Comunidades Bancarias o Community Banking

Cuando pensamos en bancos inmediatamente nos viene a la cabeza la imagen de grandes empresas e instituciones con oficinas por todo el país. Entidades consideradas auténticas potencias mundiales con un capital inimaginable donde los clientes son, simplemente, las herramientas para conseguir los rendimientos necesarios para crecer. Existe, pero, una rama del sector bancario que quiere distanciarse de esta idea tradicional de los bancos y que quiere apostar por objetivos más próximos con los cuales la población pueda identificarse. Es aquí donde encontramos las comunidades bancarias.

Estas estructuras centran sus esfuerzos en regiones geográficas más pequeñas donde poder atender, de forma transversal, a las personas que viven en ellas. Precisamente para alejarse de un modelo bancario masificado que responde al dominio de grandes cantidades de dinero, las comunidades bancarias pueden atender con más facilidad a las necesidades del ciudadano individual, de familias o pequeñas y medianas empresas que facturan dentro de la región. Buscan el beneficio del territorio y de su población porque entienden que el enriquecimiento tiene que ser simétrico; si la entidad bancaria crece es porque las personas que participan en la comunidad también han experimentado un crecimiento. Es por eso que a la hora de dar créditos o préstamos, se tienen en cuenta las historias y posibilidades de aquellos que han confiado en ellos para depositar sus ingresos. Y lo más importante, se habla de personas y no simples clientes.

Banca Ética

La ética es otro factor que cada vez está tomando más importancia ante los múltiples casos de hostilidad de la banca. En los últimos años, la sociedad les ha pedido responsabilidad y honestidad, especialmente después de la crisis económica del 2008. Puesto que los bancos son entidades que tienen la responsabilidad de gestionar el dinero de la población, hay que hacerlo adecuadamente. Una banca ética es aquella que no participa en la compra de armas para no facilitar conflictos bélicos que solo favorecen a unos cuántos.

Una banca ética se suma a proyectos que favorecen por ejemplo:

• A las futuras generaciones, facilitando educación transversal en las escuelas o bien, apostando por el talento de jóvenes profesionales que tienen que tener la oportunidad de ampliar sus estudios.
• La inserción laboral de todo el mundo (en especial colectivos vulnerables)
• La preservación del medio ambiente es otro aspecto que se pone sobre la mesa de negociaciones.

En definitiva, una banca ética tiene en cuenta la responsabilidad social y la solidaridad a la hora de reinvertir el dinero. Y lo más importante de todo, es que lo hace de forma transparente.

Neobanco

Una de las maneras de poder introducir una banca comunitaria y ética en la sociedad actual, atendida la digitalización de todos los procesos, es alejarse de la imagen tradicional y antigua de lo que entendemos por un banco e introducir una de nueva, incipiente y moderna: transformarlo en un Neobanco.

Un neobanco es un tipo de estructura bancaria basada en las nuevas tecnologías y que pone a disposición de la gente productos sencillos y modernos, adaptados a las necesidades de consumo real y con comisiones muy reducidas.

A pesar de ofrecer una experiencia íntegramente digital, la comunicación con los clientes no desaparece, más bien se refuerza, puesto que esta es la única vía de contacto entre miembros del banco y los clientes. Una respuesta rápida y efectiva es el ingrediente principal para poder hacer funcionar la maquinaria de un Neobanco y así garantizar la confianza de las personas que lo utilizan.

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