¿De dónde viene la tradición de celebrar San Esteve y por qué es una fiesta tan arraigada en Cataluña? Sílvia Garriga, agente 11Onze, nos explica el origen de esta festividad, tanto en el ámbito vacacional como en el gastronómico.

En Navidad cada oveja a su corral y por Sant Esteve cada cual en casa suya. Este dicho popular sitúa la celebración de la fiesta de Sant Esteve inmediatamente después de la festividad cristiana que celebra el nacimiento de Jesús, que corresponde al 25 de diciembre. Una tradición singular del calendario catalán que nos liga con nuestro pasado carolingio de los siglos VIII y IX.

A diferencia del resto de la península Ibérica cristiana, que se regía por los vasos y tenía por referencia el obispado de Toledo, durante el siglo IX Cataluña estaba bajo la protección del imperio carolingio, fundado por Carlomagno, y dependía del obispado de Narbona.

Cómo explica Sílvia Garriga, “La concepción familiar de los carolingios era muy extensa, entendían la familia como un clan, y esto hacía que, en Navidad y otras festividades importantes, toda la familia se tenía que encontrar en la de payés de origen”. Es decir, siempre que había alguna festividad importante, había que desplazarse a la casa solariega, por lejos que estuviera.

En la edad media los desplazamientos solían ser largos

Originariamente, el día de Sant Esteve no exactamente una festividad, sino un día en que no se trabajaba porque se usaba para desplazarse. La precariedad logística y de medios, característica de la edad media, alargaba los desplazamientos y, por lo tanto, el tiempo que la gente necesitaba para volver a casa.

“A menudo era necesario todo un día para volver a casa. Y esta tradición ha perdurado hasta el día de hoy, a pesar de que, evidentemente, ha cogido otro sentido”, apunta Garriga. Una tradición también arraigada a otros países europeos que comparten un pasado carolingio.

Por otro lado, la tradición de rellenar los canelones del día de San Esteve con los restos de la escudella del día de Navidad llegó a Barcelona de los cocineros italianos de la burguesía catalana u otros cocineros foráneos que trabajaban en las fondas de la ciudad durante del siglo IX. Pero parece ser, que esto de aprovechar la comida sobrante del día anterior, es una costumbre eminentemente catalana.

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