

Una deuda oculta de 65 billones de dólares
Los ‘forwards’ y los ‘swaps’ de divisas generan futuras obligaciones de pago que no aparecen en los balances ni en las estadísticas oficiales de deuda. Según el Banco de Pagos Internacionales, esta deuda oculta asciende a 39 billones de dólares en el caso de los bancos no estadounidenses y a 26 billones para las entidades no bancarias con sede fuera de Estados Unidos.
Los ‘forwards’ de divisas son contratos vinculantes que fijan el tipo de cambio para la compra o venta de una divisa en una fecha futura, mientras que los ‘swaps’ de divisas son acuerdos entre dos partes para intercambiar pagos de intereses de préstamos en dos divisas diferentes.
Los primeros sirven de cobertura ante la volatilidad del mercado cambiario. Los segundos suelen utilizarse para conseguir financiación en moneda extranjera con tipos de interés más favorables que los de los créditos que se pueden obtener en un mercado extranjero. Pero ni los unos ni los otros se reflejan en los balances de las empresas ni en las estadísticas oficiales de deuda.
Crecimiento exponencial
El problema es que, como advierte el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), a mediados de 2022 los bancos no estadounidenses con acceso directo al crédito de la Reserva Federal debían unos “39 billones de dólares” si sumamos sus ‘forwards’ y ‘swaps’ de divisas. Es más del doble de la deuda en dólares que consta en sus balances y más de diez veces su capital.
En el caso de las entidades no bancarias con sede fuera de Estados Unidos, el importe asciende a “26 billones de dólares”, el doble de la deuda en dólares que consta en sus balances y 9 billones más de lo que debían en 2016.
El volumen total de esta deuda casi se ha doblado respecto a 2008. En estos años, los inversores han aprovechado la relajación monetaria y unos tipos de interés ultrabajos para aumentar su apalancamiento en busca de mayores rendimientos.
Fuera del balance
Este mercado de divisas lleva implícito un enorme endeudamiento en dólares que queda oculto, ya que, a diferencia de otros derivados como los acuerdos de recompra o ‘repos’, las obligaciones de pago de los ‘forwards’ y ‘swaps’ de divisas se registran fuera del balance.
Las obligaciones de pago de estos derivados ascienden a cantidades astronómicas. Considerando todas las divisas, los importes pendientes a finales de junio de 2022 alcanzaron los 97 billones de dólares, 30 billones más que en 2016 y prácticamente lo mismo que el PIB mundial.
Solo en abril de 2022 el volumen de operaciones con este tipo de derivados se acercó a los 5 billones de dólares diarios, según el BIS, dos tercios de la facturación diaria mundial de divisas.
Protagonismo abrumador del dólar
Como moneda vehicular, el dólar se encuentra a un lado del 88% de las posiciones vivas, según datos del BIS. Y es que incluso un banco que quiera hacer un ‘swap’ entre dos divisas diferentes del dólar, recurriría a esta moneda como paso intermedio.
Como destaca el BIS, “gran parte de esta deuda es a muy corto plazo”, por lo que “las necesidades de refinanciación resultantes provocan restricciones de financiación en dólares”. De hecho, casi cuatro quintas partes de los importes pendientes a finales de junio de 2022 vencían en menos de un año.
La falta de información directa sobre estos derivados dificulta a las autoridades monetarias prever la magnitud y la geografía de las necesidades de refinanciación en dólares. Como consecuencia, resulta más complicado restablecer el flujo fluido de dólares a corto plazo en el sistema financiero cuando es necesario, especialmente en tiempos de crisis y cuando el dólar ha experimentado una importante revalorización.
¿Riesgo sistémico?
Como advierte el BIS, el apalancamiento oculto y el desajuste de vencimientos en las carteras de los fondos de pensiones y las compañías de seguros “podrían plantear un reto político” para garantizar el flujo fluido de dólares en la próxima gran crisis. No hay que olvidar que la demanda de dólares aumenta en momentos de incertidumbre en los mercados.
Además, dada la enorme escala de esta deuda, un volumen importante de impagos podría tener graves efectos sistémicos.
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Gràcies, Manel!!!
Gràcies!
Gràcies, Joan!!!
👍
Gràcies, Jordi!!!
De tot això se ‘n deu parlar als passadissos i reservats de Davos mentres al carrer la TV pregunta si hem notat una rebaixa en el preu del pa gràcies a la supressió de l’ IVA del 4% que s’aplicava a una barra de 0,60 €.
Es pot ben dir: en quin món vivim!
Gràcies per la informació, anem aprenent tot i que no hi podem fer re. O potser sí….Diuen que no hi ha mal que cent anys duri.
Gràcies per la teva reflexió, Mercè! Continuem aprenent…