Nueva fase en la Guerra Fría tecnológica

Mientras que los Estados Unidos y la Unión Europea ya han canalizado casi 75.000 millones de euros para la producción de la próxima generación de semiconductores, Washington intensifica las sanciones contra China para evitar perder una batalla estratégica por la supremacía tecnológica que tendrá implicaciones globales.

 

En los últimos años, se ha intensificado la guerra tecnológica entre los Estados Unidos y China en el ámbito de la producción de circuitos integrados esenciales en una amplia gama de aplicaciones, desde smartphones hasta automóviles, equipación militar o la investigación científica.

Durante décadas, los Estados Unidos han dominado la industria de la producción de microchips, con empresas como Intel, Qualcomm y Nvidia, que les han otorgado una ventaja estratégica en un mundo cada vez más digitalizado. Aunque actualmente solo tienen una cuota mundial del 10% en la producción de semiconductores, dominan la cadena de valor en un 40%. Además, tienen un control absoluto sobre los grandes productores de microchips en Taiwán, Corea del Sur y Japón, así como de ASML, la empresa holandesa líder en el desarrollo y fabricación de máquinas fotolitográficas que se utilizan para producir estos circuitos integrados.

La entrada en juego de nuevos actores como la China es vista como una amenaza contra la hegemonía tecnológica de los Estados Unidos. En este contexto, hace años que Washington ha ido aprobando toda una serie de sanciones para castrar la competencia y el desarrollo tecnológico del gigante asiático bajo diferentes justificaciones sobre seguridad nacional mientras obligaba sus Estados clientelares a aplicar las mismas restricciones.

 

Más sanciones y más subvenciones

Según informaba Bloomberg este domingo 12, los Estados Unidos y la Unión Europea ya han canalizado casi 75.000 millones de euros para la producción de la próxima generación de semiconductores, intensificando un enfrentamiento global con China por la supremacía de los chips. Solo el mes pasado, funcionarios de la administración norteamericana anunciaron 5.650 millones en subvenciones para Micron Technology Inc., el mayor fabricante estadounidense de chips de memoria para computadoras.

Se trata de la primera fase de una inversión de unos 351.000 millones de euros destinados por gobiernos de la esfera de influencia norteamericana para impulsar el desarrollo y producción de los microprocesadores más avanzados.

Al mismo tiempo, Washington ha revocado las licencias que aún permitían a empresas como Intel y Qualcomm vender algunos chips para ordenadores portátiles y teléfonos móviles Huawei, el fabricante chino de equipos de telecomunicaciones anteriormente ya sancionado.

Por su parte, Pekín han anunciado recientemente subvenciones para las empresas que compren chips de inteligencia artificial (IA) de producción nacional. En el marco de esta iniciativa, la ciudad aspira a ser 100% autosuficiente en hardware y software de infraestructuras informáticas inteligentes para el 2027.

“No hay duda que hemos pasado el Rubicón en términos de competencia tecnológica con China, particularmente en semiconductores,” dijo Jimmy Goodrich, alto funcionario de China y asesor tecnológico estratégico de Rand Corp. “Ambas partes básicamente han hecho de este uno de sus principales objetivos estratégicos nacionales.

 

El impacto negativo de las sanciones

Las sanciones y los controles a la exportación no solo han tenido repercusiones negativas para China, limitando su acceso a la última generación de semiconductores, sino también para las empresas occidentales que han perdido una gran cuota de mercado y de sus ingresos.

Por otro lado, esto ha acelerado el desarrollo tecnológico y la competencia de las empresas chinas en un sector también considerado estratégico para su gobierno, que está intensificando sus inversiones nacionales en chips más avanzados, al mismo tiempo que reduce las cuotas de mercado de las empresas estadounidenses.

Del mismo modo, los fabricantes de chips taiwaneses, que actualmente poseen casi la mitad de la capacidad mundial de producción de chips, probablemente verán disminuir su cuota de mercado global a consecuencia del impulso inversor de China. Dado que la tecnología y la seguridad nacional están cada vez más interrelacionadas, es poco probable que las sanciones occidentales contra los semiconductores moderen las ambiciones del gigante asiático.

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  1. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Interessant article!!!!

  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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