Frederica Montseny, una ministra anarquista

La igualdad entre mujeres y hombres no solo se logra con el derecho de sufragio universal. La plena igualdad radica en cambiar las estructuras más profundas de la sociedad patriarcal. Se debe trabajar por una sociedad que refleje una verdadera relación entre iguales. Seguimos con el ejercicio histórico que nos propone Oriol Garcia Farré, agente de 11Onze e historiador, sobre grandes personajes femeninos de nuestra historia contemporánea, en este caso la líder anarquista Frederica Montseny.

 

A principios del siglo XIX Cataluña emprendió el camino hacia la modernidad por medio del proceso de industrialización. La mecanización de la industria textil y la vertebración del territorio, con la construcción de la red ferroviaria y de carreteras, posibilitaron que el país se convirtiera en una de las economías más dinámicas de Europa.

El capitalismo surgido de aquel proceso generó grandes beneficios para pocos a expensas de grandes desajustes sociales. Inevitablemente, apareció el movimiento obrero, que obligó a las clases más acomodadas a reflexionar sobre si era lícito obtener unos beneficios constantes sin efectuar un reparto equitativo de la riqueza. Entonces apareció la pregunta clave: ¿es inevitable la lucha de clases?

La Historia ha visto como en los últimos siglos infinidad de teóricos han abordado la cuestión. Muchos han teorizado y legitimado voluntades obreras contra la explotación laboral burguesa. E infinitud de movimientos sindicales han trabajado para liberar al obrero de la opresión del patrón.

 

Intereses contrapuestos

La lucha de clases ha llevado a los obreros a utilizar el derecho de huelga y, como última opción, el enfrentamiento físico para lograr sus reivindicaciones. Y a los burgueses, apoyados por la potencia de la plusvalía, les ha permitido presionar a instituciones públicas para contrarrestar las legítimas reclamaciones de los trabajadores. Cuando este entendimiento ha sido imposible, han aparecido la guerra y los campos de concentración.

La dialéctica sobre las estrategias revolucionarias a seguir para la abolición del capitalismo y los procesos para lograr una sociedad igualitaria -que también significaría el final de la opresión hacia las mujeres- se convirtió en el caballo de batalla del feminismo radical de la primera parte del siglo XX.

Muchas han creído que, para eliminar la desigualdad de género, primero había que luchar para acabar con las clases sociales, el patriarcado y la Iglesia. Después de todo esto, se conseguirá la emancipación real de la mujer. El sufragio universal femenino no sería suficiente, solo una ilusión progresista para controlar su voz. Por lo tanto, para las anarcofeministas había que ir mucho más allá. ¿Sería la dictadura del proletariado la que traería la plena igualdad de ambos géneros? En este proceso, ¿sería necesario también destruir el Estado, símbolo de control burgués?

Una líder libertaria

Nadie hubiera imaginado nunca que una líder anarquista como Frederica Montseny i Mañé (1905-1994) llegara tan lejos. Hija única de un matrimonio que militaba en las incipientes ideas libertarias, forjaría su carácter revolucionario ya desde muy pequeña. La adquisición de conocimiento, efectuado por línea materna, la impregnaría de un fuerte sentimiento de libertad, el cual modelaría su carácter como mujer.

Frederica Montseny entendía que la lucha de clases era el camino necesario para lograr la plena libertad individual, el poder de decisión y la elección de la forma de vida. Todo ello configuraría la esencia del individuo dentro de la sociedad. Y, en este proceso de liberación, tanto para mujeres como para hombres, sería de vital importancia la adquisición de conocimiento.

Esta líder anarquista entiende que las mujeres tienen que vivir en absoluta libertad y que debe haber un equilibrio perfecto entre mujeres y hombres. Por lo tanto, su marco mental está muy lejos del yo femenino como complemento de tú masculino que imperaba en su época, lo cual la llevaría al exilio a partir de enero de 1939.

Muy prontodestacó por su facilidad para la escritura, así que empezó a colaborar en la prensa anarquista y finalmente se afilió a la Confederación Sindical de los Trabajadores (CNT). Tanto ‘La Revista Blanca’, órgano teórico del anarquismo español, como el diario ‘El luchador’, de carácter más satírico, se convertirían en unos inmejorables altavoces para divulgar su pensamiento anarquista: entre 1923 y 1936 Frederica Montseny escribió más de seiscientos artículos.

 

Una anarquista en el Gobierno

La Historia le tenía preparado un reto enorme, de esos que te sitúan ante un dilema existencial importante. Pocos meses después de empezar la Guerra Civil, el sindicalista Francisco Largo Caballero constituyó un gobierno de unidad nacional, donde tenían que estar representadas todas las fuerzas progresistas y revolucionarias que configuraban el panorama político del Estado. Su gobierno incluiría republicanos, liberales y miembros del PSOE, el PCE, el POUM y también la CNT.

De este modo, Frederica Montseny se convirtió en la primera mujer en la historia de España que ocupaba un cargo ministerial, como fue la cartera de Sanidad y Asistencia Social. La decisión no había sido nada fácil por su ideología y la presión del sector más purista del anarquismo, que le reclamaba la renuncia al cargo.

La terquedad y la oportunidad de la situación llevaron a Montseny a impulsar el primer decreto de legalización del aborto. De este modo, se avanzaba cincuenta años al derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.

 

Exilio forzado

Sin embargo, todo se interrumpió a raíz del triunfo del fascismo en España. En el exilio francés se toparía con el fascismo nazi, que estuvo a punto de acabar con su vida. Permaneció en Francia hasta 1977, cuando volvió para reconstruir el sindicato anarquista y proseguir con la tarea interrumpida en 1939. Sin embargo, el mundo había cambiado y la revolución había quedado relegada por el estado de bienestar.

Frederica Montseny fue una de las primeras voces que estableció una correlación directa entre la liberación de las mujeres y las ideas libertarias. No se consideró nunca feminista, a pesar de que sus tesis han acabado formando parte del cuerpo ideológico del feminismo contemporáneo.

 

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Equip Editorial Equip Editorial
  1. AlbertAlbert says:
    Albert

    El 2 de juliol de 1.977 vaig ser al primer míting de CNT després de la dictadura. Va parlar la Frederica Montseny, acabada d’arribar de l’exili, a més d’en Josep Peirats, en Juan Gómez Casas i l’Enric Marcos, secretari general de CNT a Catalunya. Erem més de 100.000 persones i l’establishment va començar a adonar-se que el moviment anarquista no solament no havia mort amb el franquisme, sinó que tornava a aglutinar moltíssima gent –la CNT tenia 300.000 afiliats–, un cop mort el criminal.
    Solució? Un atemptat de falsa bandera (cas Scala, l’any següent), infiltrats, guerra bruta judicial i repressió, que va contribuir a debilitar el moviment anarquista a casa nostra. Quants paral·lelismes amb el procés independentista, oi?
    Avui en dia, encara hi ha material del cas Scala que no pot ser consultat, perquè és informació reservada per a l’estat espanyol.

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Totalment d’acord, Albert! Cal aprendre del passat per no caure en els mateixos paranys! L’estat del benestar va ser una de les eines per adormir la revolució. Què passarà quan arribi la recessió? No ho sabem, però hem d’estar preparats. Moltes gràcies pel teu comentari. Seguim a La Plaça!

      Hace 2 años
  2. Manuel Bullich BuenoManuel Bullich Bueno says:
    Manel

    Molt interessant

    • Oriol Garcia FarréOriol Garcia Farré says:
      Oriol

      Gràcies, Manel per seguir-nos i llegir-nos. Seguim a La Plaça.

      Hace 2 años
    • Jordi CollJordi Coll says:
      Jordi

      Celebrem que t’hagi agradat i que ho trobis interessant. Moltes gràcies pel teu comentari, Manel!!!

      Hace 2 años

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