Ahorrar: clave para evitar crisis inflacionarias

Los bancos españoles son los que menos pagan a sus clientes por sus depósitos. Actualmente, varios académicos atribuyen la responsabilidad de la Gran Inflación de los años 70 del siglo XX a que los ciudadanos dejarán de ver remunerados sus ahorros, empujándolos a gastar e impulsar la inflación.

 

Los bancos españoles pagan por las cuentas a la vista de sus clientes un 0,04% y un 0,64% por los depósitos. Son, de lejos, los más avaros de Europa, ya que en la UE se paga, de media, un 70% más. Esto sucede al tiempo que presentan beneficios récord. Los datos no solo hablan de una codicia descabellada por parte del sistema bancario español, también podría ser una amenaza para el conjunto de la economía. Y es que la reducción de la remuneración del ahorro fue clave para provocar la Gran Inflación de los años 70 en Estados Unidos, con un efecto devastador en las economías de todo el mundo.

 

Menos rendimientos, más gasto

Todo esto se explica en un artículo científico del economista Itamar Drecshler, profesor de la Universidad de Pensilvania y autor del citado artículo en colaboración con dos investigadores de la Universidad de Nueva York. En el artículo, los académicos proponen una relectura de los desencadenantes de una de las mayores crisis financieras de la historia, que se llevó los ahorros de millones de personas. Entonces, el período inflacionario se alargó de 1965 a 1982 y alcanzó el 14%.

En aquella época confluyeron una serie de factores que afectaron terriblemente a la economía: el grandísimo gasto público para sufragar la guerra de Vietnam, con el consecuente abandono del Patrón Oro por la imposibilidad de apoyar ese volumen de deuda; la crisis del petróleo y también una espiral salarios-precios que iban persiguiéndose y empujándose mutuamente. Todo ello no pudo controlarse hasta que el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, subió el precio del dinero agresivamente, empujando al país a una recesión para restablecer la autoridad de la Fed.

Pero existe un elemento más sobre la mesa que, hasta ahora, no se había apuntado como responsable de la inflación y que podría haber tenido mucho que ver. En 1965 se puso en marcha una legislación financiera conocida como Regulación Q. En la práctica imponía una limitación a la remuneración de los ahorros, lo que limitaba que los ciudadanos se beneficiaran de posibles subidas de interés. Penalizar así el ahorro provocó que muchísimas personas dejaran de ver ningún sentido a ahorrar, así que prefirieron gastar. Como consecuencia, el aumento de la demanda provocó la subida de los precios. La inflación, evidentemente, tuvo el efecto de reducir aún más el ahorro, porque era necesario más dinero para comprar bienes de consumo que antes eran más baratos. Esta espiral dañó intensamente la economía de Estados Unidos y se esparció internacionalmente.

¿Se repite la historia?

El actual escenario tiene puntos en común con lo que se vivió en los años 70 o, al menos, se están repitiendo algunos de los errores. Lo principal podría ser penalizar el ahorro de los ciudadanos en un ciclo inflacionario. Porque tanto la Reserva Federal como el BCE ya han subido decididamente los tipos de interés, pero los bancos no lo han trasladado a sus clientes. En este contexto cabe recordar que en 2021 la inflación en España fue del 3,1%, en 2022 del 8,4%, y en 2023 volvió al 3,1%. Esto implica una subida media de precios del 14,5% en 3 años. Pero, además, hay que tener en cuenta que en algunos productos básicos de la cesta de la compra los precios han subido por encima del 30%. Si añadimos el altísimo gasto público para soportar los conflictos bélicos en marcha, tenemos un panorama sorprendentemente familiar a lo ocurrido en los años 70. Y, no aprendiendo de los errores históricos, la banca sigue movida por la avaricia en lugar de repercutir en los clientes los rendimientos que generan los altos tipos de interés del BCE.

Una de las mejores opciones a nivel individual para empezar a frenar esta espiral es encontrar fórmulas de ahorro que eviten un consumismo excesivo que alimente, aún más, el remolino inflacionista. En 11Onze nos esforzamos en ofrecer opciones para que nuestros usuarios no vean degradados sus ahorros. Lo hacemos a través de productos como el Oro de Preciosos 11Onze, pero también a través de productos como el Finança Litigis que 11Onze Recomana y que permiten conseguir ganancias de más de 9% por el dinero aportado. Lo que, sin duda, no ayuda a frenar la inflación es gastar nuestros ahorros en productos sobrevalorados o dejar que el dinero merme en cuentas sin rendimientos.

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Carme MampelCarme Mampel says:
    Carme

    Totalment encertat!, grAcies

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Celebrem que li trobis, Carme, i moltes gràcies pel teu comentari!!!

      Hace 2 meses
  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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