¿De verdad funciona el ascensor social?

¿Vivimos en una meritocracia, donde el esfuerzo se ve recompensado? ¿Realmente funciona el ascensor social? Numerosos estudios cuestionan si el éxito socioeconómico de las personas depende de sus méritos o si está predeterminado por los privilegios que otorga el lugar de nacimiento o la clase social. 

 

Eso de que el futuro está en nuestras manos, que tantas veces hemos escuchado de nuestros mayores, está en entredicho. Al menos si no pertenecemos a una familia acomodada. Un estudio de Esade muestra que la igualdad de oportunidades en el Estado español es una falacia: es 24 veces más fácil acabar entre el 1% de población con mayor renta si se proviene de una de las familias con más ingresos que si se pertenece a alguna de las de menos ingresos.

La situación en Cataluña es mucho mejor que en Andalucía o Canarias, ya que ofrece el mayor nivel de movilidad intergeneracional absoluta y relativa de la muestra, con tasas similares a Escandinavia. Pero, aun así, el ascensor social está claramente desengrasado

Un modelo cuestionado

Tras dejar atrás la sociedad feudal, que estaba constituida por estamentos rígidos, se suponía que la sociedad burguesa, basada en la teórica igualdad ante la ley, debía permitir que las personas de las clases más bajas progresaran socialmente si se esforzaban lo suficiente. Tradicionalmente, los estudios eran la principal vía de ascenso de las clases humildes y medias. Sin embargo, cada vez más expertos indican que los estudios ya no garantizan nada y que la meritocracia no existe.

La idea de que en nuestra sociedad el esfuerzo prima sobre los privilegios es fundamental para legitimar los sistemas políticos y económicos liberales occidentales. Para mantener el orden social establecido, la mayoría de los individuos deben creer que pueden progresar si se esfuerzan lo suficiente.  

Sin embargo, como advierte Michael Sandel, profesor de Derecho de la Universidad de Harvard, “el primer problema de la meritocracia es que las oportunidades en realidad no son iguales para todos”. De hecho, en las universidades de la denominada Ivy League, que incluye a ocho de las más prestigiosas de Estados Unidos, hay más estudiantes que pertenecen al 1% de las familias con más ingresos del país que al 60% con menos ingresos. 

Daniel Sanabria Lucena, catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, añade que en realidad “el mejor predictor del rendimiento académico y del éxito profesional posterior no es el rendimiento cognitivo, es el contexto sociocultural, que tus padres tengan dinero. 

La aventura de emprender

Se han popularizado historias de superación de jóvenes emprendedores como Steve Jobs, que fundó Apple en el garaje de su casa. Sin embargo, no son casos representativos, sino extremadamente inusuales, historias que únicamente le ocurren a una persona de entre un millón. Además, en muchos de estos casos existen factores determinantes del éxito que van más allá del mérito y del esfuerzo personal.

La investigación ha demostrado que la característica más común entre los emprendedores es el acceso al capital, ya sea a través de la familia o contactos que faciliten la estabilidad financiera. Más que una inclinación genética, suele ser el dinero y una red de seguridad lo que permite a los emprendedores asumir riesgos.

De hecho, una famosa investigación de los economistas David Blanchflower y Andrew Oswald indica que  las mediciones de la personalidad y las puntuaciones de los tests psicológicos casi no ayudan a predecir quién dirige su propio negocio. En realidad, “lo que importa es el capital inicial”, aseguran de forma rotunda en su estudio.

En este sentido, el último Global Entrepreneurship Monitor, que analiza el emprendimiento en el mundo, advierte que las empresas suelen ponerse en marcha a menudo con el dinero de familiares, amigos y compañeros de trabajo. Y hay que tener en cuenta que muchos fundadores de ‘startups’ no cobran un sueldo durante algún tiempo, algo que pueden permitirse pocas personas. 

Los ricos de ayer y de hoy

Parece que la riqueza de las dinastías familiares se perpetúan en el tiempo mucho más allá de lo que se pensaba, como sugiere una investigación de los economistas italianos Guglielmo Barone y Sauro Mocetti. Al comprobar la movilidad intergeneracional y la distribución de la riqueza en Florencia comparando los registros de 1427 con los de 2011, descubrieron que las familias florentinas más pudientes seguían teniendo los mismos apellidos casi 600 años después. Y otros estudios apuntan a que no se trata de un fenómeno exclusivo de La Toscana.

El esfuerzo individual no es ninguna garantía de éxito hoy en día para los jóvenes. Un informe del Gobierno español incluso reconoce que “nacer en una familia con pocos ingresos condiciona las oportunidades de educación y desarrollo mucho más que en otros países europeos”. La pobreza se está convirtiendo cada vez más en una jaula sin salida para una parte importante de la población.

Aunque los títulos y la formación especializada aumentan en líneas generales la empleabilidad y la renta media, la mayoría de análisis muestran que las capas de la población que nacen en una posición social suelen vivir y morir en esa posición

De hecho, los jóvenes han visto cómo se ningunea su presente y se hipoteca su futuro. A la hora de recortar en los últimos años las grandes partidas presupuestarias, la de educación ha salido mucho peor parada que las de sanidad y pensiones. Por tanto, el principal dinamizador del ascensor social chirría más que nunca. Y el volumen de deuda pública que van a tener que pagar en los próximos años se ha disparado.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
  2. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
    Joan

    Gràcies! Molt interessant el teu comentari Mercè!

  3. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    A Catalunya l’ ascensor social va funcionar els anys 80 i 90. Hi va ajudar que el teixit econòmic es basa en gran part en autònoms, petites i mitjanes empreses i professionals qualificats. Només cal observar de quines famílies provenen molts metges, advocats, arquitectes, enginyers.
    El campi qui pugui en que s’ha convertit l’ensenyament igualant a la baixa el nivell educatiu està molt ben calculat.

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Moltes gràcies per la teva aportació i el teu comentari, Mercè!!!

      Hace 2 años

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