Desvirtuando la realidad del mercado laboral

El paro repunta ligeramente en Cataluña durante el mes de julio a pesar de que se mantiene el récord de ocupación. Pero ¿nos podemos fiar de la fiabilidad de los datos oficiales? ¿Hay trabajadores inactivos que se tendrían que contar como parados?

 

Cataluña ha registrado un repunte del paro después de cinco meses consecutivos de tendencia a la baja. Según datos publicados por el Ministerio de Trabajo, durante julio, el mercado laboral catalán sumó 1.612 parados más (+0,49%) que en junio. A pesar de este ligero incremento del paro, se mantiene la cifra de desocupación más baja desde la crisis del 2008.

Actualmente, hay un total de 331.356 parados, pero en el último año, el total de parados se ha reducido en 10.035 personas, un 2,94% menos. En comparación con el 2022, hay 103.185 contratos más, el que equivale a un 2,8% de incremento. En total, en Cataluña hay 3,75 millones de trabajadores y una tasa de paro del 8,44%.

Los datos del paro al conjunto de España también reflejan las mejores cifras desde hace 15 años. La economía española sigue creando ocupación y reduciendo el paro por el quinto mes consecutivo, aunque retarda el ritmo en julio por debajo de la media histórica. La población activa aumenta hasta lograr los 23,8 millones de personas y el número de ocupados supera los 21 millones, otro máximo histórico.

El paro se queda en el 11,6%, una caída de 11,7 puntos, después de que 365.300 personas hayan encontrado trabajo este segundo trimestre del año, sumando 595.614 afiliados a la Seguridad Social desde enero. Por otro lado, el número de parados registrados a las oficinas de los servicios públicos de ocupación bajó en 10.968 personas en julio, un -0,41% respecto al mes anterior, hasta un total de 2,68 millones.

 

Los trabajadores inactivos que no constan como parados

 

El marzo del 2022 entraba en vigor la última reforma laboral que tenía como uno de sus objetivos principales cambiar el modelo productivo, pasando de los contratos temporales a los indefinidos para reducir la temporalidad y la precariedad. De este modo desaparecían los contratos de obra y servicio, mientras se restringía la posibilidad de hacer contratos temporales a situaciones muy concretas que no pueden superar los 90 días trabajados por año.

A cambio, se proponía que las empresas usaran los contratos fijos discontinuos, de manera que personas que hacen trabajos de temporada no se tengan que preocuparse por si les renovarán el contrato después de un periodo de inactividad y tengan los mismos derechos que los trabajadores con un contrato fijo indefinido.

A pesar los beneficios para los trabajadores que aporta esta figura contractual, tiene como contrapartida que ya no se contabilizan como parados unos trabajadores que antes sí que se consideraban como desocupados. En otras palabras, cuando un trabajador con contrato fijo discontinuo entra en periodo de inactividad cobra el paro, pero no cuenta como parado, sino que se considera como un “demandante de ocupación con relación laboral”.

Se trata de un número significativo de personas que, solo en Cataluña, el año pasado ya representaban el 5,7% del conjunto de trabajadores afiliados a la Seguridad Social en Cataluña bajo esta modalidad contractual. Si cogemos cifras del conjunto del Estado el diciembre de 2022 y enero de este año, equivalían a 443.078 y 660.000 demandantes de ocupación no contabilizados.

Obviamente, los datos oficiales tampoco hacen constar las personas que buscan trabajo pero que no están inscritas al SOC o al SEPE, sea porque son trabajadores autónomos, porque no sacan ningún beneficio, o porque son parte de la economía sumergida. Así como tampoco se especifica cuántos personas trabajan a media jornada, no por voluntad, sino porque no encuentran otro trabajo de jornada completa.

Y es cierto que estas cifras son difíciles de contabilizar, pero más transparencia en los datos relacionados con los fijos discontinuos no requiere ningún esfuerzo, sino la simple voluntad de reducir la divergencia entre la realidad del mercado laboral y la retórica oficial, una necesidad ineludible si es que de verdad queremos evaluar la efectividad de las políticas de ocupación.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  2. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Bon article.
    Merci

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