Plantas medicinales: la semilla de los fármacos
Se denomina fitoterapia al uso de plantas o sustancias vegetales para prevenir o curar enfermedades. Una práctica milenaria que la medicina desbancó a partir del siglo XIX, pero que sigue viva en el imaginario colectivo en todo el mundo.
El concepto de fitoterapia proviene del griego y significa, literalmente, “phytos” (planta) y “therapeia” (terapia). Y en esto consiste, en utilizar productos de origen vegetal para combatir molestias, dolores, síntomas o contribuir a la curación de una enfermedad. No se considera sustituta de la medicina tradicional, altamente orientada a la industria farmacéutica, pero sí que es su base. A pesar de que actualmente el uso de plantas se ha restringido a curar dolores leves, prevenir enfermedades o mejorar nuestro estado de salud, Cataluña tiene una larga historia en el uso de plantas medicinales que sigue presente en muchos hogares.
Hablamos con Marc Talavera, doctor en biología y presidente del colectivo Eixarcolant, para descubrir qué hay que tener en cuenta a la hora de usar plantas medicinales. Eixarcolant lo conforman un grupo de personas que incluye voluntarios, socios, miembros de la junta y simpatizantes que desde todo el territorio trabajan por un modelo agroalimentario orientado a conseguir un desarrollo socioeconómico con un impacto positivo. Todo esto desde la coherencia, la cohesión y poniendo la naturaleza y todo lo que nos puede ofrecer en el centro del proyecto.
¿Realmente pueden curar?
La respuesta de Marc es clara: “Evidentemente, las plantas nos pueden curar, pero hay que tener conciencia y tener en cuenta, si para nuestro dolor o enfermedad, es suficiente al tomar una infusión, usar paños húmedos, hacer un ungüento o vahos; o hay que recurrir al médico de cabecera para que nos recete el fármaco que considere oportuno”.
Los fármacos tienen que ser perfectamente complementarios a los productos naturales, y nos advierte Talavera que, aunque estemos hablando de plantas, no dejamos de hablar de química, puesto que “en una planta lo que nos puede curar son sus principios activos, que son moléculas químicas”. El principio activo, por lo tanto, actuará para restituir nuestro bienestar y mejorar nuestro estado de salud independientemente de si proviene de un comprimido o directamente de la planta.
Ahora bien, el conocimiento es clave, y del mismo modo que somos conscientes que no nos podemos automedicar, porque podríamos poner en riesgo nuestra salud, también hay que ir con precaución con las plantas. Marc nos pone el ejemplo de las enfermedades cardiovasculares, en las que “se usan componentes extraídos directamente de plantas, pero de una forma muy regulada y precisa”. Es por eso, concluye, que a menudo no podemos administrarnos directamente la planta, sino que hace falta que sea vía fármacos.
La industria farmacéutica, guiada por la naturaleza
Actualmente, multitud de fármacos se fabrican a partir de productos vegetales, tal y como señala Talavera: “La inmensa mayoría, más del 80%, de los principios activos que actualmente conforman los fármacos convencionales, han sido sintetizados y obtenidos a partir de plantas. Sin las plantas no dispondríamos de la gran mayoría de fármacos, para enfermedades cotidianas o patologías del corazón, quimioterapia…”. La medicina tradicional y las terapias alternativas se confrontan en muchos aspectos, como por ejemplo la metodología, los productos o los tratamientos. Pero, a pesar de las notables diferencias, la esencia es la misma: curar. Y en este sentido, la naturaleza siempre ha marcado el camino.
Los adelantos científicos y la popularización de los fármacos, especialmente hacia el siglo XIX, dejaron en un segundo plano los remedios naturales. Y a pesar de que siguen siendo la base para elaborar muchos medicamentos, la creciente demanda del mercado, que quiere alcanzar a toda la población, hace imposible su elaboración a partir de productos 100% naturales. En vez de cosechar una planta para extraer propiedades, se fabrica industrialmente.
Tal y como nos explicaba Talavera, los principios activos son moléculas químicas, y, por lo tanto, lo único que ha hecho la industria es identificar esas moléculas y sintetizarlas artificialmente. Se usa la naturaleza como espejo, pero es la industria quien marca el ritmo y los estándares de producción. Talavera concluye que “cuando criticamos a la industria farmacéutica, lo que hay que criticar no es la medicina, sino la ética que hay detrás de grandes corporaciones farmacéuticas”.
Las ‘trementinaires’, la tradición en Cataluña
Teniendo en cuenta los beneficios que las plantas pueden aportar a nuestra salud, en Cataluña y también en otros muchos lugares del mundo, crece el afán por recuperar las plantas medicinales y volverlas a incorporar a nuestro día a día, siempre con conocimiento. Personas, entidades y asociaciones trabajan para preservar y difundir este conocimiento que se ha transmitido de generación en generación a través del boca-oreja.
Es el caso del Eixarcolant o de las Àvies remeieres, una agrupación de mujeres que se encuentran cada mes para hacer talleres y jornadas donde recuperar y difundir estos conocimientos populares. Para evitar que este conocimiento se pierda, y conseguir que llegue a las nuevas generaciones, ya han publicado un par de libros.
A lo largo de los años, la aparición de oficios como las ‘trementinaires’ ha sido clave para mantener viva la difusión de este conocimiento. Eran mujeres, principalmente del valle de la Vansa y Tuixent, que se desplazaban a pie por toda Cataluña vendiendo hierbas y aceites elaborados de forma natural y artesanal. A pesar de que el oficio como tal se ha perdido en las últimas décadas, en Cataluña sigue la tradición de usar plantas para curar, sea en el uso particular o en el ámbito profesional. Hay que remarcar una vez más que el conocimiento es clave, desde la cosecha hasta las cantidades que se emplean, y es que según la estación, la zona e, incluso, el día y la hora en que cosechamos una planta, las propiedades pueden variar.
Las plantas medicinales más comunes
En nuestro entorno encontramos muchísimas especies que pueden tener propiedades curativas, pero estas son las plantas curanderas más comunes para uso casero: el tomillo, por sus propiedades antisépticas; la flor de saúco para afecciones del sistema respiratorio; el hipérico que se puede macerar en óleo como antiinflamatorio externo; la árnica que también se usa como antiinflamatorio; la raíz de malva para los resfriados; Plantago, que se puede usar para enjuagues para cicatrizar heridas bucales; o la menta y la hierba luisa como plantas digestivas.
Tal y como señala Talaver, “especies hay muchas, y hay que conocerlas, conocer los usos y administrarlas de forma coherente y siempre teniendo en cuenta con qué otros fármacos o plantas pueden interactuar”.
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Les plantes medicinals han estat utilitzades des de l’antiguitat per millorar la nostra salut. Personalment les utilitzo com a preventiu o per curar-me i sempre he tingut bons resultats.
Tens molta raó, Anna…, i és que allò que ha anat bé i ens ha servit des de fa centenars i milers d’anys, sembla que ara, a l’època contemporània a la qual vivim, ja no valgui per res, i només ens ho volen fer creure per així poder donar el màxim benefici al lobby farmacèutic… Moltes gràcies pel teu comentari!!!
👏
Gràcies, Daniela!!!
Fascinant el mon de les plantes remeieres,un article més que instructiu
Celebrem que t’hagi agradat, Alícia, moltes gràcies pel teu comentari.
Interessant article
Gràcies, Manuel, pel teu comentari. Seguim endavant!
Ok 👍
🙏
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💛