Patrimonio Enoturístico, el legado de la viña
El enoturismo en Cataluña explora el recorrido milenario que ha hecho la explotación de la viña y la producción de vino en nuestro país, siguiendo un camino por bodegas, tierras, y variedades.
La historia del cultivo de la viña y la elaboración del vino en Cataluña empieza hace 2.500 años, con los pueblos íberos, griegos y romanos que se asentaron en estas tierras. Estos últimos, desde la época de Augusto, no quisieron desaprovechar las condiciones excepcionales de esta tierra para la producción vinícola y en el siglo I a. C. los vinos de Tarragona eran los más apreciados por las legiones romanas.
Con este largo recorrido, el patrimonio que nos ha quedado ligado a la cultura de la viña y el vino se reparte por casi todo el territorio catalán. En la denominación de origen Alella (DO), por ejemplo, se pueden visitar los restos de una bodega romana y las dos prensas romanas reconstruidas más grandes de Europa, todo datado del primer siglo a. C.
En la misma localidad del Maresme se fundó Alella Vinícola, la primera bodega cooperativa de Cataluña, en 1906. Su edificio, finalizado el 1907, es obra de Jeroni Martorell i Terrats, arquitecto formado en el modernismo al lado de otros como Josep Puig i Cadafalch. Quizás no se trataba del más vistoso ni el más destacable, pero daba paso a una lista de inmuebles modernistas asociados a la producción de vino que impresiona.
Las catedrales del vino en Cataluña
Así quedó impresionado el escritor Àngel Guimerà, que visitando la Bodega Cooperativa de Espluga de Francolí, la encontró tan monumental, que la bautizó exactamente de este modo: «la catedral del vino». Hoy este magnífico edificio acoge un Museo del Vino, pero no es la única bodega convertida en elemento patrimonial del modernismo: encontramos hasta seis poblaciones más de la comarca que disponen de su «catedral», como por ejemplo Montblanc, Pira o Barberà de la Conca.
El modernismo, como movimiento arquitectónico, encontró en este ámbito un espacio inmejorable para expresarse. Son bodegas caracterizadas por el mismo estilo, de grandes dimensiones, naves espectaculares con techos de bóveda catalana y fachadas inconfundibles. En estas obras trabajaron grandes arquitectos como Cèsar Martinell (que fue discípulo de Antonio Gaudí), Pere Domènech i Roura o el ya citado Jeroni Martorell.
En la zona comprendida entre la Conca de Barberà, el Alt Camp, el Priorat y la Terra Alta, donde se encuentra la bodega Cooperativa de Gandesa, se concentran el número más significativo de Bodegas Cooperativas que hoy forman parte del listado de «Catedrales del Vino», tal como detalla en profundidad el libro de Raquel Lacuesta y Angle Editorial. De hecho, este patrimonio monumental se extiende a otras muchas comarcas y DO catalanas, como pueden ser la Anoia y el Vallès, o la Costa Dorada.
El impulso del enoturismo, un sector que mueve millones
Para muchas de estas cooperativas centenarias el camino no ha sido fácil, sino muy trabajado, y así sigue siendo. La producción tiene que lograr unos niveles de calidad para un consumidor cada vez más entendido y exigente. El trabajo es duro y no todo el mundo se ve capaz: la despoblación afecta en gran medida a muchos territorios rurales. Las bodegas y las DO saben que el aprovechamiento del patrimonio y el impulso del enoturismo no se pueden dejar escapar, y lo trabajan. Los últimos informes antes de la pandemia de la ACEVIN (Asociación Española de Ciudades del Vino), estimaban que la cifra de negocio generado por el enoturismo llegaba el 2019 a los 240 millones de euros, con las rutas del Penedès entre las primeras posiciones con más visitantes.
Hoy podemos encontrar en Cataluña un sector enoturístico fuerte, con una oferta de destinos muy variada. Las doce DO catalanas, que plantan viña desde el Pirineo hasta el Ebro y los límites de Aragón, ofrecen hoy rutas, experiencias y centros de interpretación, tanto para el viajero como para el amante del vino o el cava que quiere profundizar conocimiento. Y no falta la Ruta del corcho en el municipio de Cassà, una industria de más de tres siglos. Un esfuerzo sostenido para preservar y enseñar el legado de una cultura vinícola de muy larga historia.
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Molt interessant el coneixement dels nostres recursos.
Gràcies, Anna! Seguim a La Plaça.
👍
Gràcies, Joan! Ens veiem per La Plaça!
Tenim tantes varietats de raïm, terrenys, climes, DO… Que no ens els acabarem mai. Salut!!
Segurament no, Laura. Ens veiem per La Plaça!
Bona guia, de nord a sud i de llevant a ponent. Potser no hi ha cap més element que uneixi el país com el món del vi
Hola, Mercè! Ara que ho dius sí que és un molt bon nexe entre totes les comarques, país i persones…
Està be conèixer el nostre patrimoni vinícola 👌🏽
Doncs si, Miquel, tot el que sigui aprendre del nostre país està bé… Moltes gràcies pel teu comentari.
Quina informació tan valuosa, i el nom’
“les catedrals del vi,” m’encanta
Gràcies
Hola, Alícia! Tens tota la raó del món… Moltes gràcies pel teu comentari.
Molt bona explicacio 👍
Celebrem que t’agradi, Josep!