¿Qué riesgos entrañaría un ‘default’ de Rusia?

En las últimas semanas se ha especulado con la posibilidad de que Rusia se vea abocada a la suspensión de pagos o ‘default’ por la incapacidad de afrontar los pagos de su deuda en dólares. Casos como el de Argentina dan pistas de qué consecuencias podría tener esta medida.

 

Los rumores en los círculos financieros situaban a Rusia al borde de la suspensión de pagos a mediados de marzo. La razón eran las dificultades para afrontar sus compromisos de pago de deuda en dólares estadounidenses en los plazos establecidos.

Lo cierto es que hasta ahora el país ha conseguido hacer frente a los pagos previstos. Sin embargo, las dudas se mantienen, ya que la cantidad que Rusia debe devolver en abril, más de 2.000 millones de dólares, es muy superior a la de marzo. El bloqueo de activos rusos que han aplicado la Unión Europea y Estados Unidos supone un serio obstáculo para efectuar los pagos en dólares.

Las agencias internacionales encargadas de calificar la deuda de los países han reducido la valoración de la deuda rusa al nivel previo al incumplimiento. Y Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), reconocía hace unas semanas que la suspensión de pagos de Rusia “ya no es un evento improbable”. 

Rusia no sería el primer país en declarar la suspensión de pagos. Sin ir más lejos, el Estado español lo hizo siete veces en el siglo XIX. Y el caso de Argentina en este siglo ofrece numerosas lecciones de las consecuencias que puede tener esta medida.

 

Un mes de gracia

Cuando se produce esa situación, los países tienen un periodo de 30 días para renegociar la deuda con los acreedores, que mayoritariamente son bancos. El objetivo puede ser refinanciarla, lograr la quita de una parte o pactar una moratoria temporal en los pagos. 

Otra opción es buscar financiación alternativa, ya sea elevando las tasas de interés de la deuda para atraer a nuevos inversores, como hizo Islandia en 2008, o recurriendo a organismos internacionales como el FMI, la solución aplicada por Grecia en la pasada década. De todas formas, Rusia tendría complicada esta última vía por el rechazo de la mayoría de naciones a la invasión de Ucrania.

Si transcurridos 30 días el país no consigue nada de lo anterior, la única opción es declararse insolvente o en ‘default’. Es lo que hizo Argentina entre finales de 2001 y principios de 2002, en lo que ha supuesto la mayor suspensión de pagos de un Estado en toda la historia. El Estado debía casi 200.000 millones de dólares y solo disponía de 10.000 millones en reservas de divisas.

 

Consecuencias en cascada

Obviamente, la suspensión de pagos de un país implica la pérdida de confianza por parte de los inversores en esa economía. Esto se traduce en la imposibilidad de que el Estado se siga endeudando para financiarse y en un éxodo masivo de capitales, especialmente de la inversión extranjera.

La drástica contracción de las inversiones privadas lleva aparejada la recesión de la economía, que deriva en un círculo vicioso al generar más paro y contraer los ingresos del Estado. Hay que tener en cuenta que en el caso de Argentina el paro se duplicó en cinco años y que la necesidad de rebajar el gasto público se cebó especialmente con pensionistas y funcionarios, que vieron cómo sus ingresos se reducían considerablemente.

Además, lo habitual tras un ‘default’ es que se produzca una devaluación de la moneda local ante la pérdida de confianza exterior, lo cual genera un incremento de los precios.

El temor de la población a la devaluación y la hiperinflación suele generar una retirada masiva de fondos de los bancos con el objetivo de trasladarlos al extranjero. Este fenómeno obligó al Gobierno argentino a congelar las cuentas bancarias y limitar la cantidad de dinero que se podía retirar diariamente, lo que se conoció como “corralito”.

 

La tormenta perfecta

Este entorno de inflación, sumado a un descenso acusado de los ingresos y el acceso limitado a los ahorros, es el caldo de cultivo ideal para el malestar social, el aumento de la delincuencia y la fuga de capital humano.

Seis meses después de la suspensión de pagos, casi una cuarta parte de los argentinos se consideraban indigentes y otra cuarta parte no superaban el umbral de la pobreza. Son datos que cuesta de asimilar teniendo en cuenta que se trata de un país rico en recursos naturales y con una de las mayores cabañas ganaderas del mundo.

La pérdida de confianza en el papel moneda incluso provocó que en Argentina proliferaran hasta 8.000 clubes de trueque, algunos de los cuales llegaron a emitir sus propias “monedas”.

 

Riesgo de contagio internacional

La suspensión de pagos de un país también puede tener consecuencias negativas más allá de sus fronteras. Hay que tener en cuenta que el primer efecto de esta medida es que los acreedores dejan de cobrar. Y esto puede poner en aprietos a los acreedores internacionales que estén muy expuestos a esa deuda o a las aseguradoras que hayan decidido cubrir esas inversiones. En determinados casos, el sistema bancario y asegurador puede verse afectado por el efecto dominó.

Ahora falta por ver cuál es la capacidad de Rusia para hacer frente a sus compromisos en las próximas semanas y si la advertencia de la directora gerente del FMI cobra forma a medida que el coste de la guerra en Ucrania y las sanciones internacionales ponen contra las cuerdas a la economía rusa.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. alicia Coiduras Charlesalicia Coiduras Charles says:
    Alicia

    Molt ben explicat,em faig la pregunta la guerra a Ucrania ha estat una mesura de poder del que els hi venia?de banda clar de les lluites del poder de les energies

  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  3. Daniela SimónDaniela Simón says:
  4. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Molt bon article.
    Gràcies!!!

  5. Josep RouraJosep Roura says:
    Josep

    Article perfecte! Gràcies 11onze!

  6. Pere Maria EstremPere Maria Estrem says:
    Pere Maria

    A veure com evoluciona tot…

    • AlbertAlbert says:
      Albert

      No se li pot desitjar cap mal a tot un poble, però tant de bo que s’arribés a aquest “default”, si això servís perquè s’aturessin els assassinats i la destrucció a Ucraïna.
      Veurem… Gràcies, Pere!

      Hace 2 años
  7. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    Si, a mi també m’ha agradat aquesta explicació 👍

  8. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Bona explicació, gràcies.
    Me´n recordo bé de la suspensió de pagaments de l’ Argentina, quan els residents a Catalunya podien comprar amb targeta de crèdit, però no treure diners en efectiu del caixer i patien per la situació dels seus familiars.

    • Pilar Oltra Vigueras says:

      Fa por pensar en una situació com aquella, la veritat, va ser molt dur i encara no se n’han refet. Gràcies, Mercè.

      Hace 2 años

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