El rentable negocio de la guerra

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha aprobado otro paquete de ayuda de 57.000 millones de euros para Ucrania y unos 24.700 millones más para Israel. ¿Pero quiénes serán los beneficiarios de este dinero? ¿Los pueblos que están sufriendo una catástrofe humanitaria o la industria armamentística?

 

Después de meses de bloqueo de un grupo de legisladores republicanos, en una excepcional sesión de fin de semana, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobaba este sábado un paquete adicional de unos 89.000 millones de euros en asistencia para Ucrania, Israel y Taiwán.

Las tres partidas de ayuda exterior se votaron de manera independiente y aportarán 57.000 millones de euros para Ucrania, 24.700 millones para Israel y 7.600 millones para la seguridad de la región de la Indo-Pacífico, incluyendo miles de millones para Taiwán. El paquete también incluye la prohibición, hasta marzo de 2025, de la financiación a la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés), que proporciona asistencia vital en Gaza.

La mayor parte de esta ayuda se destinará al apoyo armamentístico, incluyendo nuevos sistemas de armamento para el ejército ucraniano e israelí directamente de contratistas de defensa estadounidenses, así como para el reabastecimiento de los arsenales de armamento de los Estados Unidos y sus aliados. Recordemos que la administración Biden está a punto de aprobar la venta a Israel de hasta 50 cazas de combate F-15 en un acuerdo que se espera que supere los 18.000 millones de dólares.

Según la retórica oficial del gobierno del presidente Joe Biden, este dinero es un sacrificio urgente y necesario en un momento en que los aliados de los Estados Unidos están asediados por amenazas y guerras. Los opositores Republicanos del proyecto de ley argumentaban que estas partidas presupuestarias tendrían que estar ligadas a hacer frente a los problemas de seguridad de las fronteras nacionales y a la creciente carga de la deuda del país, advirtiendo contra el gasto de más fondos, que en gran medida se canalizan directamente a la industria armamentística.

 

Se disparan los beneficios de la industria armamentística

El paquete de asistencia militar aprobado este pasado fin de semana es el último de todo un seguido de importantes subvenciones o reciclaje de impuestos hacia el sector armamentístico que se han producido desde que estalló la guerra en Ucrania, y que se han convertido en una mina de oro para la industrial militar estadounidense y europea. Se trata de un hecho que se repite en cada conflicto armado y que, por lo tanto, no nos tendría que sorprender.

Según un estudio realizado por GlobalTimes, los contratistas de armas de los Estados Unidos recibieron casi la mitad —400.000 millones de dólares— de los 858.000 millones destinados en el presupuesto de defensa de 2023. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, las mayores empresas del sector que cotizan en Wall Street han acumulado subidas en su cotización por valor de 24.000 millones de euros.

Además, las ventas de armas estadounidenses al extranjero aumentaron considerablemente el año pasado, alcanzando la cifra récord de 223.000 millones de euros, un 56% más que en 2022, según datos del Departamento de Estado.

En cuanto al resto de la OTAN, la decisión de los principales miembros de aumentar su inversión en defensa a causa de la presión de los Estados Unidos ha disparado la proyección de crecimiento de muchas multinacionales de la industria armamentística que, en algunos casos, han registrado alzas de hasta 150% en bolsa y ganancias por encima del 300% respecto al año anterior, como es el caso de la alemana Rheinmetall.

En el caso de España, está experimentando el incremento más grande en gasto militar de los últimos 40 años. El presupuesto en defensa ya representa un 23% más respecto al pasado 2022, siendo esta la partida con mayor crecimiento del gasto estatal. Empresas del sector de la defensa, como Indra, Navantia o Santa Bàrbara de Sistemas, han sacado grandes beneficios.

Teniendo en cuenta el genocidio en Gaza y que la guerra en Ucrania hace meses que es bastante evidente que está más que perdida, cuesta entender como estas nuevas partidas de armamento beneficien a alguien, más allá de la industria de defensa y a los bolsillos de los políticos que están ligados ella. Pero como dijo Serge Varlay, trabajador de BlackRock: los políticos son fáciles de comprar y la guerra es buena para los negocios.

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