¿Es posible un mundo sin corrupción?
No importa el caso de corrupción que ahora esté ocupando el debate público, lo importante es que nunca desaparece. ¿Qué papel desempeña la corrupción en el funcionamiento de los estados modernos? ¿Cómo podemos combatirla?
La corrupción nos indigna porque devora recursos públicos que proceden directamente de los impuestos de los ciudadanos. Pero por mucho que nos enoje, por mucho que las leyes la persigan, siempre hay un nuevo caso de corrupción. Un estudio de 2018 del Partido de los Verdes europeos, calculaba que la corrupción provoca en la Unión Europea daños económicos por valor de 904.000 millones de euros. Para ponerlo en contexto: es dinero que casi triplica el esfuerzo en defensa de toda la UE.
En el documental de Arte, “La corrupción, ¿un mal necesario?”, se preguntan por qué no desaparece nunca la corrupción. ¿Es posible que sea un lubricante necesario para corregir la ineficiencia del sector público? El historiador Jens Ivo Engels, defiende que sin el clientelismo no hubiera sido posible crear los estados modernos, porque fomentaba la lealtad entre el patrón y el proveedor. Con la Revolución Francesa y la creación del funcionariado en los estados modernos, hacia 1800, la corrupción debería haber desaparecido. Ya había trabajadores públicos cuyo sueldo no debían, por tanto, ser tentados por prácticas corruptas. Pero no fue así. ¿Por qué?
La corrupción, contra la esclavitud
Aunque sea sorprendente, la corrupción acabó con la esclavitud en Estados Unidos. El mítico Abraham Lincoln no tenía mayoría en la Cámara de Representantes, así es que sobornó a algunos rivales políticos para que votaran a favor. ¿Podríamos pensar, pues, que un cierto grado de corrupción es necesario? No, por supuesto. Un estudio del FMI avisaba ya en 2002 de que cuanto más corrupta es una sociedad peor les va a sus ciudadanos. Nacen menos criaturas, hay más abandono de los estudios, los servicios públicos son peores… Es más, según investigaciones de las universidades de Newcastle y Copenhague, el nivel de corrupción repercute directamente en la salud mental de la ciudadanía.
Cómo defenderse de la corrupción
La pregunta es simple: ¿cómo puede la sociedad combatir la corrupción? Si no se sabe de dónde sale, ¿cómo se produce y nadie quiere ser tildado de corrupto? ¿Cómo se combate un mal tan normalizado que, a menudo, ni se ve? Para medir la corrupción existe el Índice de Percepción de la Corrupción. Actualmente, España está calificada como la trigésima quinta economía menos corrupta, empatada con Botsuana, Cabo Verde. El camino hacia un país más limpio de corrupción lo marca Estonia, con gran implicación de la ciudadanía.
Si desea conocer mejor la historia de la corrupción, cómo funciona y cómo se puede combatir, puede ver “La corrupción, ¿un mal necesario?”, del canal Arte.
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Bon article
Moltes gràcies, Carles, i a tu també, gràcies, pel teu comentari!!!
gràciess
Gràcies a tu, Joan!!!