Mas Blanch i Jové, amor a la tierra y al arte
El amor y el respeto a la tierra, junto con el arte, hacen de la Bodega Blanch y Jové, de la DO Costers del Segre, un espacio único para degustar buenos vinos y pasear entre naturaleza y arte.
En la comarca de las Garrigues, a más de 700 metros de altura, encontramos la Bodega Mas Blanch i Jové. Es una bodega joven, nacida hace 15 años, fruto de la iniciativa de los padres de Sara Jové, actual gerente, que se enamoraron de la comarca y compraron un trozo de tierra donde se cultivaban viña, almendros y olivos. Sara Jové nos explica que el amor a la tierra les viene de muy lejos: “Los padrinos y tatarabuelos ya trabajaban la tierra, y estos orígenes hicieron que los padres decidieran iniciar este proyecto en las Garrigues, a pesar de que sus orígenes son de La Segarra y del Urgell”.
La sostenibilidad como rasgo distintivo
Los vinos Mas Blanch i Jové son de la denominación de origen Costers del Segre, subzona de las Garrigues. La finca se encuentra 700 metros de altura, tiene un suelo pedregoso, es pobre en materia orgánica y da producciones bajas. Sara define el proyecto como ecológico y sostenible: “Todo lo que hacemos es ecológico. En todos los productos que producimos: el vino, el aceite y la almendra, no se echa ningún tipo de pesticida, ni herbicida” y añade orgullosa: “La bodega funciona al 100% con energía que proviene de placas solares, 110 placas con 48 baterías, y tenemos un sistema de depuración del agua”. También remarca el trabajo que hacen de recuperación de los muros de piedra, que los consideran no tan solo un patrimonio cultural de la zona, sino que los valoran por el trabajo que hacen al evitar la erosión del terreno y la apertura de badenes.
“Nosotros trabajamos para ser parte de la solución del problema medioambiental. Vivimos el cambio climático con preocupación, pero trabajamos para combatirlo. La sequía se ha vuelto crónica y, sin agua, no hay vida. Tenemos riego de apoyo a las cepas, con el sistema gota a gota. Es la única manera de mantener la viña con vida. Y tenemos que trabajar de una manera que no agote los recursos de la tierra. Tiene que ser una manera de trabajar sostenible, que la tierra se vaya regenerando, sin estresarla”. Dice que su filosofía queda resumida en el respeto hacia la naturaleza y el entorno, hecho que los hace ser conscientes de donde se encuentran: en una zona seca, muy mediterránea, con una fauna y una flora muy características de la zona, que intentan cuidar y proteger, poniendo, incluso, abrevaderos para los animales.
Una obra familiar
Sara Jové define los vinos de Mas Blanch i Jové como unos vinos con carácter y personalidad, fieles al paisaje que los ha visto crecer: “Son potentes, frescos, con concentración y estructura, que es lo que nos da nuestra tierra pedregosa. Trabajamos con variedades autóctonas como macabeo, garnatxa blanca, negra, peluda y estamos en un proyecto experimental de recuperación de la uva encontrada. Siempre buscamos hacer el mejor vino y experimentamos, como un tipo de diversión, de juego, para lograrlo”.
El padre de Sara es herrero, el hermano ingeniero industrial y el primo ingeniero agrónomo. Todos intervinieron en la construcción de la bodega que se encuentra integrada dentro de un cerro “lo que hicimos fue sacar la montaña, construir la bodega y volver a colocar la montaña. La bodega es fruto de un proyecto totalmente integrado al paisaje y pensado para que funcione con el máximo de respeto al entorno” explica. La bodega nació con la colaboración de Josep Guinovart, pintor y amigo de la familia. Él les hizo valorar la importancia de integrar arte y vino y es quien diseñó los diferentes espacios de la bodega y lanzó la idea de la viña de los artistas, que es una sala de exposiciones al aire libre dónde, entre cepas y olivos, conviven esculturas e instalaciones artísticas.
De hecho, en un itinerario entre las viñas, de dos kilómetros, el visitante puede encontrar esculturas o instalaciones artísticas que durante estos últimos diez años han ido distribuyendo. La bodega ha creado una aplicación a través de la cual el visitante puede saber donde se encuentra cada pieza, cuál es su nombre, quién lo ha hecho y cuando se instaló. Esta idea de relacionar el vino y el arte surgió de manera espontánea, en un encuentro, y Guinovart sugirió hacer esta instalación en un campo que entonces no era ni de la familia. “Al morir nuestro amigo de manera súbita -explica Sara Jové- decidimos comprar aquel campo de almendros, plantamos viña y al año siguiente ya se hizo la primera instalación de arte. Fue un homenaje a él y una manera de hacer el proceso de luto. Con el tiempo, este se ha vuelto como un elemento identificador de la bodega”.
Enoturismo
Las actividades relacionadas con el arte no se paran. Y, a pesar de la pandemia, la Bodega no ha dejado de programar. A pesar de que la idea no es hacer una instalación cada año, si es cierto que desde que se inauguró la viña del Arte no han parado de hacer instalaciones. El arte es un elemento identificador de la bodega y la complementa. Las actividades enoturísticas sirven para dar a conocer sus productos, que hacen con cuidado y promocionan con pasión. Sus clientes son básicamente de ámbito nacional, de la restauración, y exportan un 30%.
La sinergia entre el arte, la enología y la naturaleza han convertido Mas Blanch i Jové en una bodega única en los Costers del Segre.
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Ens trobarem més d’hora que tard per descobrir paisatges i sensacions……Merci!
👍
Gràcies, Joan!
Molt bona feina, i ànims!!!
Moltes gràcies pel suport, David, salut!
Bons vins de País 👍
Gràcies pel teu comentari, Josep.
Aquests articles sobre les D.O. de Catalunya estan molt bé. A més a més de conèixer els vins ens endinsa en les diferent comarques del país tant divers que tenim, paisatges, economia, persones. Gràcies Laura, hi has posat passió
Moltes gràcies pels teus comentaris i el suport, Mercè. Mirem de fer continguts que arribin i divulgatius, de tot allò que tenim.
Que he de dir de costers,em resulta difícil ser objectiva
Són bons vins sens dubte
Estem d’acord, Alícia, cal gaudir-los!