¿Es posible cambiar el sistema agroalimentario?
La producción de alimentos genera un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, aun así, es insuficiente para millones de personas que sufren inseguridad alimentaria y nutricional. Algunos estudios proponen un cambio de enfoque hacia un sistema más sostenible, centrándose tanto en el bienestar humano como en el medioambiental.
Un informe elaborado por la comunidad de las Nuevas Fronteras de la Nutrición del Foro Económico Mundial, en colaboración con Accenture, aboga por un cambio significativo en la estrategia de transformación del sistema alimentario mundial que esté basado en la salud humana y planetaria. Una vía hacia un sistema alimentario sostenible que permitiría a las personas llevar una vida más feliz, saludable y productiva.
Se trata de una iniciativa que integra a los sectores públicos, privados y comunitarios, centrándose a aumentar la disponibilidad, el acceso y la adopción de opciones alimentarias nutritivas, sin dejar de lado los objetivos de sostenibilidad. Subraya la necesidad de una colaboración intersectorial para transformar los sistemas y las políticas alimentarias con el objetivo final de conseguir un panorama alimentario más equitativo y sostenible con mejores resultados para la salud mundial.
La iniciativa detalla los pasos a seguir para lograr dietas más sanas, haciendo hincapié en los alimentos ricos en nutrientes, mínimamente procesados y predominantemente vegetales. Entre las principales sugerencias figuran incentivar la producción de alimentos orgánicos que sean asequibles y accesibles, mientras se refuerza el vínculo entre alimentación y salud en la conciencia de los consumidores.
Así mismo, propone facilitar un entorno de venta al por menor que haga de las opciones nutritivas la opción por defecto. Porque, a pesar de que la mayoría de los indicadores que hacen referencia a las dietas inadecuadas que afectan los sectores de la sociedad más vulnerables se centran en la desnutrición, la malnutrición también se define por la falta de vitaminas, minerales, fibra y otros micronutrientes clave.
Una oportunidad económica en la transformación de los sistemas alimentarios
Las conclusiones del Foro Económico Mundial coinciden con otro informe mundial elaborado por destacados economistas y científicos de la Food System Economics Commission (FSEC), que constata que los sistemas alimentarios existentes destruyen más valor del que crean, especialmente a causa de los costes medioambientales y sanitarios.
Y es que la mala alimentación también está relacionada con un mayor riesgo de sufrir enfermedades mentales comunes. Solo la depresión, tiene un coste de un billón de dólares al año para la economía mundial en pérdidas de productividad laboral.
De hecho, un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que los costes medioambientales, sociales y sanitarios ocultos de los sistemas agroalimentarios actuales ascendieron además de 11 billones de euros en 2020.
En este sentido, el cambio hacia un sistema alimentario mundial más sostenible podría generar hasta 7,9 billones de euros de beneficios al año, además de mejorar nuestra salud y aliviar la crisis climática. Por lo tanto, el coste de la transformación sería mucho menor que los potenciales dividendos, proporcionando una vida mejor a centenares de millones de personas.
El estudio propone desviar las subvenciones y los incentivos fiscales de los monocultivos a gran escala que son destructivos y que dependen de los fertilizantes, los pesticidas y la tala de bosques, a los pequeños y medianos productores. Cuando menos como una alternativa al sistema actual que empuja a los agricultores a gestionar grandes explotaciones intensivamente industrializadas.
No obstante, el principal reto de una transición hacia este nuevo modelo agroalimentario es el aumento de los costes de los alimentos. Un cambio de paradigma que requiere no solo una concienciación del consumidor, sino tener en cuenta la situación económica actual, salvo que queramos pasar de las protestas de los agricultores a una revuelta popular globalizada.
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Conscienciar, conscienciar, la ignorância ens mata. Gràcies.
Aquesta és la clau. Gràcies, Carme
ostres, molt interessant, gràcies!!
Celebrem que li trobis, Joan, i moltes gràcies pel teu comentari!!!