Alquiler o compra: ¿qué me conviene más?
Todo el mundo se encontrará o se ha encontrado en algún momento de su vida con la necesidad de adquirir un inmueble, pero ¿qué nos conviene más? ¿Comprar o alquilar? ¿Qué opción nos beneficia más?
Comprar o alquilar es el eterno dilema del sector inmobiliario. Hay los perpetuos defensores, tanto de una opción como de la otra, con interminables discusiones sobre cuál nos resulta más ventajosa. Al final, pero, la respuesta es bien simple: depende. Depende de nuestra situación y de nuestras necesidades. Lo que parece ideal para alguien de cuarenta años, con un trabajo estable, puede acabar siendo absolutamente lo contrario para un joven de veinte y pico con ganas de ver mundo. Una decisión personal, pero que requiere una planificación importante. Analizamos la situación actual y las tendencias predominantes.
Ser propietario, ¿una cuestión cultural?
Esta disyuntiva se puede considerar también un tema cultural: el 74% de los catalanes viven en viviendas de su propiedad, y el resto en viviendas de alquiler. Pasa lo mismo en muchos países del sur, mientras que en el norte de Europa estos números cambian radicalmente: países como Alemania o Suiza apenas superan el 40% de propietarios. La tendencia de adquirir una propiedad sigue a la baja, especialmente entre el público joven, que vive unas perspectivas económicas que dificultan esta decisión.
La compra: inversión de futuro
Al comprar un piso, sea en un solo pago o a través de una hipoteca, estamos invirtiendo en nuestro futuro, destinando una parte importante de nuestros ahorros. Tener una vivienda de propiedad es una inversión de futuro, que te permite vender y recuperar parte del dinero en cualquier momento. De hecho, la situación económica actual anima a considerar la opción de hipotecarse, puesto que el bajo nivel en que se encuentra el euríbor puede reducir significativamente los intereses que pagaríamos en caso de contratar una hipoteca. Además, los precios de los pisos, a pesar de no ser bajos, se puede considerar que han moderado relativamente su precio después del año de pandemia.
Adquirir una vivienda equivale a ser propietario de una cosa fija, material y que siempre estará allá, y que por lo tanto nos resultará beneficioso si nuestro plan de futuro implica tener estabilidad: mantenernos en el mismo lugar durante años, tener un trabajo estable que no nos exija cambiar de localidad o que el espacio sea el adecuado para los planes familiares que tengamos.
El alquiler: libertad… ¿A qué precio?
El alquiler es la opción opuesta a la compra, y lo podemos resumir con las palabras libertad y flexibilidad: nos permite no estar ligados a ninguna de las viviendas que escogemos, y si en un año nos queremos marchar porque vamos a trabajar en el extranjero, llegan unos vecinos que no nos gustan, o simplemente para cambiar de aires, no hay ningún problema, sacado de las condiciones particulares que hayamos firmado en el contrato. Una gestión que también suele ser significativamente más económica que en el caso de la hipoteca, puesto que no necesitaremos notario ni gestiones legales relevantes. Este es un punto clave para los jóvenes o las familias con menos recursos que no disponen de ahorros suficientes para realizar los trámites de una hipoteca.
Esta flexibilidad esconde, pero, un hándicap importante: la duración limitada de los contratos. El alquiler que hemos cogido durará un tiempo determinado de años. A partir de entonces, es posible que el precio cambie y aumente. Independientemente del barrio o población en que vivimos, podemos encontrarnos en la situación de no poder pagar el nuevo alquiler, a pesar de haber estado muchos años pagando regularmente un dinero que al final “hemos perdido”: no se ha traducido en hacernos propietarios.
También hay que recordar que la libertad que puede proporcionar un alquiler puede ser un concepto relativo, puesto que hay cosas sobre las cuales no podemos escoger, por ejemplo las reformas del piso que queramos hacer, para las cuales necesitaremos el permiso del propietario.
Nuestra situación y nuestro perfil son únicos
Comprar o alquilar pueden parecer, y ciertamente son, dos conceptos opuestos, pero al fin y al cabo, no dejan de ser dos caras de la misma moneda: la necesidad de tener un lugar donde vivir.
Al final, cada persona es un mundo, y lo que unos pueden considerar básico, para otros no es más que un lujo innecesario, o incluso, una desventaja. Tenemos que hacernos una idea de cuáles son nuestros planes de futuro y, de acuerdo con nuestra situación personal y nuestras finanzas, escoger una opción u otra.
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Depén del perfil de cadascú i circumstàncies, ja que poden canviar en qualsevol moment, per tant es més una decisió que una situació. ✍️
👏
També és important tenir present que un immoble hipotecat a 30 anys, a banda dels interessos que s’hagin liquidat al final del periode, es tractarà d’un actiu vell que caldrà reformar o mantenir durant tot aquell temps. Moltes vegades això acaba suposant tornar a hipotecar o demanar un crèdit per fer front a aquesta situació.
En definitiva, el que hauríem de veure tots, sigui compra o lloguer, és que estem pagant una «subscripció» per tenir sostre, i que aquesta dura tota la nostra vida.
És una forma molt bona de veure-ho, moltes gràcies per aportar al teu punt de vista a la plaça!
Estic d,acord
Cada moment es diferent
Totalment d’acord, Ricard!
Tot depèn del moment de la vida
Benvinguda Alícia, unes paraules molt encertades. Que passis molt bon vespre!
👍