Bail-in: ¿están seguros mis ahorros?

Los múltiples rescates bancarios que tuvieron lugar durante la crisis financiera del 2008 nos familiarizaron con el concepto del “bailout”, un mecanismo según el cual un gobierno utiliza dinero público para rescatar entidades financieras. Aun así, hay otra opción menos conocida donde los accionistas, acreedores y depositantes se pueden hacer cargo de las pérdidas de la entidad.

 

La gran banca se ha acostumbrado a jugar a la ruleta rusa con dinero que no es suyo. Si el negocio va bien, se queda los beneficios, mientras que si va mal se socializan las pérdidas a cargo del contribuyente. Se trata de un fenómeno globalizado que se ha ido repitiendo a lo largo del tiempo y se hizo evidente con los múltiples rescates bancarios y reestructuración del sector financiero que tuvieron lugar durante la crisis financiera del 2008.

De esta manera, para evitar el colapso del sistema bancario, la primera opción a muchos países fue rescatar entidades en dificultades mediante un bailout, o en otras palabras, con el dinero de los contribuyentes, los cuales se hacían cargo de los números rojos causados por la irresponsable gestión financiera de los equipos directivos de las entidades en quiebra.

En el caso de España, los principales organismos internacionales estiman los costes del rescate bancario en el 6% del PIB. Se inyectaron más de 64.000 millones de euros en dinero público a los bancos, gran parte de los cuales ya se dan por perdidos después de que los bancos solo hayan devuelto una cantidad ínfima a los contribuyentes.

 

Rescate externo vs. recapitalización interna

Los dos modelos básicos de rescates utilizados actualmente por el sistema financiero son el bailout o rescate externo y el bail-in o recapitalización interna. Mientras que en un bailout el estado, es decir, la ciudadanía en su conjunto, asume el coste de la recapitalización, en el caso de un bail-in las pérdidas las asumen los accionistas, acreedores y, en última instancia, algunos de los depositantes, como pasó en Chipre el 2013. El concepto de la recapitalización interna se basa en la noción de que si el banco necesita un reequilibrio patrimonial, en primer lugar, deberá utilizar el capital propio.

En la Unión Europea, desde enero de 2016, entró en vigor la normativa del sistema de rescate bail-in. Según este mecanismo de resolución, los accionistas reciben el primer golpe como propietarios de la entidad. Si esto no es suficiente para estabilizar el banco, los acreedores subordinados se hacen cargo. Los siguientes en la lista son los titulares de bonos senior y, finalmente, los depositantes no asegurados, es decir, los que tienen más de 100.000 euros en sus cuentas, con preferencia de los depósitos de grandes empresas sobre los de familias y pymes, mientras que los pequeños depositantes quedan libres de afectación.

Por lo tanto, se trata de un mecanismo pensado para reducir al mínimo la posibilidad que los costes de la resolución de una entidad inviable sean asumidos por los contribuyentes, al mismo tiempo que se garantiza que las entidades de envergadura sistémica sean objeto de resolución sin poner en peligro la estabilidad financiera.

 

¿En caso de bail-in o quiebra, el banco o el Estado se pueden quedar con mis ahorros?

Sí, si tienes más de 100.000 €. Si tienes menos de 100.000 € quedarás fuera del bail-in y estarás cubierto por el Fondo de Garantía de Depósitos en caso de quiebra. Este organismo garantiza la devolución del dinero de cuentas de ahorro, cuentas corrientes y depósitos a plazo fijo.

Recordemos que el FGD garantiza 100.000 euros por depositante y entidad. Por lo tanto, para asegurar cantidades más elevadas, conviene tener el capital repartido entre diferentes entidades, sin sobrepasar en jefe de ellas los 100.000 euros. Alternativamente, si una cuenta con 200.000 euros está a nombre de dos personas, cada una de ellas tendría 100.000 euros asegurados.

Otra opción es abrir una cuenta corriente en una fintech como 11Onze, que opera a través de una Electronic Money Institution (EMI) y que, por ley, tiene la obligación de asegurar el 100% de los depósitos de sus clientes en caso de quiebra, independientemente del importe.

 

¿Hay algún ejemplo real de bail-in?

En España, el 7 de junio de 2017, el Banco Popular fue el primer banco español rescatado mediante un bail-in bajo el nuevo marco de la Unión Europea para la resolución bancaria. Los accionistas y tenedores de deuda subordinada perdieron su inversión, y el banco fue vendido por un euro a Banco Santander, evitando así el uso de dinero público. En este caso, los depositantes, aunque tuvieran más de 100.000 euros en ahorros, no perdieron su dinero.

El rescate bancario que se produjo en Grecia el 2012 comportó la liquidación del Laiki Bank y la reestructuración del Bank of Cyprus a través de un bail-in. En este caso, los clientes que tenían hasta 100.000 euros ahorrados no perdieron su dinero, pero los grandes depositantes perdieron una gran parte de sus ahorros o, en algunos casos, este dinero fue reconvertido en acciones.

 

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