¿Sirve de algo la supervisión bancaria?

El ciclo de crisis financieras de las últimas décadas ha puesto de manifiesto las limitaciones de los modelos actuales de supervisión bancaria a la hora de garantizar la solvencia de los bancos, la estabilidad de la economía y la confianza en el sistema financiero.

 

Los bancos juegan un papel fundamental en la economía, por lo tanto, una buena supervisión bancaria es un elemento clave para mantener la solidez y la integridad del sistema financiero de un país. No obstante, una y otra vez vemos cómo los organismos reguladores no pueden evitar que la gestión inadecuada de estas entidades tenga consecuencias desastrosas para la economía.

Esencialmente, la supervisión bancaria implica la regulación y el control de las actividades de los bancos por parte de las autoridades competentes. Estas entidades supervisoras tienen que garantizar que los bancos cumplan con las normativas y que gestionen adecuadamente los riesgos inherentes a sus operaciones, de manera que se garantice su solvencia.

Aun así, la promiscua relación entre la banca y la clase política ha facilitado la desregulación y una supervisión ineficaz del sector financiero, conduciendo a prácticas arriesgadas e irresponsables por parte de los monopolios que controlan el mercado. Esto pone de manifiesto una falta de voluntad en servir el interés público que a menudo se traduce en una devastación económica que acaban pagando los contribuyentes, rescatando a bancos con dinero público.

 

Cuando los supervisores bancarios no hacen su función

La crisis financiera del 2008 tuvo su origen en el estallido de la burbuja inmobiliaria del 2006 en los Estados Unidos. Un boom crediticio que venía acompañado de un excesivo apalancamiento acumulado por el sector bancario alimentado con crédito barato y una laxa normativa.

Las entidades financieras ofrecieron préstamos hipotecarios subprime a personas con una solvencia financiera cuestionable, concediendo créditos a clientes con bajos ingresos o sin verificación adecuada de su capacidad de pago. Al mismo tiempo, que los productos financieros derivados jugaban un papel clave en la amplificación de la crisis. Estas inversiones fueron consideradas inicialmente como seguras y de bajo riesgo, puesto que las agencias de calificación crediticia les otorgaron una buena clasificación.

El informe de una comisión de investigación creada para averiguar las causas de la crisis destacó la excesiva toma de riesgos por parte de los bancos y la negligencia, los reguladores financieros. Concretamente, criticó la reducción y fallas en la regulación financiera por parte de la Reserva Federal durante el mandato de Alan Greenspan.

La desregulación y falta de supervisión, pero, no venían de nuevo, puesto que fue la piedra angular de la «Reaganomics» durante los años 80. La administración del presidente Reagan había asentado las bases que inspiraron las políticas puestas en marcha por sus sucesores y que culminaron con la crisis financiera del 2008.

 

Los auditores ponen la supervisión bancaria del BCE en entredicho

El colapso de Credit Suisse, que venía acompañado de la quiebra del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, hacía surgir el fantasma de Lehman Brothers y desencadenaba el pánico en los mercados. Los gobiernos y las agencias reguladoras nos aseguraban que no teníamos que preocuparnos por la seguridad de nuestros ahorros y por la estabilidad del sector financiero porque, aunque no lo pareciera, habían hecho suyo trabajo.

Pues bien, resulta que no, que esta vez tampoco han hecho su trabajo. Un informe publicado por el Tribunal de Cuentas Europeo ha puesto en entredicho la supervisión bancaria del BCE, alertando de que los requisitos de capital exigidos a las entidades expuestas a más riesgos son insuficientes y que no se intensificó la supervisión en aquellos bancos que presentaban problemas persistentes en la gestión del crédito. El informe apunta que el BCE “no usa eficazmente sus instrumentos y competencias de supervisión para garantizar que los riesgos identificados estén plenamente cubiertos”.

Y es que, tal como pasó con Lehman Brothers, Credit Suisse recibió el visto bueno de los reguladores y de las agencias de calificación de riesgo poco antes del colapso. De hecho, DBRS Morningstar fue la primera agencia de calificación global en recortar la nota crediticia de Credit Suisse, menos de un día después de que el banco central suizo se viera obligado a rescatar la entidad financiera. En definitiva, otro suspenso en toda regla por parte de los supervisores y de las agencias de ‘rating’ que supuestamente velan por nuestros intereses.

Una vez más, parece que los intereses de la banca y de una minoría selecta tienen prioridad por encima de la voluntad de servir el interés público y que los supuestos supervisores simplemente sirven para perpetuar el afán de usura de los poderes fácticos que justifican su existencia. Todos hemos oído la famosa frase de Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, todos, menos los que se encargan de supervisar la banca, aparentemente.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    La banca sempre guanya, i a pagar les seves males praxis els de sempre.

  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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