China: se agrava la crisis del sector inmobiliario

Dos años después del colapso de Evergrande, el gigante inmobiliario Country Garden intenta evitar convertirse en el último promotor chino en entrar en suspensión de pagos. Esto se produce en un momento delicado para la economía en que Pekín tiene dificultades para mantener el crecimiento económico ante el declive de la inversión extranjera y de las exportaciones.

 

La crisis inmobiliaria de China está causando estragos en el sistema financiero del país y ejerciendo presión sobre un gobierno central que se enfrenta a una preocupante desaceleración económica que puede tener ramificaciones globales. El desplome este lunes en bolsa de las acciones del gigante inmobiliario Evergrande arrastra a otros promotores como Country Garden, que el próximo año tiene que hacer frente a vencimientos de deuda por un valor de 14.000 millones de euros.

Country Garden apostó fuerte por el crecimiento de las ciudades secundarias, pero el exceso de construcción y el descenso de la población han hecho caer los precios de las viviendas. A todo esto se añade que, a pesar de los estímulos fiscales gubernamentales para impulsar la venta de viviendas, los consumidores se han mostrado reticentes a comprar a causa de la preocupación por el lento crecimiento económico del país.

Por otro lado, hay muchos casos de construcciones abandonadas a medias o en que las viviendas compradas sobre plano ni siquiera se han empezado a construir, mientras los compradores ya dieron la entrada y están pagando una hipoteca por un inmueble de un promotor que se encuentra en dificultades o que ha quebrado. Es lo que pasó con muchas promociones de Evergrande.

Se trata de un panorama del sector inmobiliario alarmante que He Keng, ex-subdirector de la Oficina Nacional de Estadística, alertaba que equivale a tener suficientes viviendas vacías para alojar hasta 3.000 millones de personas, mucho por encima de los 1.400 millones que conforman la población china, cosa que dificultará todavía más la reactivación del mercado.

En este contexto, el paso del éxito al fracaso de Evergrande y Country Garden ha despertado el miedo entre los inversores, que temen el colapso de otros promotores inmobiliarios -un sector de la economía que representa alrededor del 25% del PIB chino- muchos de los cuales llevan varios años bajo presión después de que los reguladores restringieran su financiación bancaria para intentar controlar la especulación.

 

Una desaceleración económica generalizada

 

Más allá de la crisis inmobiliaria, los dos motores principales de la economía china -la inversión y la exportación- también están dando síntomas de un agotamiento que tiene ramificaciones negativas para el sector financiero y las finanzas públicas, a causa de la creciente deuda gubernamental.

La inflación global, la subida de los tipos de interés de los bancos centrales, las sanciones económicas y la ralentización del crecimiento de las grandes economías han provocado que las exportaciones chinas cayeran un 8,8% en agosto. Se trata de un nuevo descenso mensual que se añade a la caída experimentada todos los meses de 2023 respecto al año anterior.

Hay que recordar que las exportaciones, todo y su caída, jugaron un papel capital al sostener la economía china durante los casi tres años en que el país se cerró en el mundo para contener la propagación de la Covid-19 y, posteriormente, en su recuperación. Por lo tanto, se está debilitando el principal detonante del especular desarrollo económico del país y la capacidad de tener un as en la manga que hasta ahora, no fallaba nunca.

Por otro lado, la inversión extranjera se ha visto afectada por las tensiones geopolíticas con los Estados Unidos, que siguen intensificándose. Al gigante americano no le tiembla el pulso a la hora de aplicar sanciones económicas a cualquier rival que amenaza su hegemonía. Esta política exterior podría tener consecuencias devastadoras para sus estados clientelares en Europa, tal como se ha visto con el bloqueo contra Rusia a raíz de la guerra en Ucrania. Pero no se puede negar que más allá de los problemas económicos internos de China, se han mostrado efectivas en frenar las inversiones extranjeras en el país, que cayeron más de un 5% en los ocho primeros meses del año, a pesar del gran esfuerzo realizado por el gobierno chino para atraer capital extranjero.

Dicho esto, queda por ver como evolucionará la economía china y si las políticas y estímulos gubernamentales serán suficientes para evitar el riesgo de una deflación provocada por la crisis inmobiliaria, la falta de confianza del sector privado y la guerra comercial con Occidente. En todo caso, la probabilidad de que se produzca una crisis financiera sistémica continua siendo baja en una economía que, a pesar de la desaceleración, sigue creciendo a un ritmo al cual ya les gustaría crecer a muchos de sus rivales.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Carles MarsalCarles Marsal says:
    Carles

    Molt interessant gràcies.👌

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Celebrem que t’hagi agradat, Carles…, i moltes gràcies a tu, per seguir-nos incondicionalment.

      Hace 8 meses
  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  3. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Molt bon article

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