¿La inflación ha llegado para quedarse?

La esperada bajada de los tipos anunciada por el BCE que probablemente se producirá el 6 de junio no asegura que empiece un proceso regresivo de recortes y podría tener una duración limitada, puesto que la inflación sigue superando los objetivos establecidos por el banco y se espera que persista alrededor del 3%.

 

La elevada inflación y las políticas monetarias del Banco Central Europeo (BCE) han tenido un impacto significativo sobre los hipotecados en Europa. Los altos tipos de interés han hecho subir las cuotas mensuales de los préstamos hipotecarios de tipo variable, poniendo en dificultades a muchas familias que esperan con impaciencia el recorte del 6 de junio anunciado por el BCE.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha reconocido este martes que la bajada de tipos que todo el mundo espera en el encuentro del 6 de junio es casi cosa hecha: “Si los datos que recibimos refuerzan el nivel de confianza que tenemos ahora, hay una gran probabilidad que se produzca el recorte de tipos en el encuentro del 6 de junio”, apuntaba Lagarde en declaraciones en Bloomberg.

Aun así, este primer recorte de tipos desde el 2019 puede ser meramente simbólico y con una fecha de caducidad que poco ayudará a las familias con dificultades para pagar las hipotecas, las cuales se tendrán que preparar para hacer frente a un euríbor elevado por más tiempo de lo esperado.

A pesar de haber rebajado de manera contundente sus previsiones de inflación, los tipos de interés del BCE se encuentran en unos niveles elevados e inéditos desde el 2001: la tasa de depósito está en el 4%, la tasa de refinanciación en el 4,5% y la facilidad marginal de crédito en el 4,75%. En 2019, estos tipos estaban alrededor del 0% y algunos expertos esperaban un retorno a estos niveles, pero ahora se prevé una inflación persistente que se mantenga cerca del 3% a la eurozona. Esta cifra queda lejos del 2% que la institución europea querría mantener en el medio plazo.

 

Más factores netamente inflacionarios

Aunque algunos economistas creen que la inflación continuará cayendo hasta el 2% en 2025, un informe elaborado por los analistas de Commerzbank vaticina que la tasa de inflación se acercará al 3%, limitando las bajadas de tipos del BCE. Creen que, como mucho, hacia la primavera de 2025 es probable que el banco central se dé cuenta de que la inflación no ha bajado tanto como había previsto y que tendrá que poner fin al ciclo de recortes de los tipos de interés.

“Sin duda, los efectos sobre la inflación podrían ser todavía mayores”, aseguran desde el banco alemán. A pesar de que se ha hablado mucho de la inflación 3D: descarbonización, desglobalización y cambio demográfico como factores contribuyentes al escenario inflacionario de los últimos años, el análisis de Commerzbank lo amplía a la inflación 5D, añadiendo las inversiones en defensa y el déficit público.

Se prevé que la transición energética y la desglobalización mantengan la presión inflacionaria y que el envejecimiento de la población eleve los costes laborales, mientras que las inversiones en defensa y el gasto público desviarán recursos, aumentando los costes de producción y estimulando la demanda, lo cual eleva los precios.

 

Mayores costes salariales y una baja productividad

La considerable subida de los costes salariales vuelve a dominar la evolución de los precios y es probable que continúe, un hecho que se hace especialmente evidente en los servicios que requieren mano de obra. Así mismo, según el BCE, los salarios pactados colectivamente podrían aumentar más de un 4,5% en lo que queda de año.

Además, es probable que el año que viene los salarios aumenten mucho más que en los años anteriores a la pandemia. Un gran número de empresas se quejan de la escasez de gente cualificada, por lo cual, la posición negociadora de los trabajadores continúa siendo buena.

Se prevé que durante los próximos diez años el envejecimiento de la población contribuirá cada vez más a la reducción de la oferta de trabajadores. Aun así, también aumentará significativamente la demanda de servicios como el cuidado de ancianos y la asistencia sanitaria.

Por otro lado, Commerzbank apunta que el aumento del 1,2% en la productividad laboral que asume el BCE es demasiado optimista. Argumenta que a pesar de que es cierto que la productividad tiene tendencia a aumentar con más fuerza al principio de una fase alcista —puesto que las empresas pueden utilizar mejor sus empleados— las quejas sobre la escasez de mano de obra sugieren que los empleados que tienen ya están siendo muy utilizados en la actualidad. Por lo tanto, es probable que el margen para aumentar la productividad sea limitado y que no pueda frenar significativamente el aumento de los costes laborales unitarios.

En conclusión, parece evidente que, salvo que se produzca un acontecimiento inesperado, la inflación no volverá a niveles prepandemia en un futuro próximo y los tipos de interés se mantendrán elevados. Por lo tanto, las familias con hipotecas variables tienen que prepararse para un entorno económico desfavorable y a un euríbor que no bajará tanto como se esperaba.

 

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