San Lucas, en ninguna parte se citan los magos, ni la matanza de inocentes, ni la huída a Egipto. En cambio, San Lucas sí aporta detalles sobre la anunciación, el traslado de José y María embarazada en Belén, para inscribirse en el censo ordenado por el emperador romano Augusto, la adoración de los pastores y el nacimiento de Jesús en un establo. 

Por lo tanto, el Nuevo Testamento ofrece versiones de Navidad muy diferentes que, con la maduración del paso de los siglos, con aportaciones intencionadas e interpretaciones sesgadas, han acabado configurando el fantástico y trenzado relato que conocemos. No tenemos que perder de vista que por el camino también se le fueron añadiendo nuevos personajes, como el buey y la mula, que el papa Benedicto XVI ha rechazado públicamente, o el cuarto rey mago y otras invenciones.

“Si la palabra original en griego fue traducida de una palabra del persa antiguo, ‘maguusha’, entonces el significado sería: sacerdote. ¡La más probable!”

¿Magos quiere decir mágicos?

La pregunta, pues, que nos sugiere el relato inicial es: ¿por qué Mateo hace aparecer a estos curiosos personajes? El hecho importante y a tener muy presente es que el evangelio original de San Mateo fue escrito en griego, manuscrito del cual no nos ha llegado hasta nuestros días. Solo disponemos de la versión traducida al latín por San Jerónimo, pero ya en el siglo IV.

Si seguimos analizando el texto, la clave de todo reside en la palabra “mago”. ¿Es esta la palabra empleada en el texto original escrito en griego? Y entonces nos asalta otra pregunta bastante inquietante: ¿qué significaba ser un mago en el contexto en el cual se escribe el evangelio?

La etimología histórica nos ofrece dos posibilidades. Si la palabra original escrita fuera en griego “μάγο”, sería usada con una connotación peyorativa. Una expresión dirigida a definir brujos, interpretadores de sueños, encantadores, practicantes de ritos oscuros e, incluso, charlatanes. ¡Parece que no es el caso! En cambio, si la palabra original en griego fue traducida de una palabra del persa antiguo, “maguusha”, entonces el significado sería: sacerdote. ¡Seguramente, la más probable!

Por lo tanto, si seguimos por este camino etimológico, encontramos en el pasado babilónico una casta religiosa de sacerdotes persas conocidos como “magos” con un reconocido prestigio en conocimientos astrológicos y seguidores de la religión zoroástrica. Para entender todavía mejor la etimología histórica, hay que tener presente que la presencia judía en Persia fue muy notable desde la época de Nabucodonosor (siglo VI a. C.), cuando el gobernante babilónico conquistó Judá y esclavizó a los judíos. 

Estas comunidades hebreas, que esperaban al Mesías, seguramente habrían influido en la tradición astrológica persa. En el siglo VI d. C., estos magos —ahora sí, con nombre y número— fueron representados al estilo persa —principalmente por su indumentaria— en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo de la basílica de Rávena (Italia).

“El análisis textual nos sitúa ante un relato puramente propagandístico: demostrar que el cristianismo era amplio, integrador de culturas y universal”

La leyenda se consolida con el canon bíblico

Tanto si la visita de los Reyes Magos sucedió como si no, llegamos al Concilio de Nicea del 325, cuando el discurso oficial de la Iglesia queda institucionalizado y se acuerda que serán solo cuatro los evangelios oficiales —Mateo, Lucas, Juan y Marcos—, que marcarán el discurso del dogma. El resto de textos, más de 70, serán considerados apócrifos, es decir, poco fiables, dado que se basan en suposiciones que no se pueden contrastar.

Es curioso porque todos estos textos fueron escritos a la misma época que los cuatro evangelios canónicos. Lo que resulta evidente es que, con el paso de los siglos, se fue forjando la teología, la liturgia y la tradición cristiana, complementadas con otros escritos que llenan los vacíos que habían dejado los textos oficiales. Fue en este proceso que fue tomando forma el relato de los magos persas.

Si rehuimos de lo fantástico y somos absolutamente racionales, el análisis textual nos sitúa ante un relato puramente propagandístico. El incipiente y moderno discurso cristiano surgido de Nicea tuvo la necesidad de demostrar que su radio de acción era amplio, integrador de culturas y dotado de una dimensión universal. El relato de los Reyes Magos cumplía con este mensaje y —no menos importante— permitía enlazar las profecías del Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento, dado que demostraba que las sagradas escrituras no se equivocaban en el hecho que “todos los reyes venidos de todas partes se postrarán ante él”.

Tampoco es casual que se fijara en tres el número de los magos: porque es el número de la divinidad por excelencia, de la Santísima Trinidad; porque es el reflejo de las tres edades del ser humano, la juventud, la madurez y la vejez; porque son los tres continentes conocidos en aquel momento, Europa, Asia y África; y porque son las tres dimensiones del tiempo, pasado, presente y futuro.

Los pedazos que construyen la historia

Fue a partir de entonces que se empezó a crear una iconografía especial, con significados diversos. Pronto dejó de ser relevante la auténtica realidad de los personajes de Oriente y tomó importancia el simbolismo ritual de la edad media. El mundo Carolingio los convirtió en reyes. La historia dice que Federico I Barbarroja, durante la Tercera Cruzada, encontró los cuerpos de los tres reyes magos en Constantinopla y los llevó hasta Alemania. Actualmente, la catedral de Colonia conserva las reliquias de los Reyes Magos. Las órdenes mendicantes del siglo XIII aportaron a la tradición de hacer el pesebre y, la epifanía tiene un lugar destacado. El Renacimiento aportó la negrura al rey Baltasar

La larga noche del tiempo fue fijando y generando nuevos detalles sobre los Reyes Magos, los cuales impregnaron la tradición cultural europea por siempre jamás. La historia de los Reyes Magos es una historia construida a pedazos, que ha cambiado generación tras generación y que ha llegado hasta nuestros días convertida en espectáculo comercial. Y, como toda buena historia, está hecha a fuego lento.

 

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Oriol Garcia Farré Oriol Garcia Farré
  1. Joaquin Lopez ArandaJoaquin Lopez Aranda says:
    Joaquin

    A estat molt bé.

  2. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    maguusha, una paraula màgica, Oriol Le teves lliçons són sempre intensives,viscudes i amb una càrrega de sentiment que transmet a qui et llegeix i escolta
    Aquest tres i el seu significat un nou aprenentatge,el teu escrit m’ha enganxat ,l’he trobat màgic
    gràcies

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Moltes gràcies, Alícia. D’això es tracte de poder aportar contingut valuós i interessant a la comunitat. Tot i que l’afer dels Reis d’Orient és un tema complex i feixuc pel fort simbolisme que s’ha configurat al llarg dels segles. Seguim per La Plaça!

      Hace 2 años
  3. Francesc Estafanell PujolFrancesc Estafanell Pujol says:
    Francesc de Borja

    Una desmitificació valuosa i ben treballada. Gràcies

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Gràcies, Francesc per la lectura. Ens veiem per La Plaça!

      Hace 2 años
  4. Anónimo says:

    Ja deia jo que això de reis …… i mags …… en fi, la Història la escriu l’homa al seu interès !!! No se !! Em pregunto jo .

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Sempre hi ha una intencionalitat darrera de cada escrit o relat, Manel. Ens veiem per La Plaça!

      Hace 2 años
  5. Josep RuaixJosep Ruaix says:
  6. Anna PortabalesAnna Portabales says:
    Anna

    Gràcies Oriol! Llegir-te sempre és un plaer.

  7. Núria Rambla VilamitjanaNúria Rambla Vilamitjana says:
    Núria

    Molt interessant Oriol i ben explicat. Moltes gràcies

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Gràcies, Núria per la lectura i el comentari. Ens veiem per La Plaça

      Hace 2 años
  8. James SeneJames Sene says:
    James

    Gràcies Mestre😉🙏🏿

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Gràcies, James! Continuem aportant valor a La Plaça.

      Hace 2 años
  9. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  10. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Les lliçons d’història de l’Oriol sempre van més enllà del simple relat d’uns fets. Són molt treballades i enganxen. Gràcies Oriol!

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Gràcies, Mercè per les teves paraules! Sempre hem d’analitzar el rerefons de les històries atès que aquestes sempre amagant la seva veritable gènesis. Seguim a La Plaça!

      Hace 2 años
    • Pilar Oltra Vigueras says:

      És un gran historiador, ho viu i ens ho transmet. És un regal escoltar-lo i llegir-lo. Gràcies, Mercè per les teves paraules.

      Hace 2 años

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