El Protocolo de Kioto asentó las bases para las compensaciones como manera para que los gobiernos y las empresas privadas obtengan créditos de carbono negociables en un mercado. ¿Pero cómo funciona este proceso? Núria Rambla, CEO Executive Assistant de 11Onze, nos lo explica en un nuevo episodio de Energia.

Reducir las emisiones de dióxido de carbono jugará un papel fundamental en parar el efecto invernadero. En este sentido, el Protocolo de Kioto contempló un instrumento económico, conocido como créditos de carbono, mediante el cual las organizaciones que no puedan cumplir su cuota de emisiones pueden compensarla con la compra de reducciones de emisiones certificadas por el Clean Development Mechanism (CDM).

De este modo se aplican límites de contaminación para determinadas empresas, que se van reduciendo año tras año. Cómo explica Rambla, “básicamente son permisos de contaminación, y las empresas que no apliquen mejoras a su producción tendrán que comprar créditos en el mercado de carbono”.

Mercado de conformidad y mercado voluntario

Encontramos dos tipos de mercados de créditos de carbono. Por un lado, el mercado de obligado cumplimiento o conformidad, los miembros del cual son grandes corporaciones o gobiernos de países ricos, y por el otro, el mercado voluntario, mucho más pequeño, donde empresas y otros gobiernos compran compensaciones de carbono para mitigar sus propias emisiones.

En este contexto, las empresas tienen la posibilidad de invertir en compensaciones de carbono, ya sea “para limpiar su imagen, o por conciencia ecológica”, apunta Rambla. Este es un proceso que espolea la inversión en proyectos de transición energética en el tercer mundo, a pesar de que, como avisa la asistente del CEO, se tiene que valorar caso a caso para evitar que sea simplemente un negocio de greenwashing.

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