La fiebre del oro de California, antes y ahora
Durante la legendaria fiebre del oro que se inició en el valle del río American, cientos de miles de personas de todo el mundo dejaron sus hogares para dirigirse en California con la intención de hacer fortuna con la minería del metal dorado. Hoy, los antiguos asentamientos mineros atraen excursionistas, turistas e historiadores.
El 24 de enero de 1848, el capataz James W. Marshall y sus hombres encontraron pepitas de oro mientras estaban construyendo un molino de harina a Sutter’s Mill, el rancho del general John Sutter, en el valle del río American. Marshall había bajado al río para inspeccionar los progres del proyecto y, según explicó más tarde: “Me llamó la atención algo que brillaba en el fondo de la zanja. . . Lo recogí con la mano y me hizo un sobresalto el corazón, porque estaba seguro de que era oro. . . Después vi más.”
Cuando corrió la voz, muchos jornaleros dejaron sus trabajos para buscar oro a lo largo del río American y sus afluentes. Las noticias sobre este descubrimiento se esparcieron rápidamente más allá de California, desencadenando una oleada migratoria de personas de todo el mundo, que dejaron sus hogares para buscar fortuna hacia el oeste de los Estados Unidos.
En poco más de un año, casi 100.000 personas se dirigieron a California desde el resto del país, Europa, Asia, Australasia y otros rincones del planeta. Pronto, la población de California aumentó exponencialmente, no solo con los que esperaban hacerse ricos picando piedra para encontrar oro, sino con otros muchos emprendedores que se ganaban la vida proporcionando bienes y servicios a los mineros.
La ciudad de San Francisco, en particular, se transformó en un importante centro urbano y comercial gracias a que casi todos los inmigrantes que llegaban por mar pasaban por la ciudad, igual que la mayoría de las mercancías importadas otros países. Abarrotada de hoteles, tiendas, bares y casas de juego, se convirtió en el lugar ideal para que los mineros gastaran sus ganancias.
De la fiebre del oro al ‘Golden State’
En 1860, la población casi se había triplicado desde 1847, llegando a los 308.000 residentes. Durante el 1852, el punto álgido de la minería, se extrajeron unos 2000 millones de dólares en oro que enriquecieron algunos de estos aventureros. Aun así, las condiciones de trabajo eran duras, y muchos mineros ganaron poco más de lo que tenían al llegar.
Dos décadas después, la mayoría de los mineros habían abandonado las minas y encontrado otras maneras de ganarse la vida. El sector de la ganadería creció exponencialmente y, en 1860, las granjas Californianas tenían cuatro veces más vacas que en 1848. La red de ferrocarriles, construida por inmigrantes chinos, puso fin al aislamiento físico de California respecto al resto de los Estados Unidos y contribuyó todavía más al desarrollo económico de la región.
Hoy, la histórica Gold Country del norte de California está en auge por segunda vez después de experimentar una afluencia de nuevos residentes que se trasladaron durante la crisis sanitaria. Y también gracias a los cientos de miles de excursionistas y turistas que visitan la región atraídos por las antiguas ciudades mineras a tocar de Sierra Nevada, ahora remodeladas con tiendas de moda, restaurantes y hoteles del siglo XIX rehabilitados.
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Llàstima que als Països Catalans no tinguem or.
Ens hem hagut de vendre la costa, degradar els barris històrics de les ciutats i construir grans blocs d’rdificis a les hortes i camps de fruiters per a poder duplicar la població en 70 anys.
Així és, Mercè. Fa anys que «investigo» el tema i segons sembla només ens queden quatre engrunes d’or per passar una tarda de diumenge remenant sorra 🤷♂️