Emergencia Europea “Made in Germany”

Alemania afronta una crisis energética histórica que puede lapidar su importante base exportadora, provocar una recesión, y que amenaza en causar un efecto dómino al resto de Europa. Gran parte del problema es autoinfligido y demuestra los peligros de seguir la política de sanciones dictada por los Estados Unidos.

 

Alemania sigue siendo, junto con Francia, el principal motor de la Unión Europea y el tercer mayor exportador del mundo, por detrás de los Estados Unidos y China, que ocupa el primer lugar. Aun así, las guerras comerciales iniciadas por los Estados Unidos y las subsecuentes sanciones y contra sanciones entre la UE y Rusia, se han juntado con la crisis de logística y suministro derivada de la pandemia para finalmente hacer tambalear los cimientos de la economía Alemania.

Los economistas y los grupos industriales alemanes avisan que el aumento de los precios de la energía, un 35,6% más elevados que en el mismo periodo del año pasado, representa un riesgo creciente para las pequeñas y medianas empresas que constituyen la base de la economía. Una industria alemana casi paralizada por la escasez de energía, la considerable subida de precios y una inflación desbocada del 7,9% son algunas de los datos económicos que sugieren que Alemania podría estar encaminada hacia una recesión económica, si no es que ya ha entrado en recesión en el último trimestre.

Una encuesta realizada a empresas por la asociación industrial alemana (BDI) entre mediados de agosto y principios de septiembre, mostraba una imagen desoladora del sector, con un tercio de las empresas afirmando que su existencia estaba amenazada por el aumento de los precios y casi el 25% estaba considerando la opción de deslocalizar parte de su negocio, o en proceso de hacerlo.

 

La inevitable transferencia de costes a empresas y consumidores

Desde el gobierno alemán se lanzan mensajes, a menudo contradictorios, que espolean el malestar de la población. Por un lado, el ministro de Economía, Robert Habeck, afirmaba a mediados de agosto que Alemania tiene que reducir su consumo de gas en 20% si quiere evitar la escasez de energía este invierno. Una cifra solo alcanzable si se reduce considerablemente la actividad industrial.

Por otro lado, después de las críticas de economistas y empresarios, pocos días después anunciaba que los depósitos de gas alemanes están llenos en casi un 83% y conseguirán el 85% de su capacidad a principios de septiembre, mucho antes de límite autoimpuesto del mes de octubre.

En este contexto, el gobierno de Olaf Scholz ha acordado un nuevo paquete de ayudas económicas de más de 65.000 millones de euros para paliar el impacto de la crisis energética en la población, que de poco servirá cuando después de rescatar a Uniper, el principal suministrador de gas de Alemania, se tendrá que hacer lo mismo con la segunda compañía gasística del país, VNG, lo cual asegura un nuevo golpe para los consumidores cuando a partir del 1 de octubre, las compañías energéticas tendrán el visto bueno para volver a subir el precio de las facturas.

 

Ganadores y perdedores

Mientras que los países productores de petróleo están haciendo el agosto, Europa se hunde y se prepara para un invierno donde parece que apenas podrá mantener las luces encendidas. Las sanciones a Rusia se han mostrado más efectivas en castrar la recuperación económica europea que para debilitar una economía rusa que todo y la reducción en la exportación de hidrocarburos a Europa está obteniendo beneficios récord gracias a la subida de precios a causa de las restricciones impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea.

Al mismo tiempo, Estados Unidos se ha convertido en el exportador mundial más grande de gas natural licuado (GNL) durante el primer semestre de 2022. El negocio es extremadamente lucrativo, puesto que vende este gas tres veces más caro a Europa y armas en los países adyacentes de Ucrania.

El tira y afloja geopolítico entre los Estados Unidos y Rusia, o con China, es inevitable. Incluso es comprensible, dado el interés de Estados Unidos en querer frenar la pérdida de su poder hegemónico en frente a un mundo crecientemente multipolar. Lo que sorprende es el servilismo de la Unión Europea en cuanto a política exterior.

La crisis energética, y más concretamente la crisis del gas, era fácilmente evitable. La UE, y específicamente Alemania, podría haberse negado a participar en la guerra táctica de los Estados Unidos contra Rusia, que espoleó la crisis energética poniendo fin a la puesta en funcionamiento del gasoducto Nordstream 2. Ahora, sin una alternativa de suministro clara, puesto que la UE también había paralizado el gasoducto MidCat, la industria alemana se verá en serios problemas para mantener su productividad. La capacidad de Alemania para generar un superávit económico es clave para la financiación de la UE y de países dependientes como España. ¿Qué pasará si Alemania deja de poder sostener la economía europea con sus beneficios? El invierno puede ser muy complicado, no solo en Alemania.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  2. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    Sempre hi han beneficiats i perjudicats, si es fan bé els deures evitarem la recessió a Europa, que no a EEUU q ja porten 2 trimestres de recessió i sembla q aquesta es podrà evitar a europa si els polítics han fet els deures.

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      Així és, però em sembla a mi que més d’un haurà de repetir curs després del setembre.

      Hace 2 años
  3. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
  4. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    👌Els articles de geopolítica i geoeconomia. Sembla que Alemanya no es pot treure de sobre la rèmora del Pla Marshall, el subconscient li mana obeir els EE.UU. Els catalans ens hem d’espavilar, tenir criteri propi i buscar solucions fora de la nostra obligada dependència.

    • Xavier Vinolas EscodaXavier Vinolas Escoda says:
      Xavier

      Estem d’acord. El Pla Marshall, el subconscient, les 40 bases militars i els 50.000 soldats, un estat clientelar de facto i de jure. Gràcies, Mercè!

      Hace 2 años

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