El oro ruso y el juego de ajedrez geopolítico

La nueva guerra fría entre los Estados Unidos y Rusia se ha visto espoleada por el conflicto en Ucrania. Las sanciones económicas impuestas por el bloque occidental controlado por el gigante americano están castigando la economía rusa, pero también la de la Unión Europea. Rusia ha tomado medidas para contrarrestar la amenaza americana y el oro juega un papel clave que puede desencadenar un cambio de paradigma en el orden económico internacional.

 

El uso de sanciones económicas por parte de los Estados Unidos y de sus estados clientelistas como instrumento de coacción no es nuevo. En las últimas décadas ha acontecido una doctrina que se ha aplicado extensamente desde la administración americana. Tanto demócratas como republicanos las han utilizado contra cualquier país que se oponga a los intereses económicos o políticos norteamericanos.

A lo largo de la historia se ha demostrado que la aplicación de sanciones no es efectiva a la hora de forzar un cambio de comportamiento. Aun así, puede ser una herramienta útil cuando se quiere castigar económicamente a un país, especialmente a la clase trabajadora, o debilitar su capacidad defensiva en preparación para un golpe de estado o una intervención militar. Aun así, la aplicación de estas medidas de coerción económica también tiene una contrapartida.

Mientras que países con poca capacidad militar o influencia económica global no tienen más remedio que recurrir al mercado negro o a acuerdos comerciales con estados no aliados a Occidente a fin de eludir las sanciones económicas, grandes actores globales como China o Rusia están creando un sistema económico alternativo o multilateral para blindar sus economías, así como su capacidad tecnológica y militar.

 

Alternativas a la interdependencia occidental

Como en tantos conflictos internacionales, la retórica aplicada por los medios de información y políticos occidentales cuando repiten constantemente que la “comunidad internacional” han decidido según qué cosas o que condenan las acciones de según qué países, no podemos olvidar que esta supuesta “comunidad internacional” solo engloba a los Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, la Unión Europea, y quizás Australia, Japón y alguna isla de la Micronesia, pero deja fuera de juego a gran parte de la comunidad internacional que o bien es contraria a esta retórica o prefiere mantenerse neutral.

Por lo tanto, tenemos que tener presente este mundo multilateral a la hora de entender que, si bien la mal llamada “comunidad internacional” incluye una parte muy significativa de los actores globales más influyentes, hay otros bloques económicos importantes como el asiático, encabezado por China, bastante relevantes y que están aumentando su influencia global año tras año.

Dicho esto, es cierto que el poder de influencia del que presume Occidente gracias a su dominio de las herramientas de interconexión del sistema financiero mundial va más allá de su miópica definición de comunidad internacional. La hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial, el protocolo Swift de comunicaciones entre bancos, transacciones bancarias a través de Visa o Mastercard, junto con el control del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, otorgan a Occidente, especialmente a los Estados Unidos, una capacidad de persuasión sin parangón.

En este sentido, tanto Rusia como China ya han creado sistemas alternativos que han entrado en funcionamiento en los últimos años y que en mayor o menor medida están menguando los efectos negativos de las sanciones impuestas por parte de Occidente en las últimas décadas, y más recientemente debido al conflicto en Ucrania. El dinero digital nacional o sistemas de pagos entre comerciantes, como UnionPay y Mir, ven incrementada su popularidad más allá de las fronteras de estos dos países.

 

La nueva fiebre del oro nos acerca al patrón

No es ningún secreto que países fuera de la esfera occidental hace años que están comprando grandes cantidades de oro, pero quizás no es tan conocido que bancos centrales de otros estados están haciendo lo mismo. El valor refugio de este metal precioso en tiempo de crisis está más que establecido, pero el incremento del interés en la compra de oro transciende la preocupación por la burbuja de la deuda soberana de los estados o una inflación desbocada.

Cómo se vio el mes pasado desde Rusia, también puede servir para estabilizar un sistema monetario según el cual el valor de las divisas esté sostenido por su convertibilidad al oro. Lo que se conoce como el “patrón oro”. Así, pues, el Gobierno ruso anunció la convertibilidad, temporal, del rublo al oro a un precio fijo, lo cual estabilizó el valor del rublo, recuperándose de la caída ante el dólar.

Aun así, queda por ver qué estrategia final se quiere seguir y las consecuencias para el sistema monetario internacional. El anuncio por parte del Gobierno ruso que países que aplicaran las sanciones impuestas por los Estados Unidos tendrían que comprar petróleo y gas natural pagando en rublos o en oro podría provocar que gran parte del comercio mundial de energía se aleje del dólar, rompiendo el statu quo establecido.

Aunque, como informó el ministro de Finanzas ruso, Antón Siluanov, las sanciones occidentales han congelado la mitad de las reservas de divisas y de oro del país, cerca de 300.000 millones de dólares, Rusia sigue siendo el segundo productor de oro mundial, después de China, y tiene reservas por un valor de 140.000 millones de dólares. La dificultad intrínseca de hacer un seguimiento de las compras o ventas hechas con metales preciosos pone en entredicho la efectividad de las sanciones.

La viabilidad de que Rusia mantenga el rublo ligado al oro está estrechamente relacionada con la demanda de energía rusa. La interdependencia con países de la Unión Europea menguará, a pesar de que países como Hungría y Alemania ya han anunciado que seguirán comprando gas a Rusia pagando en rublos, o euros convertidos a rublos, a través de la cuenta bancaria de Gazprom.

Aun así, teniendo en cuenta la multi-polaridad del poder global y la respuesta de la comunidad internacional (real), no se puede subestimar la habilidad de Moscú para dar un movimiento ganador en esta partida de juego de ajedrez geopolítico internacional.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:
  2. Carles MarsalCarles Marsal says:
    Carles

    Molt interessant 👌

    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Celebrem que t’hagi agradat, Carles, i moltes gràcies pel teu comentari.

      Hace 2 años
  3. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
  4. Pere Maria EstremPere Maria Estrem says:
    Pere Maria

    Super interessant article.

  5. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    Gràcies per l’explicació👍

  6. Mercè ComasMercè Comas says:
    Mercè

    Imatge encertada: Partida d’escacs, i el comú dels mortals prenent partit sense saber jugar-hi. Anirem aprenent, gràcies !

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