¿Desde cuándo hacemos la declaración de la renta?
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es un tributo de carácter personal y directo que juega un papel esencial en la recaudación de impuestos y en la redistribución de la riqueza. Se trata de un impuesto del Estado cedido parcialmente a Cataluña, pero ¿cuáles son sus orígenes?
Nos encontramos en medio de la campaña de la declaración de la renta que este año va del 11 de abril al 30 de junio y que más de 23 millones de contribuyentes tendrán que realizar. Casi todo el mundo tiene más o menos claro como hacerla y el concepto de este tributo basado en el balance de ingresos y gastos que hemos tenido durante el año anterior. Lo que mucha gente quizás no sabe es el origen de este impuesto y su evolución a lo largo de la historia.
El primer sistema tributario general
Aunque el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), como lo conocemos actualmente, es un tributo relativamente reciente que fue aprobado el 1978, sus orígenes se remontan al siglo XIX.
Los primeros impuestos sobre la renta datan del año 1845, cuando se estableció el primer sistema tributario general nacido de una reforma fiscal impulsada por Alejandro Mi y Ramón de Santillán que simplificó el cuadro de impuestos existentes y supuso una amplia unificación fiscal en todo el Estado español.
El motivo de esta reforma era eliminar las trabas al crecimiento económico en un contexto de industrialización y de una revolución liberal en sustitución de la Monarquía absoluta propia del Antiguo Régimen. Así pues, se eliminaron tributos clásicos como los de los diezmos o las alcabalas.
Reforma tributaria durante la Segunda República
Uno de los primeros intentos modernos de imponer un impuesto sobre los ingresos personales en España se produjo durante la Segunda República (1931-1939). En este periodo, bajo el gobierno de Manuel Azaña, nació un nuevo impuesto impulsado por el ministro de Hacienda, Jaume Carner.
La Ley Carner, más conocida como contribución general de la renta, fue aprobada el 1932 y entró en vigor a comienzos de 1933. Si bien su aplicación era limitada y se diluyó después de la Guerra Civil con la dictadura de Franco, incluía un impuesto sobre los ingresos individuales que marcó el precedente de lo que más tarde se conocería como IRPF.
La transición y los Pactos de la Moncloa
No fue hasta el 1977, a raíz de los acuerdos firmados al Palacio de la Moncloa durante la Transición española, también conocidos como Pactos de la Moncloa, que se establecieron las bases del sistema tributario contemporáneo. De este modo, en 1978 se creaba el primer IRPF moderno con un amplio consenso político.
Esta ley estableció las bases para la tributación de los ingresos personales con un sistema de impuestos progresivo, donde las altas rentas pagaban un porcentaje más alto de impuestos. En este caso, contaba con 28 tramos y sus tipos impositivos llegaban hasta el 65,5%. Se trataba de un impuesto que afectaba a todas las personas con ingresos superiores a las 300.000 pesetas.
Hasta bien entrada la década de los 80 la manera de hacer la declaración de la renta no cambió mucho, pero con el desarrollo de las nuevas tecnologías digitales fueron agregándose nuevos canales de acceso para llevar a cabo esta actividad fiscal, hasta la posibilidad actual de hacer la declaración por internet. Así mismo, evolucionó significativamente incorporando varias novedades como por ejemplo la cesión del 50% del impuesto a las comunidades autónomas.
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Gràcies, Joan, per ser-hi i per seguir-nos!!!
Gràcies per aquest article.
Gràcies a tu, Manel!!!