La inflación pone contra las cuerdas a las pymes
Las bolsas de hielo han sido este verano un artículo de lujo porque a muchos fabricantes no les cuadraban los números por el precio de la energía necesaria para hacer y conservar los cubitos. De la misma forma, muchas pymes se están replanteando su producción ante el encarecimiento de materias primas y energía.
Un informe de la patronal Cepyme realizado en los primeros meses del año ya ponía de manifiesto el gran impacto que estaba teniendo la inflación en las pymes. El alza de precios había reducido considerablemente los márgenes de casi la mitad de las pymes, un 15 % veían comprometida su viabilidad a corto plazo y otro 15 % se veían obligadas a buscar financiación alternativa.
Desde entonces, el incremento del IPC no ha hecho más que acentuarse. La mayoría de pymes han tenido que trasladar a sus precios el aumento de los costes de producción causados por el encarecimiento de las materias primas y la energía. El problema es que la facturación no crece en la misma medida que los costes y la tesorería cada vez está más tensionada. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2022 los costes totales subieron un 23 %, mientras que las ventas solo aumentaron un 19,8 %. Como consecuencia, cada vez es más difícil invertir en innovación y capital humano.
Con el paso del tiempo, la inflación afecta cada vez más negativamente al consumo. Al ver mermado su poder adquisitivo, los consumidores priman la adquisición de bienes de primera necesidad y posponen otras decisiones de compra.
Medidas desesperadas
La adecuada planificación, la elaboración de planes de crisis que contemplen proveedores alternativos y una organización flexible ayudan a afrontar esta coyuntura, pero estos elementos no siempre bastan para seguir a flote, especialmente si se confirma en los próximos meses el temido escenario de estanflación, que combina el estancamiento de la economía con una elevada inflación.
Además, las pymes se pueden encontrar ante una doble amenaza en los próximos meses si siguen reduciéndose los márgenes comerciales y aumenta la presión de los sindicatos para que suban los salarios para compensar el incremento del IPC. Como consecuencia, a algunas de ellas les puede resultar más rentable reducir la actividad para garantizar su supervivencia.
Cepyme ha advertido que “el encarecimiento de la energía, sumado al fuerte aumento de los precios de las materias primas, merma la capacidad de producción y funcionamiento” de las pymes. Por ello, algunas ya están reestructurando sus planes de producción o incluso plantean cierres temporales parciales o totales.
Industrias más perjudicadas
En general, los sectores más afectados son los que realizan un uso intensivo de gas y electricidad, como el metalúrgico, el siderúrgico y el papelero. Pero también otros como el agroalimentario y el manufacturero están poniendo en marcha planes de contingencia para hacer frente al aumento de costes.
También la hostelería, que además sufre la escasez de personal, con 16.000 afiliados a la Seguridad Social menos que antes de la pandemia.
Lo más habitual es que se reduzcan turnos o servicios en estas industrias para ajustar mejor ingresos y costes. De todas formas, se trata de pan para hoy y hambre para mañana si la inflación no remite.
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Gràcies per l’esforç nois, bon article!
Moltes gràcies per les teves paraules, Joan.
Gràcies
Gràcies a tu, Daniela, per ser-hi!!!
Tocarà buscar alternatives, ser autosuficients, apretar el cinturó i adaptar-se
Malauradament això sembla, Laura. Moltes gràcies pel teu comentari!!!
Aquest article, m’ha eixamplat la visió de la difícil situació que ens trobem. A veure com ens en sortirem
Ja va bé que sigui així, i moltes gràcies pel teu comentari, Francesc!!!
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Bon article.
Cal que es conegui el problema de la inflació referit no només als salaris sinó també a les Pimes i autònoms amb treballadors.
La solució de garantir la supervivència reduint la producció tècnicament és bona però s’ha de vigilar que no porti a la desmoralització d’ambdós col·lectius humans que conformen l’empresa: empresari i treballadors
Cert Mercè, és difícil adaptar-se a les fluctuacions. El millor per mi són empreses que ja estiguin pensades per soportar aquestes flucutuacions, empreses comunitàries o socials que girin sobre un entorn i en procurin el desenvolupament amb una bona finalitat. Però no és fàcil. Ànims!
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