Los mercados de carbono combaten la polución

Según Greenpeace, el cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser devastadoras si no reducimos drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero. Para eso nacen los mercados de carbono.

 

Los efectos del cambio climático son ya demasiado perceptibles. La temperatura media mundial ha aumentado 1,1 grados centígrados desde la época preindustrial. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el periodo entre 2015 y 2019 ha sido el quinquenio más cálido registrado hasta ahora. Y el nivel del mar ha subido cinco milímetros al año entre 2014 y 2019. Para enfrentarse a ello, se han creado los llamados mercados de carbono, que permiten limitar y controlar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera en forma de dióxido de carbono.

Los mercados de carbono tienen como objetivo que podamos reducir las emisiones con el mínimo coste posible. Aquellos pueden emprender acciones medioambientales, a un coste no muy alto, las desarrollan. Pero lo hacen a cambio de que aquellos que tienen más dificultades para impulsarlas compren los llamados bonos de carbono, y ayuden a financiar estos proyectos sostenibles. Mediante este intercambio, se consigue un sistema de emisiones más eficiente.

Así pues, los mercados de carbono se basan en la venta o adquisición de los llamados bonos de carbono o certificados de reducción de emisión de gases de efecto invernadero. Estos bonos son documentos que capacitan a su propietario para emitir una determinada cantidad de dióxido de carbono y de gases de efecto invernadero.

Es decir, si tienes un número determinado de bonos, tienes derecho a emitir una cantidad determinada de gases de efecto invernadero anualmente. En general, cada uno de estos bonos equivale a una tonelada de dióxido de carbono, a pesar de que, según el tipo de gas de efecto invernadero, se puede estipular una cantidad u otra.

De obligado cumplimiento para los países ricos

El mercado de bonos de carbono opera de manera similar a otros mercados en los que hay un comprador y un vendedor. Por un lado, el comprador está obligado a garantizar que pagará por una determinada cantidad de bonos de carbono. Por otra parte, el vendedor debe garantizar que desarrollará suficientes acciones medioambientales, como por ejemplo reforestaciones o gestiones forestales sostenibles, para avalar la cantidad de bonos de carbono que ha adquirido el comprador.

Existen, en general, dos tipos principales de mercados de carbono. Uno de los mercados es el de obligado cumplimiento, los miembros del cual son países ricos. Estos países tienen un límite en la cantidad de emisiones de dióxido de carbono que pueden emitir a la atmósfera, gracias a los compromisos internacionales del convenio marco sobre el cambio climático del Protocolo de Kioto.

Cuando estos países sobrepasan este límite, tienen que comprar bonos de carbono a los países que sí llevan a cabo acciones a favor de la sostenibilidad y de forma acreditada, para comprobar que están reduciendo las emisiones que el primer grupo de países todavía no ha dejado de emitir.

 

Un compromiso sellado con bonos

El segundo tipo de mercados de carbono son los de tipo voluntario. En estos mercados participan países en vías de desarrollo, pero también federaciones, organizaciones sociales, empresas o consultores, y sus acuerdos tienen que ser comerciales o civiles. Los actores de este mercado están comprometidos con la lucha contra el cambio climático, para la protección de los bosques de nuestro planeta, y quieren asumir un papel de liderazgo en el sector empresarial.

Al final, las empresas y las organizaciones compran bonos de carbono porque quieren que su contribución al medio ambiente sea reconocida. También buscan comunicar entre sus grupos de interés las acciones que están emprendiendo para compensar sus emisiones anuales de gases de efecto invernadero. Igualmente es responsabilidad de los usuarios y clientes escoger empresas medioambientalmente responsables. Todavía estamos a tiempo de frenar el cambio climático.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
  2. Daniela SimónDaniela Simón says:
  3. Josep RuaixJosep Ruaix says:
  4. Jaume JosaJaume Josa says:
    Jaume

    Està bé. A nivell individual, molt abans que reciclar cal deixar de cremar combustibles fòssils: gas, petroli o carbó. És urgent, per això parlem d’emergència climàtica. He trobat a faltar claredat, tot i que la intenció és bona.

  5. Francesc Estafanell PujolFrancesc Estafanell Pujol says:
    Francesc de Borja

    No sabia què eren els “mercats del carboni”

    • AlbertAlbert says:
      Albert

      Sí, és el poder que té La Plaça; tots aprenem i ho fem plegats. Gràcies per ser-hi, Francesc!

      Hace 2 años
  6. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  7. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    Es fonamental contibuir a reduir la petjada de carboni
    Gràcies Coral

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