El Día Mundial del Agua nos recuerda que más de dos mil millones de personas en el mundo siguen sin tener garantizado el acceso a agua potable. Además, la ONU advierte que el 20 por ciento del agua subterránea de la UE incumple la legislación comunitaria de calidad por la contaminación de nitratos y pesticidas.

Cada 22 de marzo desde 1993 se celebra el Día Mundial del Agua. En concreto, este año la ONU pone el foco de atención en las aguas subterráneas, que alimentan manantiales y son fundamentales para la supervivencia de la humanidad. De ahí la necesidad de evitar su sobreexplotación y la creciente contaminación.

Solo una gestión responsable de estos acuíferos, muchas veces sobreexplotados y contaminados, permitirá satisfacer las necesidades de la población y afrontar el cambio climático. En este sentido, la propia ONU destaca que los nitratos y los pesticidas suponen una amenaza en Europa, ya que una quinta parte del agua subterránea de la UE incumple la legislación comunitaria de calidad a causa de la contaminación agrícola.

El objetivo del Día Mundial del Agua es concienciar sobre la crisis mundial de este elemento fundamental para la vida. La propuesta de celebrarlo surgió en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro, celebrada hace treinta años.

Una prioridad para 2030

Precisamente, los problemas relacionados con el agua son uno de los objetivos de desarrollo sostenible que la ONU ha establecido para esta década. Entre las prioridades de cara a 2030, se incluye lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos. 

También mejorar la calidad del agua. Por una parte, reduciendo la contaminación, eliminando los vertidos y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos. Por otra, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización en todo el mundo.

 Otro de los propósitos concretos es aumentar de forma significativa el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce. El objetivo último no es otro que reducir el número de personas que sufren falta de agua.

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