La marcha atrás del BCE encarece la deuda pública

El Banco Central Europeo ya ha empezado a reducir su cartera de deuda pública. Sin las compras masivas de este organismo, los tipos de interés que pagan los países europeos por la deuda pública están condenados a dispararse. Para cuadrar sus cuentas, los Estados se verán obligados a recortar gastos.

 

Tal como anunció en diciembre, el BCE ha empezado a reducir este mes de marzo su cartera de deuda pública adquirida en el marco del programa APP. Este programa se puso en marcha en 2014 para mitigar los costes de financiación de los Estados de la eurozona y le ha llevado a poseer más de dos billones de euros en deuda soberana.

La compra masiva de deuda pública por parte del regulador bancario europeo durante los últimos años ha provocado que los tipos de interés de dicha deuda se hayan contenido de forma notable a causa de la fuerte demanda. Esto ha permitido a los Gobiernos europeos financiar con un coste reducido el aumento de gasto para estimular la economía.

Ahora esas compras disminuirán “a un ritmo moderado y predecible”, según el BCE. Se estima que esta reducción será de 15.000 millones de euros al mes de media hasta el final del segundo trimestre de 2023 y todavía está por determinar el ritmo de reducción posterior. 

 

Cambio de política monetaria

Se trata de un nuevo paso del regulador bancario europeo en su estrategia de endurecimiento de la política monetaria. El BCE ya había interrumpido las compras netas de activos en julio de 2022, aunque hasta ahora seguía reinvirtiendo en su totalidad los pagos correspondientes al principal de los valores adquiridos en el marco del programa APP que iban venciendo.

En el caso del Estado español, esta medida podría suponer que el Banco Central Europeo deje de comprar este año más de 14.000 millones de euros en bonos del Estado. Las cifras que se barajan para 2024 y 2025 oscilan entre los 17.000 y los 28.000 millones de euros por año.

Esta medida hará que se encarezca el coste de financiación de los Estados y, como este sirve de referencia para el del sector privado, también sucederá lo mismo para particulares y empresas. De momento, en las dos subastas de deuda española a diez años realizadas en marzo se superó el 3% de interés, algo que no sucedía en dos subastas consecutivas desde 2017.

 

Miles de millones en intereses

Los presupuestos del Gobierno español para 2022 preveían que el coste en intereses de la deuda pública fuera de 30.175 millones de euros, mientras que el previsto para 2023 ya es de 31.275 millones de euros, lo que supone un 3,6% más.

De hecho, esta partida supera a la destinada a los servicios públicos básicos, a los que este año se destinarán 27.753 millones. Y la brecha seguirá ensanchándose con el aumento de los costes de financiación. Algunos expertos advierten que, si persisten las subidas de tipos por parte de los bancos centrales, este año podría acabar pagándose hasta 33.675 millones en intereses, 2.400 millones más de lo presupuestado.

Los inversores privados deberán tomar el relevo del BCE como grandes compradores de deuda pública europea en el corto y medio plazo. Y solo se dejarán seducir por la deuda pública si los intereses que ofrece son suculentos. Según Goldman Sachs, esto podría suponer un aumento de 15 puntos básicos en la rentabilidad de los bonos alemanes a finales de este año y de entre 30 y 35 puntos básicos en los de los países periféricos.

 

¿Una decisión necesaria y dolorosa?

Entre otras razones, el regulador bancario europeo ha justificado la decisión de reducir su tenencia de deuda pública por la necesidad de “recuperar un valioso margen de maniobra en un entorno en el que el gran volumen actual de exceso de liquidez no es necesario para controlar los tipos de interés de mercado a corto plazo”.

El BCE necesita ese margen de maniobra para hacer frente a posibles turbulencias en el sistema financiero. Además, sus compras masivas de deuda pública han dopado artificialmente las economías de la zona euro en los últimos años, algo que no se puede mantener de forma indefinida.

Sin embargo, es improbable que se pueda prescindir de ese exceso de liquidez para controlar los tipos de interés que se pagan por la deuda pública. Esta decisión será dolorosa para muchos países europeos, sobre todo los de la periferia. En un contexto de incremento de tipos de interés por parte de los bancos centrales, lo cual incrementa la rentabilidad de muchos productos financieros, no está claro hasta dónde deberá subir la rentabilidad de la deuda pública para lograr atraer a los inversores privados.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. Jordi MorenoJordi Moreno says:
    Jordi

    Gràcies per l’explicació

  2. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Està tot q s’aguanta amb pinces, i ha quedat palès q les mesures q es van prendre al 2008, no han estat les encertades, i ara ens tocarà viure una altra gran crisi, i ja veurem com la sortegem.
    Bon article, merci

  3. Joan Santacruz CarlúsJoan Santacruz Carlús says:

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